Los comedores sociales de la capital registran hasta un 50% más de personas
Hasta 600 personas al día recurren a ambos centros por los efectos de la crisis · Las Hijas de la Caridad aseguran que tienen que poner dinero para hacer frente a la demanda.
Sevilla/Los dos comedores sociales de la capital hispalense que gestionan las Hijas de la Caridad, el de San Vicente de Paúl y el de Nuestra Señora del Rosario, han registrado hasta un 50 por ciento más de personas al atender a 600 comensales diarios debido a la crisis económica actual que atraviesa España, una cifra que aumentará en Navidad.
El Comedor Benéfico de San Vicente de Paúl, popularmente conocido como el del Pumarejo, atiende cada día a unas 280 personas que se desplazan hasta allí para poder comer, un número "que va aumentado por días", según explicó Sor Esperanza, una de las monjas que lo gestionan.
Sobre este aspecto, la hermana aseguró que han tenido que establecer turnos de comida debido a la "elevada" cifra de comensales, quienes se organizan en una cola que a veces dobla la esquina del edificio. "Es penoso ver la cola que hay para comer, sobre todo, los días que llueve y hace frío, pues la cola es para conseguir una bandeja de comida, no para ir al cine, y esto es muy duro", señaló.
Asimismo, adelantó que el número de personas aumentará ante la Navidad, sobre todo el día de Nochebuena, una tendencia que se ha incrementado en los últimos años. Por ello, destacó que además de personas sin techo e inmigrantes, también se acercarán al mismo personas de clase media que ahora tienen una economía más baja por la crisis y personas mayores a las que la pensión "no les llega".
En cuanto a las ayudas que percibe el comedor, que lleva 117 años en funcionamiento, Sor Esperanza explicó que cada año reciben un importe económico procedente del Ayuntamiento de Sevilla y de la Junta de Andalucía, aunque reconoció que los gastos han aumentado últimamente debido al incremento de asistentes. "Antes por estas fechas se notaba más la ayuda, pero ahora nosotras tenemos que poner más dinero pues no es mismo echar ocho kilos a la olla que 30", agregó.
En la misma situación se encuentra el comedor social 'Cocina Económica Nuestra Señora del Rosario', que está ubicado en la calle Pagés del Corro y que lleva cien años abierto, pues también ha experimentado un aumento del número de personas que acuden buscando algo para comer.
Una de las hermanas que gestiona el comedor es Sor Carmen, quien aseguró que en los últimos meses se ha pasado de atender a 200 personas cada día a 300 ó 320, una cifra "elevada" de comensales que "dificulta" el trabajo de las monjas y de los voluntarios ante el crecimiento de la demanda.
Por ello, Sor Carmen pidió "un poco de ayuda" para poder atender el comedor con más agilidad y alimentos para todos los días, porque el incremento de personas "no se arregla con un puñado de lentejas", añadió.
En este sentido, fuentes municipales indicaron que la Delegación de Bienestar Social del Ayuntamiento de Sevilla contribuye de forma económica con estos comedores para atender a las personas que no tienen para comer, aunque aclararon que son las monjas las que lo gestionan todo.
150 personas duermen en la calle
Además del incremento de personas en los comedores sociales de Sevilla, en Navidad también duerme "mucha" gente en la calle. Sobre este aspecto, el presidente de 'Sine Domus', Jorge López, explicó que los voluntarios de la asociación dan de comer cada día a unas 150 personas que pasan la noche a la intemperie en la capital hispalense.
Los voluntarios se desplazan a las calles o portales donde hay personas sin techo y les llevan bocadillos, aunque con motivo de las próximas fiestas, López aseguró que les proporcionarán productos más típicos como caldos y mantecados, además de ropa de abrigo. "En verano hay menos gente que duerme en la calle pues muchos van a sitios de costa y a los que se quedan les damos productos más fríos como gazpacho", agregó.
En cuanto a la influencia de la actual crisis económica que atraviesa España, el presidente señaló que se ha incrementado el perfil de las personas sin hogar con inmigrantes y mujeres de entre 40 y 50 años, aunque destacó que, sobre todo, los voluntarios llevan la comida a personas mayores.
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