La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
Coronavirus
Detectar casos y actuar a tiempo para frenar la propagación del coronavirus en las aulas es un cometido crucial frente a la covid-19 en puntos críticos, los colegios. Es la función de 28 enfermeras referentes en Sevilla.
“Un trabajo inabarcable”. Con estas palabras describe la realidad que ha tenido que soportar una enfermera escolar en el centro de la ciudad, al frente de una población integrada por más de 8.700 alumnos, a los que se suman docentes y personal administrativo.
El control del coronavirus está en unas pocas manos en los colegios. Saturadas. Testigos de brotes, enfermeras consultadas prefieren mantener el anonimato. Algunas ya han renunciado a sus puestos ante la imposibilidad de reaccionar a tiempo ante la avalancha de peticiones procedentes de los centros educativos.
El plan funcional de la Consejería de Salud para la red de enfermeras escolares prevé una ratio de 3.300 alumnos por cada profesional sanitario; pero la población real a cubrir por parte de estas enfermeras suele ser muy superior a esta cifra en el Distrito Sanitario Sevilla, que gestiona todos los centros de salud de la ciudad. La sobrecarga incide en la capacidad para frenar la infección de un patógeno letal.
“Faltan efectivos suficientes entre el personal de enfermería dedicado al control del coronavirus en los colegios”, denuncia Reyes Zabala, portavoz de Satse-Sevilla,la principal central entre las enfermeras del SAS. Desde varios centros de salud de la capital han pedido refuerzos, sin éxito, de momento.
El Plan Funcional para la Actuación en Centros Educativos Covid-19 de Andalucía prevé la activación de “enfermeras de apoyo” en “la franja horaria de 12 a 14:00” para el triaje, valoración y solicitud de PCR, cuando así lo precise el volumen de casos sospechosos a valorar. Estos equipos de apoyo también están previstos para gestionar las derivaciones a pediatría, en este plan de la administración sanitaria.
Según datos del Servicio Andaluz de Salud, Sevilla capital dispone de 161 efectivos en los centros de salud para ofrecer este apoyo a las 28 enfermeras referentes que atienden a todos los centros docentes; pero varias profesionales consultadas aseguran que, hasta ahora, no han recibido estos refuerzos.
La excesiva presión asistencial ha llevado a las primeras renuncias por parte de las enfermeras escolares, ante la imposibilidad de realizar su trabajo de manera adecuada. Es el caso de una profesional en el centro de salud San Luis, que se ha visto abocada a renunciar recientemente como referente escolar de 25 centros docentes de esta zona.
“Es una sobrecarga excesiva”, explica, al aportar datos: “Como enfermera referente he tenido que abarcar 25 centros docentes, con un censo superior a los 8.700 alumnos, al que he dado cobertura desde el centro de salud San Luis.
El exceso de trabajo me ha obligado a trabajar más allá de mi horario laboral, ante la multitud de peticiones por parte de los centros educativos. Es comprensible la incertidumbre acerca del virus por parte de los directores de los colegios que, sin ser personal sanitario, se han visto obligados a detectar posibles casos covid en las aulas. Nos enfrentamos, además, a una enfermedad muy compleja de diagnosticar”.
La imposibilidad de dar una respuesta rápida a todas las peticiones de los centros docentes por parte de una sola profesional, entre otras razones, ha abocado a su reciente renuncia.
A través de una carta, esta enfermera añade: “Los alumnos también desarrollan síntomas los fines de semana, o se tornan contactos estrechos, o quedan pendientes del resultado de PCR. Este virus no entiende de día u hora. Es un virus que igualmente llega a un alumno, a un profesor o a un familiar; y cuando llega desestabiliza la organización de las familias, que precisan de información y respuestas lo más rápido posible”.
Como nexo entre salud pública y la comunidad educativa, las enfermeras referentes en los colegios tienen encomendadas, entre otras tareas, la detección de posibles casos a partir de la información que les facilitan los directores/coordinación de los centros; la adopción de medidas como los confinamientos o aislamientos; la toma de muestras para las pruebas de antígenos; el rastreo en los centros afectados a partir de la información que facilitan los centros; el asesoramiento para la mejora de los protocolos anticovid; la derivación a pediatría y medicina familiar; además de atender todas las consultas y dudas procedentes de los centros.
Sin formación específica previa y con varios protocolos de actuación distintos desde que comenzó a funcionar, la puesta en marcha de este circuito para el control de la covid-19 ha sido “muy dura”, explican varias profesionales. Los protocolos y la formación “los hemos ido desarrollando sobre la marcha poco después del inicio del curso”, añaden.
En estos momentos, la saturación que soportan, al borde del colapso, es la principal denuncia desde un sector, que es esencial, para lograr frenar el avance de la infección. Las enfermeras escolares, a través de su principal central (Satse) y ante sus coordinadores, han pedido ayuda para combatir la pandemia, ante la llegada de un invierno complicado en los centros educativos.
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