Cierra la Droguería del Arenal en Sevilla: Del jabón verde al abanico pintado
Comercio
El negocio tradicional cesa su actividad en la tienda de García Vinuesa
El local, donde aún permanece su emblemático rótulo, está ocupado ahora por una tienda de souvenirs
Adiós a una droguería de referencia en Sevilla

Sólo queda el rótulo. Con su peculiar caligrafía. En azul y rojo. El interior de la tienda nada tiene que ver con un negocio más que centenario, emblema de un barrio que, como tantos otros del centro de Sevilla, ha sufrido una gran metamorfosis las últimas décadas. La Droguería del Arenal ya es historia. No ha desaparecido como tal, pues aún presta algunos servicios, especialmente a los mayoristas, pero ya no lo hace para el público en general. Lo que en su día eran productos como el jabón o desinfectante, han dado paso a una amplia variedad de souvenirs. Del cliente local al visitante. Síntoma más que evidente de los nuevos tiempos.
Abanicos pintados, calcetines con motivos cerámicos y una extensa gama de imanes con las figuras más tópicas de la tierra. Son los artículos que llenan el establecimiento que hasta hace unos meses ocupaba la Droguería del Arenal. Del anterior negocio había referencias en 1890. El característico rótulo aún se mantiene. En las redes sociales hubo peticiones para que permaneciera como símbolo del barrio.
Un cartel en la fachada sigue anunciando la droguería. Incluye un número de teléfono. Cuando se llama atiende José Sánchez, la última persona que ha estado al frente del negocio. Forma parte de la tercera generación que ha sido propietaria. Llegó la hora de retirarse, aunque sigue atendiendo algunos pedidos para empresas. La venta directa, al público en general, se acabó.
La tercera generación
José heredó la droguería de su padre y éste, de su abuelo, quien se lo compró al propietario anterior. Una tienda familiar que a punto está de conocer su fin. Vestigio de una Sevilla de la que ya sólo van quedando los recuerdos.
Empiezan a sobrar dedos en la mano cuando se cuentan los negocios locales que quedan en la calle García de Vinuesa, donde aún perdura el letrero de la droguería. Está la Farmacia del Arenal, una tienda de electricidad y un establecimiento de aceites que abrió la pasada década. En el plano hostelero, permanecen la Bodequita Morales y la Freiduría La Isla. Ganan por goleada los establecimientos dedicados al turismo. Hay, en total, unos seis negocios especializados en la venta de recuerdos para visitantes. De mayor o menor calidad. Con más o menos gusto. Pero es la tendencia que se impone.
Menos vecinos
Son pocas ya las calles del centro histórico que no se entregan en cuerpo y alma al turismo. En Francos ocurre más de lo mismo. José Sánchez reconoce que dicho cambio está, en parte, detrás de la decisión tomada. Cada vez hay menos vecinos en el Casco Antiguo que requieran sus productos, de ahí que la actividad ahora la desarrolle en otro local y para mayoristas.
Un cambio que se suma al cierre de otra droguería emblemática, la de Pérez Galiano, en la Plaza del Cristo de Burgos, donde cesó la actividad el pasado diciembre. La jubilación de sus dueños puso fin a un negocio cuya clientela excedía los límites del barrio. Para hacerse con el local ha recibido muchas propuestas. Incluida un tablao flamenco. Otro signo de los nuevos tiempos.
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