Cómo consumir menos agua caliente para ahorrar energía
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El ahorro energético se ha convertido en una prioridad en la mayoría de los países del continente europeo en los últimos dos años a consecuencia de los altos precios del gas natural y el petróleo, que se han disparado por momentos debido a las tensiones geopolíticas que han venido tensionando los mercados energéticos. Si bien en los últimos meses los precios de la energía se han moderado, las tensiones geopolíticas siguen vigentes y de hecho se están acentuando cada vez más con los conflictos bélicos en Ucrania y Oriente Próximo al rojo vivo y escalando hacia mayores niveles de intensidad a medida que pasan los meses.
Por esta razón, es de prever que la inestabilidad en los mercados de la energía persistirá y por lo tanto el ahorro de energía es una prioridad y uno de los métodos más directos de ahorrar es a través de un uso responsable de los sistemas domésticos de producción de calefacción y agua caliente. Reducir el consumo de agua caliente es un método muy eficaz para ahorrar gas natural y gasóleo y algunas de las acciones y medidas de ahorro que se pueden poner en práctica a través de estos sistemas incluyen:
- Intentar reducir al mínimo la duración de las duchas con agua caliente: cada minuto de ducha gasta entre 8 y 15 litros de agua. Los expertos recomiendan no más de 5 minutos de duración por ducha, para optimizar el gasto de agua y de gas natural. La temperatura del agua no debería de superar los 30 grados centígrados.
- La instalación de atomizadores en los grifos de agua permite conseguir ahorros de agua caliente de entorno al 50% sin perder la sensación de caudal. Estos atomizadores tienen como resultado la producción de agua burbujeante que con la mitad de agua generan la misma sensación de mojado total.
- Los platos sucios hoy en día, con los últimos avances en las tecnologías de lavavajillas, no es necesario pre lavarlos antes de introducirlos en el lavavajillas. Esto permitirá ahorrar agua caliente y gas natural.
- Llevar a cabo mantenimiento rutinario del calentador de gas o de la caldera al menos una vez al año para sistemas domésticos y al menos una vez cada 6 meses para sistemas de uso industrial y de hostelería. Esto garantizará que la combustión se lleve a cabo con la máxima eficiencia, sin desperdiciar gas natural. Para esto lo más conveniente es siempre contactar con una empresa especializada en prestar servicio técnico para la marca de la caldera o calentador que se tenga. Por ejemplo, si se vive en Valencia y la caldera de gas o gasóleo que se tiene es de la marca Domusa, lo más conveniente es contactar con un servicio tecnico Domusa Valencia experto ya que es importante contactar con profesionales conocedores de las particularidades de los sistemas de calefacción de la marca en profundidad, para garantizar que el servicio de revisión o mantenimiento se llevará a cabo con todas las garantías.
- Con respecto a los calentadores de agua de gas, será necesario regularlos de manera que el caudal de agua que entra a los mismos sea el caudal óptimo para el calentamiento del agua con la cantidad óptima de gas. Los calentadores estándar tienen la capacidad de calentar entorno a 10 L/minuto, en caso de que el caudal que entra dentro del calentador sea mayor el agua no saldrá lo suficientemente caliente o, si se aumenta el gas, se consumirá gas natural de manera ineficiente.
- Evitar establecer la temperatura de funcionamiento de las calderas y calentadores de gas a máxima temperatura. Con esto lo único que se conseguirá será desperdiciar gas al calentar el agua demasiado por encima de la temperatura de confort para la ducha (30 grados) y tendrá que ser mezclada luego con agua fría en la ducha.
- La instalación de un calentador de gas de última generación con sistema de modulación y tecnología inverter es una excelente opción. Estos calentadores no sólo permiten alcanzar ahorros en el consumo de gas de entorno al 20% modulando la potencia de la llama sino que también permiten alcanzar con rapidez la temperatura correcta del agua y mantenerla estable a esa temperatura.
En conclusión, el ahorro energético sigue siendo una de las mayores preocupaciones y prioridades de los gobiernos europeos debido a las tensiones geopolíticas actuales, que mantienen inestable los precios de materias primas como el gas natural o el petróleo. El gas natural es fundamental para mantener los hogares calientes en invierno y para la producción de agua caliente en los hogares, pero también para hacer funcionar las industrias y para la producción de electricidad. La responsabilidad recae sobre todos y cada uno de los ciudadanos y la práctica del consumo responsable de energía y gas natural a través de los sistemas de calefacción y de producción de agua caliente es una de las maneras más sencillas y efectivas de ahorrar.
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