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El colmo de un atracador

Sucesos Historia de un delincuente habitual

Un hombre se traslada a Urgencias con un dolor tras robar en una heladería y allí se encuentra con las empleadas a la que amenazó que, aún asustadas, facilitaron el arresto

C. Gavira Guerra

13 de agosto 2010 - 05:03

Las casualidades y las coincidencias existen. Y, a veces, dan pie a historias insólitas dignas de chascarrillos. Cuál es el colmo de un atracador. La respuesta está en el suceso que tuvo lugar en el centro de Sevilla el pasado día 5 de agosto, de madrugada. Las empleadas de una heladería reconocieron, mientras esperaban a ser atendidas en las Urgencias del Hospital Virgen Macarena, al hombre que minutos antes les había amenazado en un intento de robo en su establecimiento.

Increíble pero cierto. Las tres muchachas fueron trasladadas en ambulancia al centro hospitalario para ser atendidas del ataque de ansiedad que sufrían después de que el presunto atracador, Rafael R.R., amenazara a las empleadas del establecimiento, cuyo nombre no quiso desvelar ayer la Policía por respeto a las víctimas.

Espeluznante situación para las jóvenes: estar esperando en la sala de Urgencias y, de repente, ver al atracador es una situación propicia al infarto. Cualquier médico podría haber pensado que las pacientes estaban delirando, reviviendo la experiencia o soñando. Pero no fue así. No eran secuelas del atraco. Lo que las chicas estaban viendo era cierto y aún no habían olvidado el rostro del atracador.

El agresor se encontraba en el ala de Urgencias esperando a ser atendido, al parecer, aquejado de un dolor en la pierna, según explicaron fuentes policiales. Las chicas trataron de actuar con calma y avisaron inmediatamente a los vigilantes de seguridad del hospital que lo retuvieron hasta que llegó la Policía Nacional, que lo arrestó tras ser atendido por los médicos.

Los hechos ocurrieron en la madrugada del 4 al 5 de agosto, sobre la 01:00, cuando las tres empleadas de la heladería fueron asaltadas por el detenido, que entró dos veces al establecimiento. La primera para hacer un reconocimiento del lugar y asegurarse del éxito del robo; y la segunda para beber agua. Algo que les resultó extraño y levantó la sospecha de las chicas, que no llegaron a avisar a la Policía. Al poco tiempo, cuando estaban cerrando el local, el detenido regresó con una navaja, que puso a la altura del abdomen de una de las empleadas, exigiendo al resto del personal que le dieran todo el dinero "o si no clavaría la navaja a su compañera".

La cosa no quedó aquí. Antes de marcharse, amenazó "con volver y darles una paliza si avisaban a la Policía y no le daban el tiempo suficiente para huir", según indicaron ayer fuentes de la Policía Nacional. Cuando los agentes llegaron, el atracador, de 25 años, ya había huido. Los policías tuvieron que atender a las empleadas en el interior del local antes de trasladarlas al hospital con un ataque de ansiedad.

El agresor, que pudo ser detenido en el centro sanitario, está acusado de un delito de robo con violencia e intimidación. Fue trasladado a los calabozos de la comisaría de Blas Infante hasta el pasado sábado, cuando pasó a disposición judicial y, posteriormente, a prisión, donde se encuentra en la actualidad. Sobre el detenido pesan ocho detenciones anteriores, casi todas por delitos similares.

Afortunadamente todo quedó en un susto, eso sí, difícil de olvidar. Una historia complicada de entender, como señalan los lectores de este diario en la versión digital (www.diariodesevilla.es), donde algunos se preguntan que si el atracador no tenía otro momento para ir al hospital.

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