El comercio de Sevilla agoniza con la pandemia
Los efectos del Covid
Medio centenar de locales del Casco Antiguo permanecen cerrados después del estado de alarma
Cortefiel, Zara y Springfield abandonan las principales calles de la ciudad
El comercio en Sevilla agoniza. Calles donde los locales vacíos se multiplican. Los carteles de “se alquila”, “se vende” o “se traspasan” se han convertido en una constante del paisaje urbano, sin olvidar los anuncios de las tiendas aún abiertas que advierten de ofertas de liquidación como prólogos de cierres definitivos. Esquelas de una actividad herida de muerte por el pitón de la pandemia. Y lo peor: las noticias actuales invitan a ser poco optimistas. La incertidumbre –ante los continuos rebrotes de Covid– dibujan un futuro poco esperanzador para un sector que, ligado al del turismo, vive uno de sus años más difíciles tras haberse logrado resarcir, a duras penas, de la crisis financiera de 2008.
Una situación que no sólo resulta dramática en los negocios del Casco Antiguo, sino que se extiende a todos los barrios. Incluso el presidente de la federación de comerciantes (Aprocom), Tomás González, considera que estos últimos serán, con el tiempo, los más perjudicados por la actual crisis: “Las tiendas de barrio serán las más afectadas, puesto que las del centro de la ciudad están asociadas al turismo que, ahora mismo, no existe por un motivo circunstancial. Cuando los visitantes vuelvan, los negocios se recuperarán, pero no así los de otras zonas, en las que la crisis económica tardará tiempo en desaparecer”, afirma González, quien mantiene en este asunto una visión más optimista que otros representantes del sector: “No se puede criminalizar a Sevilla de lo que está ocurriendo, pues sucede igual en todo el mundo. La recuperación depende exclusivamente de cómo evolucione la pandemia y en todas las capitales europeas, desde hace ya bastante décadas, el comercio en los cascos antiguos se ha vinculado al turismo”.
Para el presidente de Aprocom, los numerosos locales vacíos que hay en el centro de Sevilla no son resultado exclusivo del estado de alarma y del desplome económico que ha provocado el coronavirus. “Si están sin actividad se debe a que el propietario y el dueño del negocio no han llegado a un acuerdo o a que se ha quedado obsoleto. La pandemia, en todo caso, es un motivo más, pero no el único”, refiere González, quien asegura que este tipo de inmueble, en las vías comerciales del Casco Antiguo, no pierden su valor pese a las actuales circunstancias. “Cuando se reactive la economía, volverán a ocuparse”, añade el representante de los comerciantes, quien anima a los sevillanos a realizar las compras en las tiendas de sus barrios, donde se encuentran los negocios familiares autóctonos y que no suelen estar respaldados por grandes firmas, como sí ocurre en el centro de la ciudad.
Un desalentador paseo
Un paseo desde la calle San Eloy hasta la Plaza de la Encarnación y desde allí a la Plaza Nueva y la Magdalena ofrece una visión en conjunto del difícil momento que atraviesa el sector. En la calle San Eloy, por ejemplo, hay una quincena de locales vacíos y un establecimiento que se encuentra en liquidación. En Cuna –la mitad de la cual está levantada este mes de agosto por obras– hay otros 13 en la misma situación. El centro cultural flamenco de esta calle permanece cerrado. No muy lejos de allí, en Puente y Pellón, son ocho inmuebles los que se encuentran disponibles al estar vacíos, incluido el de Novias Cira, ya colindante con la Plaza del Pan.
Una cifra similar es la que ofrecen vías como Rioja, con ocho establecimientos sin actividad; y O’Donnell, con seis en idéntica situación. Las calles que parecen resistir mejor el envite de la pandemia son Sierpes (donde sólo se contabilizan cuatro locales vacíos, de los que en uno se anuncia una próxima apertura) y el eje formado por Velázquez-Tetuán, donde no hay locales disponibles pero sí llama la atención que permanezcan cerradas importantes firmas, como la de calzado Paco Rodríguez y la de complementos sevillanos Foronda, que ha concentrado su actividad en la tienda que posee en el número 33 de Sierpes y en Argote de Molina, mientras que mantiene sin abrir la que se encuentra en la esquina con Sagasta y la de Tetuán. En este eje también hay otra enseña cerrada, Cortefiel, que ha trasladado la plantilla que trabajaba en dicho local de tres plantas a la tienda abierta el año pasado en el centro comercial Lagoh. Esta firma llevaba tres lustros en el centro de la ciudad. La crisis del Covid ha sido el último empujón para abandonarlo.
Todo hace prever que no sea ni la única ni la última. La asociación que representa a los comerciantes del Casco Antiguo de Sevilla (Alcentro) maneja un informe en el que se desvela que el 2% de sus asociados abandonarán los establecimientos que poseían en este distrito y se marcharán a otras zonas de la ciudad con rentas de alquiler más bajas “y mejor accesibilidad”. Una puntualización a tener en cuenta en pleno debate sobre la implantación de Plan Respira, que restringirá aún más el tráfico en el Casco Antiguo. Un 8% de los afiliados de Alcentro ha comunicado ya el cierre definitivo de sus negocios.
Esta asociación –presidida por María Pérez Beltrán– estima que el número de comercios situados en esta amplia zona de la ciudad se aproxima a los 2.000. Recuerda que dicho sector tiene una influencia en el PIB de Sevilla del 10,33% y que representa el 16,68% del empleo que se genera en la provincia.
La "devaluación" de Asunción
Como se advirtió antes, la situación de agonía no sólo la sufren las tiendas del centro, sino que se extiende a otras vías comerciales de la capital andaluza. Así, por ejemplo, en la calle Asunción, una de las arterias principales del barrio de Los Remedios, la debacle de la pandemia se suma a la metamorfosis que ha experimentado esta zona desde que se procedió a su peatonalización a comienzos de esta década. El presidente de los comerciantes de Asunción, el sastre Manuel Ibáñez, se muestra bastante pesimista: “Esto no remonta. Ya han cerrado varios locales y seguramente lo harán algunos más los próximos meses”. Entre las firmas que han abandonado Los Remedios se encuentran Zara y Springfield, marcas dirigidas a un público joven.
A diferencia de lo que ocurre en las calles del centro, Asunción es una de las vías de la ciudad que puede presumir de tener más público a todas horas del día, puesto que se trata de una zona residencial donde no llegó la moda de los pisos turísticos (pese a su cercanía con el principal enclave monumental de Sevilla). Una importante presencia de personas que también obedece a la peatonalización referida antes, lo que cambió la filosofía comercial de esta arteria de Los Remedios.
“Antes las firmas de élite se disputaban la presencia en Asunción. Cuando se peatonalizó, primero llegaron los bares, muchos de los cuales han tenido que cerrar, y ahora se han implantado las tiendas de chinos y de ropa ‘low cost’”, explica Ibáñez, que aporta en esta “devaluación”otro dato a tener en cuenta respecto al Casco Antiguo. “En el centro las rentas de los locales siguen estando alta, en una media de 2.000 euros al mes, pero aquí han bajado a la mitad. Lo máximo que se paga son 1.200”.
Para Ibáñez, esta condición influye de forma decisiva a la hora de que el comercio se reactive en una determinada zona, pues supone un coste que estrangula o permite continuar con la actividad, de ahí que solicite ayudas al Estado para hacer frente a los gastos “fijos” de los profesionales del sector, como la luz y la renta.
La parálisis en el antiguo arrabal
En Triana la situación no pinta mucho mejor. En calles como San Jacinto hay, al menos, tres negocios que han echado el cierre definitivo por la pandemia y se prevé que lo hagan muchos más en otras zonas del antiguo arrabal. Así lo advierte el representante de los comerciantes del barrio, Juan Macías, quien manifiesta que “al débil sostén financiero que tenemos ahora se unen las dudas por no saber cómo se presentará el futuro a corto plazo”.
El alquiler en las principales vías comerciales de Triana no ha cambiado los últimos años, cuando el barrio se ha revalorizado tanto para la actividad residencial como comercial. Macías detalla que en estos meses los pequeños y medianos comerciantes han intentado llegar a un acuerdo con los propietarios de los locales, unas negociaciones que han acabado de la forma más diversa: desde el aplazamiento del pago de la renta hasta tener que abonarlas sin ninguna contemplación.
“La situación en el sector hostelero es muy caótica”
Ni las tiendas. Ni los bares. Ningún negocio se salva de la estocada de la pandemia. Una situación que se evidencia en la hostelería al pasear por calles emblemáticas de Sevilla. Así, en la Plaza Nueva, por ejemplo, el bar de copas Capitol permanece cerrado. Tampoco ha abierto Ochoa, una de las cafeterías de referencia de la ciudad, situada en la calle Sierpes. Igual suerte corre Becerrita, uno de los mejores restaurantes de la capital andaluza que prevé reanudar su actividad en septiembre. El presidente la asociación de hosteleros de Sevilla, Antonio Luque, califica de “muy catótica” la situación. “Hay muy pocos negocios abiertos. Sólo han retomado su actividad un 15% de los bares del centro. Muchos esperan a septiembre para que se acabe el ERTE y confiados en la Bienal de Flamenco”, advierte Luque.
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