Colegios de Educación Especial en Sevilla: 700 alumnos que la ley Celaá quiere trasladar
Educación
Los centros específicos llevan años aplicando la escolarización combinada, que permite que los menores reciban parte de la enseñanza en un colegio ordinario
La atención especializada que requieren algunas discapacidades hace imposible su traslado a centros convencionales
No es la primera vez que los colegios de Educación Especial se encuentran en el punto de mira de una reforma de la enseñanza. Ya lo han estado en ocasiones anteriores. El debate (derivado en polémica y confrontación política) que ha abierto de nuevo la ley Celaá es un viejo conocido: la conveniencia o no de que estos centros desaparezcan para integrarse en los de docencia ordinaria. Una intención que -analizada sin matiz ideológico o posicionamiento previo- puede considerarse óptima (fomentar la inclusión plena del alumnado que atienden), pero irrealizable si se tiene en cuenta la realidad de estos colegios.
Antes de nada debe precisarse que las distintas modalidades de la Educación Especial (EE) no son compartimentos estancos. Ni mucho menos. El uso de una u otra por un menor puede cambiar en función de su avance. En este punto, Miguel Soriano Sánchez, profesor de EE, logopeda, médico y presidente de Auxilia Sevilla (organización especializada en atender a dicho alumnado) explica que existen cuatro alternativas para prestar servicio a menores que, por algún tipo de discapacidad, requieran de una atención especial durante su formación académica.
Así, en primer lugar, se encuentra la integración total en el aula ordinaria (modalidad A), el apoyo variable a un alumno que recibe clase en un aula ordinaria (modalidad B) y el aula de Educación Especial. Estas tres modalidades se desarrollan en centros de educación ordinaria. La cuarta es la que concierne a los específicos de EE. No obstante, Soriano puntualiza, al hilo de lo subrayado antes, que también existe "la escolarización combinada", que permite que el alumnado se encuentre matriculado en un centro ordinario y acuda al específico para recibir ciertas terapias.
La provincia de Sevilla dispone actualmente de 13 colegios de EE. Destaca aquí el alto nivel de concertación, pues sólo tres son públicos y diez concertados, debido a la elevada experiencia que poseen entidades privadas especializadas en asistir a menores que necesitan una atención diferente durante su aprendizaje. El número de menores que acude a estos centros ronda los 730.
Un centro con 40 años de experiencia
El Colegio Arco Auxilia se encuentra en Nervión, donde atiende a 40 alumnos de NEEP (necesidades educativas especiales permanentes). Posee cuatro unidades básicas y otras dos de transición a la vida adulta. En él trabajan seis profesoras de EE, dos técnicos de aula, dos fisioterapeutas, dos logopedas, cuatro técnicos sociosanitarios, una empleada de administración y otra encargada del servicio de limpieza. Además, se cuenta con el apoyo del equipo multidisciplinario de la Fundación Auxilia, que consta de una trabajadora social, una enfermera, una psicóloga, un médico y una educadora social.
Auxilia posee amplia experiencia en este campo, pues lleva desde 1952 trabajando en la enseñanza domiciliaria con personas con discapacidad o con enfermedad de larga evolución. En 1972 comenzó a prestar este servicio a través de centros de EE. El primero que abrió en la capital andaluza fue en 1980. En todo este tiempo el debate sobre la integración de estos colegios en los ordinarios ha sido una constate. Rara es la vez que, a raíz de una reforma educativa (ya son ocho desde que comenzó la democracia), no sale a la palestra el asunto.
"Es un debate que data de mediados de los años 80, en el que se intentó hacer desaparecer los centros de educación especial sin otra alternativa que la integración en los ordinarios. El tiempo y las circunstancias confirmaron la inviabilidad de esta solución", recuerda el presidente de Auxilia Sevilla, quien, no obstante, puntualiza que "esto no quiere decir que no pueda existir un retorno a la escuela ordinaria, como ocurre cuando el alumnado alcanza unos niveles adecuados que le permiten el regreso".
Soriano defiende que los centros de EE tienen "vocación de integración", ya que se crearon para atender a las personas que habían sido excluidas de la atención educativa por su discapacidad. "Auxilia comenzó su andadura en Sevilla dando clases a domicilio, presentando al alumnado a las pruebas para obtener el extinto título de graduado escolar, consiguiendo que los centros trasladaran un aula de planta alta a baja para admitir a personas en silla de ruedas y un largo etcétera", recuerda el responsable de esta organización.
Los objetivos de la Lomloe
La Lomloe contempla que estos centros, una vez que sus alumnos se hayan integrado en colegios ordinarios, se conviertan en "referentes" para la orientación y apoyo a la integración de estos menores. Un fin que, en palabras de Soriano, supone una "inconcreción". Según este experto, en España hay un centro de EE por cada 60 ordinarios. Una media que en la provincia sevillana baja a 46. No obstante, la duda, para el presidente de Auxilia, radica en saber "¿cómo se organiza o financia el cambio atendiendo a estas cifras?".
La principal razón que hace tambalear el propósito de la ley Celaá sobre la EE no es otra que la diversidad de discapacidades que presenta este colectivo y la imposibilidad de que todas sean correctamente atendidas como lo son en los colegios específicos. Se requiere, para ello, de una alta contratación de personal específico y, sobre todo, de una costosa inversión tecnológica. Por ejemplo, en el Colegio Arco Auxilia cuentan con el ratón de mirada (PC Eye), un periférico que permite controlar el ordenador con el movimiento de los ojos, de esta forma, un alumno accede a distintos programas para su aprendizaje.
"El equipo y la licencia puede costar alrededor de 3.000 euros", especifica Soriano, que añade que para prestar un servicio completo y en las mejores condiciones se cuenta también con un gimnasio de rehabilitación con su personal titulado y auxiliar. "Nada de esto es económico y se ha de renovar de forma constante", comenta el presidente de Auxilia, que cuestiona que todos los centros ordinarios puedan estar equipados igualmente para conseguir la verdadera integración que propone la Lomloe.
"Es un objetivo deseable el que todo alumno con necesidades educativas especiales pueda participar de la enseñanza en centros ordinarios, con los apoyos que necesitan. Sin embargo, la realidad actual no permite ser optimista". Quien así se expresa es Marcos Zamora, director general de Autismo Sevilla, una entidad que posee un centro de EE en Sevilla desde hace 20 años. En él se presta apoyo educativo a 40 alumnos con trastorno del espectro autista (TEA). Un servicio que se desarrolla en ocho aulas, cuatro de ellas de formación básica y otras cuatro de transición a la vida adulta. Su plantilla la conforman un maestro de EE especializado en autismo, uno por cada aula, formada por cinco alumnos. También cuentan con un auxiliar técnico educativo, una logopeda, un psicólogo orientador y cuatro profesores de taller para la transición a la vida adulta.
Los estudiantes con TEA
El alumnado que acude a este colegio presenta unas características muy especiales. "Requieren de un apoyo individualizado orientado a ayudarles a comprender e interpretar el mundo social y aprender claves y herramientas que puedan utilizar en todos los contextos en los que participan fuera del centro", explica Zamora. A la necesidad que presentan en común se unen otras individuales, como una discapacidad intelectual asociada, trastornos de alimentación, alteraciones en el procesamiento de la información y trastornos neurológicos, por lo que requieren de programas específicos, una atención que resulta complicada imaginar que pueda prestarse en colegios ordinarios.
"Nuestro trabajo debe ir orientado más allá del centro y existe una colaboración estrecha con la familia y con otros profesionales y personas de referencia del alumnado. El apoyo que requieren exige conocer herramientas y metodologías especializadas que adapten el contexto escolar y el currículum al perfil de las personas con autismo y de su realidad individual, que difiere de unos a otros", puntualiza el director de Autismo Sevilla.
Respecto a las intenciones que persigue la reforma educativa del Gobierno de Pedro Sánchez, Zamora entiende que "a pesar de que se ha avanzado enormemente a lo largo de estos años en mejorar la inclusión del alumnado con necesidades educativas especiales, y en concreto, con TEA, son todavía muchas las carencias que el sistema ordinario muestra para garantizar una inclusión óptima de todos los menores, incluyendo todos los perfiles con diferentes necesidades de apoyo".
Una inclusión que no resulta sencilla, en palabras de este especialista, que abunda en que para conseguirla es necesaria "una formación real e integral de toda la comunidad educativa que asegure que este objetivo es algo transversal". Ello implica, además de formación, planes que implanten diferentes acciones para equipos directivos, profesorado, familias y resto del alumnado. "Estar incluido no sólo es estar presente, sino participar y contribuir en el colegio de forma significativa con el conjunto de la comunidad. Para eso hace falta formación, conocimiento y respeto", apostilla el director general de Autismo Sevilla.
Una enseñanza con gran concertación
A diferencia de lo que ocurre en el sistema general de enseñanza, donde no abundan los ejemplos de colaboración entre centros públicos y concertados, esta relación sí es mucho más intensa en la Educación Especial. Así lo afirman tanto Marcos Zamora como Miguel Soriano. El primero recuerda los numerosos programas de formación que se han realizado a través de los centros de profesorado. Sin embargo, Zamora considera que debe desarrollarse un plan integral de especialización dirigido a los docentes y que no consista sólo en "acciones puntuales". "La inclusión del alumnado con necesidades educativas especiales requiere de un cambio cultural en el conjunto de la comunidad. Esto sólo puede desarrollarse con planes integrales en los centros, que garanticen una forma diferente de hacer las cosas y que aseguren metodologías y acciones distintas", puntualiza este especialista.
Zamora vuelve a citar aquí la importancia de la escolarización combinada a la que antes aludió Soriano y que, en la práctica, es la fórmula más cercana a lo que postula la ley Celaá y que estos centros llevan años aplicando cuando las circunstancias lo permiten: "Desde nuestro colegio, como centro de recursos, hemos impulsado proyectos de escolarización combinada, gracias a la cual nuestros alumnos participan en colegios ordinarios". Estas iniciativas contribuyen a formar a los alumnos de la enseñanza convencional en acompañar a los estudiantes con necesidades educativas especiales, por lo que se convierten en modelos de aprendizaje. Esta posibilidad es de gran importancia en el contexto del alumnado con TEA, cuyas principales dificultades se centran, precisamente, en las habilidades sociales y comunicativas.
Otra cuestión importante que atañe a estos centros, especialmente los concertados, es la financiación que, en palabras de Miguel Soriano, es igual que en la convencional, con partidas específicas para el personal no docente, titulado universitario y técnico. Una contribución pública que resulta insuficiente para sufragar los costosos medios técnicos que se usan para atender al alumnado de EE. Por tal motivo, siempre se recurre a ayudas de entidades privadas. "Padres, voluntarios, asociaciones, fundaciones y órdenes religiosas buscan recursos financieros adicionales para sufragar la constante innovación a la que nos vemos sometidos", refiere este experto.
La defensa de las familias
Tanto Autismo Sevilla como Auxilia confían en que a la hora del desarrollo autonómico de la ley Celaá la Junta articule medidas que pongan a salvo los colegios de EE, con lo que se atendería también a la demanda de numerosas familias que se niegan a que estos centros donde acuden sus hijos se cierren a largo plazo. Tal es el caso de Adolfo Borrero, cuya hija, con un 75% de discapacidad cognitiva, acudió con nueve años a un centro específico. "Hasta entonces había estudiado en un colegio ordinario, pero conforme avanzaba la enseñanza, resultaba más complicada su permanencia, pues requería de una atención personal que en la escuela no le podían proporcionar", explica este padre.
Por tal motivo, se escolarizó en el centro que posee Auxilia, donde cuenta con un equipo multidisciplinar. Al margen de maestros especializados, están pendientes de ella fisioterapeutas, logopedas y otros profesionales que contribuyen a su correcta formación. "Las familias que tenemos hijos en estos colegios estamos a favor de su inclusión, por supuesto, pero también de que sigan en ellos y que no los trasladen a los ordinarios, pues la mayoría los tuvimos que sacar de allí", recuerda Borrero, quien advierte de la gran inversión que supondría dotar a todos los colegios de tales recursos. Este padre resume el sentir de la comunidad de EE respecto a la intención última que persigue la ley Celaá: "Es un deseo que queremos todos, pero irrealizable".
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