Del coleccionista de fotos al viajero que busca experiencias
25 aniversario Diario de Sevilla
Sevilla se ha convertido en los últimos 25 años en uno de los destinos españoles destacados para el turista extranjero
En 1999 visitaron Sevilla 1.609.856 viajeros. Un cuarto de siglo después, hasta el mes julio, 2.107.472 turistas habían paseado por las calles de la ciudad. El turismo es un termómetro de la evolución de la ciudad. Los primeros 25 años del siglo XXI han traído, sobre todo después de la pandemia, una forma diferente de viajar y, sobre todo, de alojarse en los diferentes destinos donde conviven los hoteles de toda la vida con el alquiler por días de viviendas del centro o barrios históricos de la ciudad.
La oferta también ha cambiado. Sevilla ha pasado de ser un destino de temporada (Semana Santa y Feria) a que ni la lluvia ni el calor sean impedimento para ver grupos de turistas por las calles del centro o las interminables colas del Real Alcázar y la Catedral. Un fenómeno que en los últimos años ha comenzado a generar los primeros roces entre vecinos y visitantes. Comenzó con el desplazamiento de los vecinos de toda la vida hacia otras zonas de la ciudad con los primeros apartamentos turísticos, que se cebó sobre todo con los inquilinos de renta antigua, que abundaban en el centro de la ciudad, algo que ha crecido de una manera tan desmesurada que su control es uno de los retos tanto del Ayuntamiento como de la Junta de Andalucía. .
El turismo representa un 25% del PIB en Sevilla. Solo en el primer trimestre de 2024 se registraron casi 20.000 contrataciones indirectas en el sector, que no para de crecer y que emplea a unas 5.000 personas solo en los hoteles. A esto se suma al atractivo que desde hace años tiene la ciudad para el sector mice ( incentivos, congresos y eventos).
No solo ha cambiado la ciudad, sino también el concepto de viajero. Sevilla tiene como reto atraer visitantes con mayor poder adquisitivo y que demanda destinos donde la cultura y las experiencias van de la mano. El viajero ha ampliado sus intereses. No se conforma con subir a la Giralda, visitar la Catedral o pasear por el Real Alcázar. Ahora quiere -como los sevillanos cuando viajamos a otra ciudad- sentirse como un vecino más: desayunar café con tostada o calentitos en bares y probar montaditos de pringá en un velador con vistas al río.
Desde hace unos cuatro o cinco años se ha trabajado para crear un modelo sostenible a través de herramientas de big data con las que paliar los efectos del turismo, porque cortar el desarrollo de un fenómeno mundial es complicado. La ciudad se encuentra actualmente en el momento de crecimiento oportuno para poner en marcha los controles adecuados para que el turismo no se convierta en un problema.
Entre los objetivos fijados en la hoja de ruta del sector turístico está los viajeros con mayor poder adquisitivo. La apertura de hoteles de cinco estrellas y cinco estrellas gran lujo en Sevilla se ha multiplicado en los últimos años llegando a 15 establecimientos. La ciudad quiere entrar en los circuitos de turismo Premium en una estrategia en la que se apuesta por la gastronomía y las experiencias como complemento al patrimonio. Para conseguirlo es necesario mejorar las conexiones internacionales y las rutas de las compañías que operan en el aeropuerto de San Pablo, que no para de batir récords este año en movimientos de viajeros. Empeñados en la conexión con EE. UU. al perder el vuelo a Nueva York, que se fue al aeropuerto malagueño, siguen las negociaciones con Miami, una ruta aérea que abriría las puertas a un mercado de raíces hispanoamericanas que cada vez viaja más a Andalucía. Algo similar ocurre con la unión aérea con China.
Sevilla no es concebida por los mercados asiáticos o americanos como un destino aislado, sino que en su viaje a España reservan una semana para Andalucía, sobre todo, Sevilla, Córdoba, Granada y Málaga. En los últimos se suman destinos de costa en Cádiz, sobre todo relacionados con el turismo enológico y gastronómico. Es más, en la provincia, concretamente, el viajero premium suele combinar su estancia en la capital andaluza (una media de tres noches y unos 300 euros de gasto medio) con visitas a municipios cercanos: Carmona, Itálica y Osuna suelen ser los preferidos.
Hasta agosto de 2024, según la Consejería de Turismo de la Junta de Andalucía, la ciudad tenía 308 establecimientos hoteleros (incluyendo hoteles, hostales, albergues y pensiones), que suponen 27.582 plazas. Predominan los hoteles de 4 estrellas y 3 estrellas, con 74 y 36 establecimientos respectivamente.
Hace 25 años, en 1999, había más establecimientos hoteleros, 333 pero con menos plazas totales: 25.972. Hoy en día, Sevilla es la capital andaluza con más establecimientos hoteleros validados en el Registro de Turismo de Andalucía. Supera a Granada (207 alojamientos), Málaga (183 alojamientos) y Córdoba (115 alojamientos). Además, solo la capital hispalense reúne más establecimientos hoteleros que Cádiz, Huelva, Jaén y Almería juntas, que suman 109 en total. Solo en los cuatro últimos años, entre 2021 y 2023, Sevilla ha sumado 55 nuevos alojamientos. El año más significativo fue 2021, durante plena crisis sanitaria por la pandemia de Covid-19, cuando 25 hoteles abrieron sus puertas en la capital hispalense. En 2022 y 2023 se inauguraron 15 establecimientos respectivamente.
Pero si hay un fenómeno que ha irrumpido en este sector es el de los alojamientos turísticos en general y el de las viviendas con uso turístico en particular. Un negocio que ha nacido y crecido en el terreno de la alegalidad y al que ahora se pretende controlar. Como muestra significativa es que en 1999 el Informe Socioeconómico de la ciudad solo constataba la existencia de nueve apartamentos de una a tres llaves mientras que en 2024 hay registradas casi 10.000 viviendas turísticas. El turismo es un negocio y todos quieren participar de él. Ahora, el gran reto, es poner las reglas del juego y que sean seguidas por todos.
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