"El cerebro es una maquinaria que se inventa el mundo, un gran fabulador"

José María Delgado, científico

El científico sevillano, en su día aclamado por la revista 'Science', ha publicado un nuevo libro en el que explica a los profanos lo que se sabe sobre el órgano que, a su entender, es sinónimo de nuestro yo

José María Delgado en su laboratorio de la Universidad Pablo de Olavide.
José María Delgado en su laboratorio de la Universidad Pablo de Olavide.
Luis Sánchez-Moliní

21 de julio 2008 - 05:03

"El cerebro y el sistema nervioso son producto del desarrollo biológico, de la evolución; aparece en seres que necesitan moverse. Por eso no lo tienen los árboles". José María Delgado, uno de los más destacados científicos sevillanos, ha dedicado gran parte de su vida al estudio de este órgano rugoso y misterioso.

Catedrático de Fisiología en la Universidad Pablo de Olavide y director de su Laboratorio de Neurociencias, sorprendió en 2006 al mundo académico por su artículo en el Journal of Neuroscience sobre la sipnasis (el punto donde las neuronas se conectan entre sí), que fue calificado por Science (quizá la publicación científica internacional con más prestigio) como uno de los diez avances más destacados de aquel año.

Ahora, este científico formado en la Hispalense y universidades extranjeras como Oxford, Iowa o Nueva York, baja a la arena de la divulgación para explicar en Lenguajes del Cerebro (Letra Aurea) los avances en el conocimiento de este órgano gracias al cual amamos, odiamos o, simplemente, cambiamos de cara por una contrariedad. "Es un libro que puede leer cualquier persona con un nivel cultural medio, que evita caer en una excesiva simplificación que tergiversaría la cuestión. Quiero evitar esa frase que alguien dijo: Cada vez que leo un libro de divulgación aumenta el tamaño de mi ignorancia".

El estudio del cerebro es algo más que una cuestión científica o de interés médico, y nos acerca a problemas metafísicos como la existencia o no del alma y el último sentido del ser humano. Para José María Delgado no hay duda de que "el yo y el cerebro son la misma cosa", es como si este órgano fuese un individuo montado en una nave que es el resto del cuerpo y que dirige a donde quiere. "El cerebro define el mundo interior, da las órdenes motrices, produce el alma", afirma. Haciendo un ejercicio de ciencia ficción, en un futuro se podría extraer el cerebro de un cuerpo humano y aplicarse a una máquina para que ésta funcionase. La pregunta sería: ¿Esa máquina reproduciría las emociones humanas? El tiempo lo dirá (o no).

Lo que sí tiene claro Delgado es que el cerebro no funciona como una computadora. "Uno de los falsos tópicos del cerebro es que funciona como un ordenador. Nada más falso, el cerebro se parece más a un grillo. Una computadora no tiene deseos, no decide dejar de trabajar un día porque le da la gana, no tiene voluntad propia... el grillo sí, puede decidir si quiere comerse un tomate o no, si va en una dirección u otra".

Tanta es la diferencia entre el cerebro y la máquina que, según el científico sevillano, el cerebro es ante todo "un gran fabulador". "Lo que de verdad ve el ojo no abarca más que el diámetro de una moneda de un euro. El resto lo imagina el cerebro, tomando elementos de la realidad. Es igual que cuando parpadeamos (15 veces por minuto) pero no dejamos de ver. El cerebro se está inventando la imagen. Digamos que es una maquinaria que se inventa el mundo, que siempre está soñando pero que, durante el día, filtra esos sueños con elementos de la realidad". El problema de los esquizofrénicos sería que sus cerebros no sabrían adaptarse a estos elementos de la realidad, "sueñan y no saben distinguir cuándo se levantan de un sueño".

No hay que confundir actividad mental con pensamiento racional. "De hecho, el cerebro es responsable tanto del pensamiento racional como del irracional", aunque en el imaginario popular se le atribuye a otras partes del cuerpo (el corazón o los órganos genitales) las acciones irracionales. Y, sobre todo, el cerebro es responsable de los deseos. "Spinoza decía que uno es libre de hacer lo que quiere, pero no de sus deseos. Uno puede si quiere comerse una naranja, pero no puede dominar el que le gusten o no las naranjas. "Este mecanismo del deseo y del gusto aún se desconoce".

José María Delgado ha desarrollado una fórmula (esa debilidad de los científicos) para comprender bien la cuestión: cerebro = comportamiento + actividad mental. En resumen, el cerebro es el responsable de nuestra actividad visible (la acción) como de la invisible (el pensamiento). "El pensamiento (esa cosa que nadie sabe definir muy bien) es un comportamiento que no se hace. Por ejemplo, yo puedo pensar que mañana voy a ir al cine, pero el que me observa no sabe en qué estoy pensando. Podríamos llamar a esto como comportamiento interior".

Eso sí en la medida que el cerebro hace un esfuerzo especial para aplicarse en una de estas facetas, disminuye su capacidad para desarrollar la otra. "Mientras una persona está desentrañando una ecuación matemática no puede correr al máximo los cien metros lisos y viceversa", indica.

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