Chanel Nº5: Cien años de un perfume que sirvió de pijama
Historia de la Moda
Se cumplen 100 años de que Ernesto Beaux creara para la diseñadora francesa esta icónica fragancia que forma parte de la Historia del Arte
Marilyn nos enseñó que cualquier mortal puede irse a la cama con unas cuantas gotas de perfume. Poco más le hacía falta a la mítica actriz para sumergirse en aquel universo de sábanas. Claro, que la fragancia a la que hacía referencia puede equipararse con el más caro pijama que la imaginación alcance. Aquella confidencia premeditadamente desvelada supuso la mejor publicidad para un aroma que cuenta ya con un siglo de historia. Cien años se cumplen de Chanel Nº5 (aunque su nombre correcto es al revés), un perfume que ha estado presente, de alguna manera, en todas las épocas importantes del siglo XX y de lo que llevamos de la actual centuria.
Su origen tuvo lugar a comienzos de los felices años 20, una vez superada la Primera Guerra Mundial. Curiosamente, 100 años después, el mundo también se enfrenta a un nuevo e incierto periodo tras la pandemia del Covid. Este producto nace en la mente de Gabrielle Chanel como una forma de fidelizar clientas, que dirían hoy día los expertos en relaciones comerciales. Aquellas parisinas habituales de la boutique en la Rue de Cambon serían obsequiadas con esta fragancia, que Coco definió como el mejor complemento a la hora de que una mujer se vista.
La diseñadora francesa acudió para tal menester a uno de los perfumistas de referencia en Europa: Ernesto Beaux, de origen galo pero que había pasado casi toda su vida al servicio de la corte de los zares hasta la Revolución Rusa. Allí había desarrollado esta labor, por la que aún seguía siendo reconocido. Las indicaciones dadas por Chanel fueron como todas sus rotundas frases:cortas, sencillas y directas. “No quiero un perfume que huela a rosas, sino a mujer”. Ése fue el cometido que Beaux supo llevar a la práctica con una fórmula que sigue siendo uno de los secretos mejor guardados de la historia de la humanidad.
El misterio de su fórmula
Mucho se ha especulado sobre los componentes de este icónico (y caro) aroma. A ciencia cierta, se sabe que incluye rosa, jazmín, vetiver, esencia de naranjo, madera de sándalo y un componente orgánico que sirve para intensificar todos estos olores florales:aldehído. En realidad, lo que el perfumista galo había elaborado no era más que una nueva versión del denominado Rallet Nº 1, la fragancia que había creado para la dinastía de los Romanov antes de que los bolcheviques acabaran con el imperio de los zares en Rusia.
También existen numerosas teorías sobre el origen del nombre. La más simple y, seguramente certera, es la que lo justifica por ser la quinta muestra que le presentó Bureaux. La que se presta más a la leyenda entronca con la simbología del 5, al parecer, el preferido por Coco Chanel, al suponer para ella la perfección humana: cinco dedos y cinco sentidos.
Lo cierto es que a la sencillez de ese nombre también se une la del envoltorio que, pese a que lo largo de este siglo ha ido barroquizándose, guarda todavía la simpleza de su forma primitiva. El frasco recuerda al envase de laboratorio en el que fue presentada la muestra por el perfumista francorruso, mientras que el tapón –en forma de diamante– reproduce la silueta de la parisina Plaza Vendôme, donde se encuentra el famoso Hotel Ritz en el que se hospedaba Gabrielle. Tal ha sido la importancia de Chanel Nº 5 que en 1959 se convirtió en el primer perfume en estar presente en el Moma de Nueva York, una relación con la Historia del Arte que quedó inmortalizada cuando Andy Warhol convirtió el icónico envase en protagonista de nueve serigramas.
La principal fuente de ingresos
Su comercialización se produjo tres años después de ser creado, pues hasta 1924 se concebía como un obsequio a las clientas más fieles de la boutique parisina de Chanel. Aquel año, en pleno periodo de entreguerras, se publicitó por primera vez en el New York Times, acompañado de un maniquí que en realidad era un boceto pintado por la propia Coco, quien en 1937 posaría para Harper’s Bazaar con el fin de promocionar el perfume que, con el tiempo, acabaría convertido en la principal fuente de ingresos de la firma de moda.
Y lo del tiempo no es baladí, porque durante dos décadas quien puso las bases de la moda femenina del siglo XX no obtuvo ningún beneficio con este frasco, ya que toda ganancia quedaba entonces en los bolsillos de los intermediarios que se encargaban de comercializarlo. Coco ni siquiera tenía registrados los derechos de creación, pese a llevar su nombre.
Además de Marilyn Monroe, también han sido imagen del Nº5 Catherine Deneuve, Nicole Kidman o Brad Pritt, el primer hombre que puso su rostro al servicio de una fragancia que, un siglo después, contiene un aroma cargado de historia.
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