¿Cómo será el tiempo en la Sevilla del futuro?
Cambio climático
En 1951, la temperatura media de Sevilla era de 18,4 grados, la cifra ha aumentado hasta los 19,7 actuales y será casi 3 grados superior en 2050
La capital ha tenido este invierno 212 horas más de sol, que equivalen a casi 9 días completos
El cambio climático nos afecta a todos, pero ¿cómo? En Sevilla se nota que hace ahora más calor que antes. Una afirmación que es común en los corrillos de nuestros mayores y que es totalmente cierta según los datos del último informe del Observatorio de Sostenibilidad a partir de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
En 1951, la temperatura media era de 18,4 grados. Hoy, 67 años después, la cifra ha aumentado hasta los 19,7 de la actualidad. 1,3 grados más que sitúan a Sevilla en el puesto número 28 entre las 52 ciudades españolas cuyas estaciones meteorológicas han sido analizadas para este informe. Aunque esta cifra pueda parecer poco significativa, según datos de la Aemet, la media del país en los últimos cinco años fue de 15,9º y es aquí dónde se puede apreciar como Sevilla supera y mucho la temperatura media española y no es algo reciente. Si continúa la tendencia actual y no se ponen en marcha actuaciones de mitigación, Sevilla habrá ganado en 2050 más de cuatro grados de temperatura media anual con respecto a hace cincuenta años.
La Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible en su publicación El clima en Andalucía en el siglo XXI va más allá. Según este estudio, dentro de 30 años el aumento medio de las temperaturas mínimas será de 1,7 grados y de 2,2 en las máximas. De no actuar a tiempo, la cifra será más alarmante en 2100, cuando se prevé que las mínimas aumenten cuatro grados y las máximas 5,4.
Este es un dato que todavía está por alumbrar pero que a día de hoy se traduce en transiciones estacionales que van prácticamente del invierno al verano, con menos tiempo de otoño y primavera. La información extraída del resumen climático del invierno 2018-2019 elaborado por la Aemet y hecho público esta semana advierte de ello. El verano es ahora cinco semanas más largo que hace 40 años. En los 70, el periodo estival mas caluroso solía comenzar el 15 de julio y terminaba el 16 de septiembre, mientras que hoy empieza el 11 de junio y finaliza el 22 de septiembre. Según este informe, en Sevilla la estación veraniega ha ido ganando diez días por décadas desde entonces hasta el periodo actual.
Según este informe, éste ha sido el invierno con temperaturas máximas en promedio más altas, casi 2 grados por encima de la media del periodo 1981-2010. Además, ha sido una estación muy soleada. Uno de los indicadores de este hecho son los valores de insolación, es decir, las horas de sol. Horas en las que el cielo ha estado despejado y sin precipitaciones. Así, Sevilla ha tenido este invierno 212 horas más de sol de lo normal, teniendo como referencia los valores de los últimos 30 años (desde 1981 a 2010). Este dato equivaldría a 8,8 días completos. Según la estadística, en la estación del Aeropuerto de San Pablo se han registrado 739,7 horas de sol cuando lo normal en esta base de medición de la Agencia Estatal de Meteorología son 527,6 horas.
Los casi 50 grados que se rozan en la capital en algunos tramos del verano son consecuencia de un calentamiento global que poco a poco acaba influyendo en nuestro día a día, desde los hábitos a la salud. Según el Ministerio de Transición Ecológica, hay informes que predicen la extinción de animales y plantas, ya que los hábitats cambiarán tan rápido que muchas especies no se podrán adaptar a tiempo. Además se darán más casos y más complejos de insolaciones o alergias y es de señalar que entre 2006 y 2017 han fallecido 83 personas por golpe de calor en España y entre 2004 y 2016, 446 personas por exposición al calor excesivo.
Es aquí donde entra en juego otra de las consecuencias del cambio climático. En Sevilla hace calor, pero también llueve poco. Luis Fernando López Cotín, delegado territorial de la Aemet en Andalucía, Ceuta y Melilla, ya puso la voz de alarma hace algunos días. A las altas temperaturas que se han soportado en la provincia en los últimos meses hay que sumarle la situación de sequía que atraviesa la región. Sevilla acumula casi una década de escasez de lluvias durante el periodo invernal.
La provincia arrastra ya ocho años con escasez de precipitaciones, la serie de sequía más prolongada, en invierno, desde 1951. Desde 1965, el invierno 2018/2019 ha sido el quinto más seco; y el segundo trimestre más seco, en España, desde que comenzó el siglo XXI.
"Existe calentamiento según vemos a través de los datos climatológicos. Los datos sobre el clima se refieren a periodos largos de tiempo, a partir de los treinta años. Desde la Aemet realizamos una revisión cada trimestre, siguiendo una recomendación de la Organización Meteorológica Mundial, para analizar el calentamiento global ", explica el delegado territorial de la Aemet.
Según el informe de la Junta de Andalucía, arriba expuesto, el municipio de Algámitas será, no sólo en Sevilla sino en el territorio andaluz, el que padezca de manera más acusada la reducción de las precipitaciones en este siglo. Del descenso del 6,76% que se espera hasta el año 2040 se pasará a una reducción de las lluvias de un 25,37% entre 2071 y 2100.
Quizá porque las consecuencias se producen de manera paulatina y no a corto plazo no merece tanto la atención política, pero ¿cómo podría prepararse la ciudad para combatir estos efectos?
Las olas de calor en las zonas urbanas son mucho más tolerables con la presencia de árboles. Una cuestión que toma especial relevancia en Sevilla donde actualmente se tienen en marcha varios grandes proyectos para reverdizar la ciudad: la Avenida del Greco, la Avenida de la Paz, la Ronda del Tamarguillo o la zona conocida como El Esqueleto, son algunos ejemplos. La remodelación de la avenida de El Greco es el emblema de ciudad saludable que utiliza el Ayuntamiento de Sevilla en el apartado de desarrollo sostenible del Plan Estratégico 2030, presentado esta semana. Esta arteria principal del Polígono de San Pablo será reurbanizada con unos criterios sostenibles y servirá como experiencia piloto que se podrá exportar a otras calles y zonas de la ciudad. Más árboles, zonas de sombra, espacios peatonales y suelos "ecoeficientes" aparecen como las claves para adaptar la ciudad a los nuevos tiempos que se avecinan. Una ciudad en la que el papel que juegan los árboles es vital hasta el punto de que la diferencia entre medir la temperatura a la sombra o bajo el sol puede llegar a los 10 grados.
Enrique Figueroa. Catedrático de Ecología de la US
"Hay que actuar hoy, hacerlo mañana ya es tarde. Es un horror lo que se espera en Sevilla"
El catedrático de Ecología de la Universidad de Sevilla y director de su oficina de sostenibilidad, Enrique Figueroa, asegura que el cambio climático y sus efectos es algo muy serio. "Hay que actuar ya, empezar mañana ya es tarde", afirma con rotundidad. Figueroa alerta del "horror" al que se enfrenta Sevilla en los próximos años y considera que en la ciudad "hace falta una política del árbol a largo plazo" para mitigar unos efectos que serán "desbastadores" en una ciudad en la que existe una "tremenda diferencia" entre los barrios. "Hay avenidas que no cuentan con ninguna adaptación para el cambio climático", explica.
El catedrático alerta de determinadas zonas de Sevilla en las que no hay parques. Hace especial mención a la Ronda del Tamarguillo, una zona que carece de zonas verdes y donde el gobierno de Juan Espadas ha proyectado recuperar el bulevar a través de una pérgola gigante de hormigón con velas de colores que aportarán más sombra. No obstante, para Figueroa es un "error político". "Es un dineral para nada", afirma e insiste en que "para detener el ultravioleta hacen falta árboles", aunque advierte que no sirve cualquiera ni en cualquier sitio.
"El papel del árbol es esencial, pero hay que saber qué árbol y cómo hay que mantenerlo, con las podas necesarias. Un ejemplar con su porte natural da confort. No sirve cualquiera. El modelo global del gobierno de Juan Espadas es bueno, pero se debería contar con más expertos", afirma.
El material del suelo también influye. La losa de la Avenida, el adoquín del Real Alcázar o la pizarra del Archivo de Indias soportan temperaturas extremas para los peatones a las horas centrales del día mientras las zonas cubiertas de albero solventan estos extremos con bastante diferencia. El propio Figueroa constató hace unos años en un estudio publicado por este periódico que la losa de la Avenida de la Constitución guardaba a las cuatro de la tarde una temperatura superior a los 60 grados en el mes de julio.
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