Cinco joyas de la arquitectura sevillana más allá de la Catedral o el Alcázar
Desde la arquitectura regionalista al Renacimiento, Sevilla es una ciudad plagada de tesoros arquitectónicos
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Sevilla es una ciudad que cuenta con un patrimonio abrumador. Dando un paseo por sus calles se pueden admirar obras arquitectónicas de distintas épocas y de diferentes estilos. Más allá de sus monumentos más conocidos, la Catedral, el Archivo de Indias y el Real Alcázar, que están catalogados como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, la capital de Andalucía cuenta con inmuebles y restos de la civilización romana, grandes obras islámicas y medievales, edificios barrocos y una buena arquitectura desarrollada en el siglo XX. Estos sin algunos ejemplos.
Edificio La Adriática
Situado al inicio de la Avenida de la Constitución, este edificio de inspiración islámica fue proyectado por José Espiau en 1914 para la compañía de seguros La Adriática, que le da nombre desde entonces. La decoración del edificio combina los elementos de estética musulmana o neomudéjar con el plateresco y del regionalismo.El edificio fue construido con motivo del ensanche de la Avenida de la Constitución, una iniciativa que se realiza con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929.
El Teatro Coliseo
En el otro extremo de la Avenida, en su número 38 (esquina con Adolfo Rodríguez Jurado) se encuentra este gran edificio que ahora es sede de una consejería de la Junta de Andalucía. Fue proyectado por José y Aurelio Gómez Millán en 1924 como Cine Reina Mercedes. Cambiará de uso antes de su inauguración pasando a ser el Teatro Reina Victoria. Finalmente, se inauguró el 3 de diciembre de 1931 como Coliseo España.
Su construcción también fue consecuencia de los ensanches de la ciudad con motivo de l Expo del 29. Este edificio se asentará sobre los terrenos que ocupaba el convento de Santo Tomás, que sería demolido junto a otros muchos inmuebles para construir esta amplia avenida que unía la Puerta de Jerez con el Ayuntamiento.
Su estética responde a los cánones de la arquitectura regionalista utilizando para su construcción el ladrillo visto que se trabaja y talla de forma magistral, la cerámica, el hierro forjado en rejas de ventanas, barandillas de balcones y pérgolas, la madera y el mármol en las columnas de ventanas y los torreones. Su interior estaba profusamente decorado con pinturas de Hohenleiter y azulejos de Enrique Orce.
La Casa de Pilatos
La Casa de Pilatos es uno de los edificios más emblemáticos de la arquitectura civil andaluza del siglo XVI y presenta una combinación de los estilos renacentista, de clara influencia italiana y el mudéjar sevillano. La construcción del palacio se inició en 1483 por Pedro Enríquez de Quiñones, Adelantado Mayor de Andalucía, y su segunda esposa Catalina de Ribera, fundadores de la Casa de Alcalá. Su hijo Fadrique Enríquez de Ribera (1476-1539) y su nieto Per Afán de Ribera y Portocarrero (1509-1571) ampliaron y completaron la decoración de la Casa.
Fue Fadrique Enríquez de Ribera, primer marqués de Tarifa, quien trajo hasta Sevilla los lujos de la arquitectura renacentista italiana tras un largo viaje realizado entre 1518 y 1520 a Tierra Santa, por el que tuvo que recorrer toda Italia, quedando profundamente impresionado con esta arquitectura. Perteneciente a la Casa de Medinaceli.
La Casa Luca de Tena
Se encuentra en la Avenida de la Palmera. Fue construida para don Torcuato Luca de Tena por su primo el arquitecto Aníbal González. El proyecto es de 1923 y las obras se concluyen en 1926. En planta, el inmueble está constituido por dos figuras geométricas básicas: el rectángulo y el cuadrado. El primero se convierte en la parte más lúcida de la casa, a través de una que se plantea en su lado mayor que mira hacia la Avenida. En el contrario, que funciona como , se adosa el cuerpo cuadrangular. En la crujía de unión de éste se levanta un segundo piso que separa las azoteas de ambos cuerpos.
Representa a la perfección la obra de Aníbal González, siendo en esta casa donde sin duda alguna alcanzará sus cotas más brillantes. Ladrillo tallado de una calidad excepcional, azulejos con escenas diseñadas por el propio arquitecto en zócalos, enjutas de arcos, cajeados de pilastras -y, sobre todo, en la espléndida cornisa que remata el primer cuerpo de la construcción-, mármoles, rejería de hierro forjado, artesonados policromados, madera tallada , etcétera, componen el amplio repertorio de materiales tan queridos a las composiciones estilísticas de la producción arquitectónica sevillana de estos años.
Muy interesante es la ornamentación de los jardines alrededor de la casa, que se conservan con escasos cambios respecto al proyecto original.
El Hospital de los Venerables
Hay edificios en Sevilla que está íntimamente ligados al impulso de destacadas personalidades que los destinan a un gran fin. Los dos principales ejemplos son el Hospital de la Santa Caridad, ideado por Miguel de Mañara para dar sepultura y acoger a los más pobres; y otro el Hospital de los Venerables, iniciativa del canónigo Justino de Neve para dar cobijo a los ancianos e impedidos sacerdotes que poblaban la Sevilla del siglo XVII. En ambos casos, sus ideólogos reclutaron a los mejores arquitectos y artistas para ofrecer a la ciudad unos edificios que hoy, siglos después, son admirados y visitados por su belleza.
El Hospital de los Venerables, construido entre 1676 y 1699, fue declarado hace 50 años Monumentos Histórico, un hecho que está siendo recordado en estos días por la Archidiócesis de Sevilla y la Fundación Focus, que se hizo cargo del inmueble en 1987, restaurándolo y creando en él el Centro Velázquez.
El Hospital fue construido entre 1676 y 1699 por los arquitectos Juan Domínguez y Leonardo de Figueroa, sobre el solar cedido por el Duque de Veragua y gracias a generosos donativos procedentes de la nobleza, el clero e instituciones sociales como gremios y cofradías. A lo largo de su historia la vida del edificio ha pasado por diversas vicisitudes, hasta perder su función asistencial en la década de los setenta del pasado siglo XX.
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