El colapso sanitario llega a Tussam
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Si algo ha de caracterizar la buena gestión de una empresa es la prevención y la previsión. Ambos conceptos –aunque pueda parecer un juego de palabras– desempeñan un papel clave a la hora de elaborar los planes estratégicos de una compañía, ya sea pública o privada. Más aún cuando se trata de ajustar las cuentas. No conviene dejarse atrás ninguna circunstancia actual –por irrelevante que parezca– que pueda afectar al capítulo de gastos. Esto es lo que ha tenido muy en cuenta Tussam a la hora de redactar la memoria de los presupuestos de 2024, un año recién comenzado y para el que el gobierno de José Luis Sanz ya ha estrenado farolas fernandinas en la calle Sierpes, que aportan luz a esta sombría cuesta de enero;y un ficus, el de la Plaza de la Encarnación, para cuya plantación (gracias a la donación de la Cámara de Comercio) se empleó una alfombra que evitaba que el abono esparcido manchara los zapatos de quienes, pala en mano, colocaban tan esperado ejemplar. Glamour hasta en el estiércol. Bien hecho.
Decíamos que Tussam ha sido muy precavida a la hora de atisbar los aumentos que pueden sobrevenir en la partida de gastos. Especialmente en la que concierne a la plantilla de la empresa municipal, donde se han introducido dos factores que no debemos pasar por alto, dada su rabiosa actualidad (expresión cada día más en desuso).
En dicho texto se especifica que “se estima una plantilla de 1.686 trabajadores”. “El incremento frente al cierre previsto de 2023 es un 4,5% y viene ocasionado un 3% por el aumento de la oferta anteriormente expuesto”, refiere el documento, que alude una “incentivación”del uso del autobús y la mejora del número de viajeros. Lo más curioso viene después, cuando cita otros porcentajes mínimos de subida. Ahí va el primero: “Un 0,5% de absentismo debido al colapso del sistema sanitario”.
Una piedra en el zapato de Moreno
Saltó la expresión que se ha hecho habitual los últimos meses y que se ha convertido en una piedra en el zapato (siempre brillante, por cierto) de Juanma Moreno, el presidente de los andaluces al que parece que el sistema sanitario se le empieza a atragantar en esta segunda legislatura. La inclusión de tal concepto llega, además, en una fecha en la que la Atención Primaria y las Urgencias hospitalarias están atascadas con los casos de gripe A, la nueva variante del Covid (he perdido ya la cuenta de las que llevamos) y los virus respiratorios. Es lo que se ha venido en denominar tripledemia (otro palabro a sumar en la era de las mascarillas).
Los responsables directos de Tussam –con Manuel Torreglosa al frente– se adelantan así a una situación que sufren ya numerosas compañías, del ámbito privado o público. Se trata de aquellos empleados que dejan de acudir a sus puestos de trabajo por las molestias provocadas por el sistema sanitario. Pongamos ejemplos que seguramente usted habrá padecido: el tiempo de permanencia en las Urgencias de un hospital hasta ser atendido o el tener que quedarse en casa cuando se está enfermo al resultar imposible lograr cita en Atención Primaria... A todas estas circunstancias, añadamos una más, la autobaja médica de tres días -propuesta por el Gobierno y rechazada por la Junta-, que puede dejar tiritando muchas plantillas llegados los días de frío intenso.
Pero no se vayan, que aún hay más. Las cuentas de Tussam prevén una subida del 1% por “el incremento desaforado [atención al adjetivo] de los permisos retribuidos y otras medidas de conciliación de la nueva Ley de Familias”. Según este borrador que tan visionario resulta, tales políticas –alentadas por el Gobierno de Pedro Sánchez, el guapo de la Moncloa–, “tienen un impacto muy alto en las actividades intensivas de mano de obra, como en la conducción o reparación y repostado de vehículos”.
La nueva conciliación familiar
Aquí viene la madre del cordero. La empresa a cargo de la cual están los autobuses urbanos y el tranvía no hace sino presagiar, con bastante acierto, lo que ocurrirá en el mundo empresarial cuando entre en vigor –presumiblemente este año– la nueva Ley de Familias que prepara el ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 (algunos títulos superan ya a los de las cofradías), Pablo Bustinduy. Entre los cambios que ya ha anunciado se encuentran la ampliación de los permisos por nacimiento de 16 a 20 semanas y la retribución del nuevo permiso para padres y madres de ocho semanas hasta que su hijo cumpla ocho años.
Hace bien la empresa municipal en ajustar la previsión económica de este capítulo a una realidad que resulta más que palpable. Trabajadores que se quedan en casa al no poder ser atendidos por su médico (consecuencia de una mala gestión sanitaria) y bajas cada vez más largas para cuidar a los hijos (efecto de la conciliación familiar). A esto se le llama estar en el mundo.
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