OCIO
Cinco planes que no te puedes perder este fin de semana en Sevilla

A la conquista del turismo deportivo

puntadas con hilo

La capital ya vivió su sueño olímpico, apagado a golpe de fracasos y despilfarro, y ahora brilla en el calendario deportivo internacional

¿Son éstos los Juegos por fascículos que decía Samaranch?

Presentación del Maratón de Sevilla en los Reales Alcázares. / Belén Vargas
María José Guzmán

18 de febrero 2017 - 21:27

Una Sevilla olímpica. Ése fue el sueño de un alcalde, el que pudo cortar la cinta de la Expo, que se empeñó en mantener viva la llama ilusionante del 92 a base de pugnar sin desaliento por una antorcha que nunca se quedó en la capital. Pero, en el camino, sembró una semilla en la ciudad que ha ido germinando a lo largo de las dos décadas. Hay muchos que hoy critican aquellas intentonas. Más por la inversión que se hizo en infraestructuras como el Estadio de la Cartuja -que fue quizás precipitada y, sobre todo, disparatada- y el coste que supuso mantener una oficina olímpica, no por la osadía de querer competir por unos Juegos. Hasta tres intentos fallidos hubo: 2004 y 2008, candidaturas que no pasaron el corte, y 2012, cuando Madrid le arrebató a Sevilla el honor de ser candidata.

Los sevillanos se pasaron más de diez años soñando con el olimpismo, lo demostraban las encuestas del momento en las que una mayoría aplastante apoyaba esa carrera de fondo. ¿Y sirvió para algo? Quizás para vivir unos Juegos "por fascículos". Ésa es una expresión acuñada por Juan Antonio Samaranch, ex presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), fallecido hace siete años y que pasó a la historia como el refundador del olimpismo moderno, una filosofía de vida que hizo también suya el alcalde antes aludido, Alejandro Rojas Marcos.

El andalucista, despropósitos aparte, ideó una Sevilla, ciudad del deporte, que luego han ido cuidando en mayor o menor medida sus sucesores en la Alcaldía. A mediados de la era de Alfredo Sánchez Monteseirín, la hora del olimpismo había caducado, pero ya se habían fijado nuevas metas y ese concepto de ciudad ya había calado. Ahí queda una excelente red de instalaciones deportivas en los barrios, por ejemplo, que cuenta con el marchamo de los gobiernos de izquierdas.

Aunque la apuesta no entiende de ideologías. Juan Ignacio Zoido agarró fuerte la promoción de Sevilla a base de eventos deportivos, también de rodajes de cine y televisión. Y no dudó en coger el relevo a Monteseirín en la organización de eventos como la Copa Davis -hubo una cita en 2004 y otra en 2011, en las dos Sevilla fue talismán para Rafa Nadal- o el Mundobásket, para lo que se había proyectado un nuevo pabellón multiusos que no salió adelante por falta de financiación. [Por cierto, y salvando los números, a la lista de despropósitos de estas aventuras en nombre del deporte que lidera el Estadio de la Cartuja se suma la Davis y sus cubiertas: una fue robada y la otra permanece almacenada, desgüace intolerable].

Si el citado pabellón, al estilo de los Arena de las grandes capitales del mundo, se hubiera llegado a construir, sin duda, la huella de este evento hubiera calado mucho más entre los sevillanos. No obstante, el Mundial de Baloncesto de 2014, como antes los campeonatos mundiales de atletismo de 1999, piragüismo y remo en 2002, balonmano en 2013, golf en 2004 y los europeos de natación de 1997 y balonmano de 1996, entre otros, han tenido un importante impacto en la ciudad. Contante y sonante. Este año, el Ayuntamiento estima que el Maratón de Sevilla dejará 11 millones de euros, dos más que la anterior edición, en una ciudad que ha recibido este fin de semana a 14.000 corredores. Sevilla ha ido haciendo su particular carrera de fondo sumando prestigio y conquistando el pódium de las ciudades atractivas para el turista deportivo.

A Juan Espadas le ha tocado el reto de hacer crecer la marca. Su objetivo es consolidarla en el exterior como una ciudad referenciada en varios asuntos y uno es claramente el deporte. A eso responde la campaña que se ha desarrollado en el marco de Fitur este año para presentar a Sevilla como una ciudad con una agenda de actividades deportivas para todos los meses del año. Y el socialista, que presume de capacidad para consensuar y sentar en la mesa a todas la partes, está trabajando en una programación junto con los clubes y las federaciones, los deportistas y los agentes turísticos.

Sevilla está muy bien posicionada en sectores como el turismo, pero necesita diversificar su oferta y trabajar en otros productos de excelencia. Espadas ha apostado decididamente por colocar otras citas como el Medio Maratón de Sevilla o el Zúrich Maratón de hoy domingo entre los referentes en España y fuera y está batiendo récord de participación.

No es mal asunto correr por esta senda y tratar de extrapolar la experiencia a otros sectores. Sevilla tiene una marca muy potente, pero no se vende sola, ni antes ni ahora. Copar los primeros puestos de los ránkings tiene un trabajo y un precio detrás.

Postdata.Por cierto, incidiendo en algo que ya se apuntó aquí la semana pasada, para ránking controvertido el de superficie comercial en una ciudad que, paradójicamente, no quiere vivir sólo del comercio y la hostelería: los centros comerciales proyectados en estos momentos en Sevilla y su área metropolitana suman más de 700.000 metros cuadrados. Y los últimos desarrollos de suelos productivos en la capital no son para otra cosa.

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