Cuando la cigüeña venía desde Suresnes

Felipe González, Susana Díaz, José Luis Rodríguez Zapatero y Alfonso Guerra.
Felipe González, Susana Díaz, José Luis Rodríguez Zapatero y Alfonso Guerra. / inma flores

El 18 de octubre de 1974 también cayó en viernes. Ese día nacía Susana Díaz Pacheco, una de las tres hijas de José Díaz y Rosa Pacheco. Vecina del barrio trianero del Tardón, ha sido la única mujer que ha estado al frente de la Junta de Andalucía, entre el 6 de septiembre de 1913 y el 19 de enero de 1919, cuando perdió ganando las elecciones autonómicas frente a Juanma Moreno Bonilla. Ese mes de octubre de 1974, el brasileño Emerson Fittipaldi se proclamaba campeón de la Fórmula 1 de automovilismo y Muhammad Ali (antes Cassius Clay) recuperaba en Kinshasa, capital del Zaire, el cetro de campeón mundial de boxeo al vencer a su compatriota George Foreman. Otro norteamericano también fue derrotado un par de meses antes. Los papeles del Watergate echaban de la Casa Blanca a Richard Nixon, al que sustituía en agosto de 1974 su vicepresidente Gerald Ford.

El fin de semana anterior al nacimiento de Susana Díaz, entre el 11 y el 13 de octubre de 1974, tenía lugar en la población francesa de Suresnes el XIII Congreso del Partido Socialista Obrero Español, todavía en la clandestinidad, que consagraría el liderazgo de Felipe González. Alfonso Guerra, en el primer volumen de sus Memorias, ‘Cuanto el tiempo nos alcanza’, cuenta que el alcalde de esa localidad, Robert Pontillon, les cedió el teatro municipal Jean Vilar para celebrar las sesiones plenarias, mientras que los camerinos se habilitaron como dormitorios para los dirigentes. Antes de llegar a Suresnes, cuenta Guerra que en París fue al Instituto de Cultura Iberoamericana en busca de artículos y publicaciones sobre ‘La Regenta’, “con la que me deleitaba desde hacía meses”.

El 19 de octubre de 1974, un día después del nacimiento de Susana Díaz, aparecía en El Correo de Andalucía la entrevista que Juan Holgado Mejías, entonces subdirector del periódico, le hizo a Felipe González. Cuatro días después, ambos fueron conducidos a un calabozo de la comisaría de la Gavidia después de que el político socialista fuera detenido en el aeropuerto de San Pablo y el periodista en la propia redacción del periódico. Compartieron habitáculo y Holgado Mejías, en su libro ‘Mejor que el silencio’, donde cuenta las vicisitudes de esa histórica entrevista, recuerda que el policía le entregó a Felipe un ejemplar de Mundo Obrero, que rechazó porque prefería dormir, y a Holgado otro de Cambio 16. Ambas revistas formaban parte del fondo de publicaciones secuestradas.

La entrevista con Felipe González se hizo en cuatro fases. Un primer encuentro en el despacho de abogados laboralistas de la calle Capitán Vigueras que Felipe compartía desde 1968 con otros letrados como Manuel del Valle o Rafael Escuredo. La charla prosiguió en un bar de los Jardines Murillo, en los que compartieron café, coñac y un par de cigarrillos Ducados. Cuenta Holgado que cada vez que le daba un sorbo a la copa, Felipe tosía. “Es que estoy un poco constipado. En Suresnes hacía frío”. A renglón seguido, Felipe le dijo a Holgado que borrara esas últimas palabras.

“No quiero que aparezca Suresnes en la entrevista”. Al director del periódico, Federico Villagrán, la entrevista le pareció “interesante, pero breve”. Hubo un nuevo encuentro en la redacción del periódico y después entrevistador y entrevistado fueron en un coche conducido por Eduardo Chinarro, sacerdote y responsable de la página laboral, a terminar la charla en el bar La Ponderosa, en la Gran Plaza. Allí cambiaron el café y el coñac por cerveza y menudo. El periódico fue secuestrado y el periodista procesado por el Tribunal de Orden Público.

Han pasado cincuenta años. “No nos han depurado porque somos fundadores del Partido”, le dijo Felipe González a Susana Grisso en la entrevista que el ex presidente del Gobierno y Guerra, éste desde Sevilla en la presentación de la exposición de los Machado, compartieron para Antena 3 Televisión. Ellos refundaron el PSOE (r) sobre el PSOE (h) de Rodolfo Llopis. Los dos políticos que tomaron las riendas en Suresnes y Susana Díaz han recibido mensajes de que no serían bien recibidos en el 41 Congreso que el PSOE liderado por Pedro Sánchez celebrará en Sevilla, ciudad que vuelve a ser el número 12 como en tiempos de la selección de Miguel Muñoz en los pinares de Oromana.

La de Susana Díaz ha sido una carrera meteórica. Hoy cumple 50 años y también se han cumplido 25 años de su llegada al Ayuntamiento. Iba de número 10 en la lista que encabezaba Alfredo Sánchez Monteseirín, que pese a conseguir tres mil votos menos que Soledad Becerril accedió a la alcaldía y la recuperó para su partido ocho años después. Susana era la cuarta mujer en las listas, por detrás de Piedad Bolaños, sorprendente número 2, Evangelina Naranjo y Victoria Martínez Ocón. Una munícipe veinteañera, como tantos que habían hecho su puesta de largo política en el Ayuntamiento: Javier Arenas, Luis Pizarro, José Luis Villar, Alberto Jiménez-Becerril, Lolo Silva…

Llegaba al Ayuntamiento que había sido gobernado por Soledad Becerril, primera mujer que había llegado a un Ministerio desde Federica Montseny y única que ha tenido el bastón de la alcaldía en el Ayuntamiento de Sevilla. Susana Díaz es la única que ha gobernado en San Telmo. Con una curiosidad: en sus casi seis años, todas las Copas de Europa fueron para equipos españoles: cuatro el Madrid y una el Barcelona. Nunca ha ocultado su condición de bética, el 10 de esa lista municipal la aproxima más a Cardeñosa que a Bo Derek. Y su esposo, José María Moriche, jugó en el Triana cuando era presidente Paco Arcas, alcalde perpetuo del barrio que con José Luis Sanz como máximo regidor municipal la hizo en la última Velá Hija Predilecta compartiendo honores con la abuela del tenista Carlos Alcaraz.

Perdió las primarias con Pedro Sánchez. Una derrota que con la deriva que ha tomado su partido y el país permite establecer algún tipo de ucronía sobre qué hubiera pasado. Y también las perdió con Juan Espadas para liderar el partido en Andalucía. En la actualidad es senadora y se prodiga como tertuliana.

En octubre de 1974, cuando nació Susana Díaz, yo empezaba mis estudios de Periodismo compartiendo aula con Arsenio Escolar, Alejandro Alcalde, Javier Bermejo o Paca Gabaldón, actriz que en los repartos aparecería como Mary Francis. Ya estaba yo modelando la técnica para al cabo de los años hacerle la gran entrevista a Susana Díaz. Es uno de los cromos que me faltan en mi álbum de 123 alcaldes y concejales de mi serie Plaza Nueva, que publiqué en Diario de Sevilla. Mi no-entrevista con Susana Díaz tuvo varios escenarios, como la de Holgado a Felipe. El primer contacto fue el día que Modesto Barragán me hizo el inmenso honor de presentarlo como pregonero del Verdeo de Arahal. Renovamos la cita en encuentros en la Feria, que Susana Díaz abandonaba a toda pastilla para ir al estreno de una película en el festival de cine de Málaga. Volvimos a quedar cuando ella bajaba por las escaleras mecánicas en la inauguración del centro comercial de Torre Sevilla. El día definitivo, un cambio de agenda en el Parlamento aparcó ‘sine die’ el encuentro. No le guardo rencor y la felicito en su cumpleaños. Las entrevistas inéditas también forman parte del currículum de un periodista. Acaba de aparecer un libro de entrevistas inventadas de Enrique Vila-Matas. El género ya lo patentó el gran Pepe Guzmán, compañero de redacción del autor de la entrevista a Felipe González. El día que Susana Díaz cumplía dos años, 18 de octubre de 1976, nacía Diario 16, con Blanca Estrada, la hermana de otra Susana, fotografiada para una serie de televisión sobre Mariana Pineda.

En octubre de 1975, Alfonso Guerra volvió a París. El 1 de noviembre, el primer día del mes en el que muere Franco, se acercó a Collioure para participar en un homenaje a Antonio Machado, del que ese año se cumplía el centenario de su nacimiento. Guerra fue uno de los que intervino, junto a José Maldonado, presidente de la República española en el exilio, Fernando Varela, primer ministro de la República, y el hispanista Marcel Bataillon. De Suresnes a Colliure. Susana Díaz acababa de cumplir su primer año de vida. Un mes y dos días antes de la muerte de Franco.

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