"Los centros de interpretación ya se han quedado obsoletos"

Son y están · Alfredo Grande León

Su pasión por aunar las bellas artes y la tecnología le impulsaron a liderar desde Sevilla una nueva disciplina para profundizar en el estudio y divulgación de las culturas históricas. El 22 de junio, expertos de todo el mundo ratificarán los principios de la Carta de Sevilla para sistematizar métodos de trabajo y planes de formación.

Alfredo Grande, junto a la Carta de Sevilla que se aprobará en junio.
Alfredo Grande, junto a la Carta de Sevilla que se aprobará en junio.
Juan Luis Pavón

20 de mayo 2012 - 05:03

Su gran ídolo es Leonardo da Vinci. Y ahora la impronta de su polivalencia le acompaña más aún, pues en el Edificio Da Vinci, en la Cartuja, está la sede de las sociedades que ha creado para impulsar la arqueología virtual dentro y fuera de España. Y en ese lugar se celebrará del 20 al 22 del próximo mes de junio el cuarto congreso internacional sobre esa materia, que organiza en Sevilla y La Rinconada desde 2009. En su clausura, se ratificará la Carta de Sevilla, elaborada para profundizar en la puesta en común de principios, conceptos y métodos para aplicary para enseñar esta disciplina tan pujante que enlaza a profesionales de extracción diversa.

Alfredo Grande, licenciado en Bellas Artes, es más conocido en Sevilla en algunos ámbitos por su labor como restaurador de pintura y escultura. Ha trabajado en las pinturas murales de la Iglesia de Los Venerables; en la capilla de la Virgen de la Antigua y en el retablo de San Bartolomé, ambos de la Catedral hispalense; en la limpieza de muchas esculturas de Itálica que están en el Museo Arqueológico, entre otras realizaciones significativas. "En mi casa tengo un taller de restauración de piezas reales y un taller para la realidad virtual. No quiero perder la dedicación a ambas facetas, aunque ahora estoy volcado en la sistematización de la arqueología virtual".

-¿Cómo atisbó que debía abundar en lo virtual?

-Me llamaron en 2007 para un certamen en Paestum, cerca de Pompeya. Lo promueve Maurizio Forte, el padre de la arqueología virtual. Yo iniciaba el tema en la Hispalense con un grupo de investigación. Y allí nos conocimos quienes estábamos trabajando en diversas universidades españolas y no sabíamos los unos de los otros. Decidimos crear la Sociedad Española de Arqueología Virtual (SEAV) como contribución al conocimiento científico. No sólo se trataba de unir a profesores sino también a empresas interesadas, ya son más de 20. Me nombraron presidente, empezamos a trabajar en red.

-¿Encontró apoyo con facilidad?

-La Diputación y el Ayuntamiento de La Rinconada fueron cruciales para organizar anualmente un congreso internacional y normalizar la materia como disciplina científica y no sólo como herramienta técnica. Se ha logrado sistematizar la difusión del conocimiento. Participan expertos de 25 países. Tenemos el apoyo del Icomos, organismo asesor de la Unesco. Es un honor y una responsabilidad que el nombre de Sevilla marque esos principios.

-¿Cómo matizar si es disciplina científica o herramienta técnica?

-Hace dos siglos, los avanzados de la historia que hacían arqueología pensaban que era una herramienta y que no se debía desligar, bajo ningún concepto, de la historia. Hoy está considerada una rama distinta del saber. La arqueología virtual es una disciplina porque tiene metodología propia. No estamos hablando de un rotaflex, que es una herramienta. Estamos hablando de que hay un método para utilizar el rotaflex y aportar contribución científica. Aglutina todos los componentes de la tutela del patrimonio. Es base de la documentación y de la investigación del patrimonio. De su conservación y preservación. Y de su presentación y difusión. Itálica nos vale de ejemplo. Durante un siglo de historiografía, gente importante escribió mucho sobre cómo era su anfiteatro. Las dudas se han resuelto mediante la arqueología virtual, con pendientes y volúmenes en tres dimensiones.

-¿Los museos y el turismo cultural van a interiorizar ese cambio?

-El futuro del patrimonio histórico está en no ser un gasto para las instituciones. Al contrario, en generar beneficios para su propio mantenimiento. Patrimonio, tecnología y turismo son un trío indisociable. La arqueología virtual puede hacer mucho por museos que tienen un planteamiento decimonónico, con una musealización espantosa.

-¿Quién ratifica la Carta de Sevilla?

-Comenzó el proceso desde cinco grupos de investigación. Pasó a incorporar las aportaciones de 20 y se ha sometido a ratificación de unos 300 repartidos por los cinco continentes. A todos los que sabemos que existen dedicados a este tema.

-¿Cuáles son los punteros?

-El Ename Center, de interpretación del patrimonio, en Bruselas. Y me encanta el Cultnat de El Cairo, en el que trabajan 120 personas. Son los más multidisciplinares.

-¿Quiénes forman la Sociedad Española que preside?

-Es una sociedad privada sin ánimo de lucro con 200 socios que pagan una cuota de 30 euros al año. Todo es fruto de nuestro esfuerzo, unificando criterios para crear un plan de formación que se ligue a los 25 grupos de investigación que hay hasta la fecha en España. Por ejemplo, hemos creado en Cartagena con la Universidad de Murcia el Centro de Documentación del Patrimonio del Mediterráneo.

-¿Esta especialización abre una nueva vía de empleo?

-Por eso hemos dedicado tanto esfuerzo a estructurar una formación de alto nivel, muy diferenciada de tanto máster malo en humanidades que no aporta innovación alguna. Interesa tanto a estudiantes de Humanidades como a los Arquitectura o Ingeniería. Hay un yacimiento de empleo claro. Por ejemplo, cambiando de arriba abajo tanto centro de interpretación planteado de modo obsoleto, donde el visitante se aburre muy pronto. Ya es posible llegar a un pedregal y adentrarle en una experiencia de realidad virtual aumentada. Estamos investigando que con un iPad veas y vivas en tiempo real cómo era un lugar en otro momento de la Historia.

-¿Puede concretar alguna de esas líneas de investigación?

-Estamos implicados en el proyecto europeo Romamed para poner en pie cómo era el Imperio Romano en ocho países del Mediterráneo: España (desde Cartagena), Italia, Túnez, Jordania, Egipto... Con una universidad de cada país, crear un modelo de producción y exhibición que sea sostenible, incluso una especie de quiosco desmontable para realidad virtual aumentada. Alta tecnología para bajo coste. Por ejemplo, se sitúa en Alejandría, entras y ves en 360 grados cómo era en tiempos de Cleopatra. Y le das a otro botón, y pasas a la época árabe. Y en la gran cantidad de metadatos, hay olores, sonidos, músicas, diálogos, explicaciones...

-¿Qué museo debemos ver por su innovación en esta materia?

-Dos referencias. El proyecto de investigación V-Must.Net, del Programa Marco de la Unión Europea, en el que participamos. Crea las bases de los museos digitales. Y recomiendo conocer el Museo Arqueológico Virtual de Erculano, al pie del Vesuvio, se abrió hace dos años. De un modo muy pedagógico e interactivo presenta la vida y cultura romanas antes de la erupción que sepultó la ciudad. No tiene ni una pieza histórica, es todo virtual. Nosotros, desde Andalucía, apostamos por un equilibrio: que los recursos tecnológicos no anulen a las colecciones arqueológicas, igual que éstas no deben anular la fascinación de los sentidos.

-¿Qué museo propone para Sevilla?

-Uno sobre todas las culturas que han pasado por el Valle del Guadalquivir, lo queremos hacer en La Rinconada. También insisto en la propuesta de recrear el santuario tartésico de El Carambolo, cerca de donde halló el tesoro. A otra cota, pero con sus mismas características, combinando reconstrucción física y reconstrucción virtual.

-Es posible poner de acuerdo a las universidades españolas para una especialidad nueva?

-No, todas quieren protagonismo. Optamos por hacerlo desde la SEAV y firmar convenios con las universidades para las diversas titulaciones. El curso online de expertos, de nueve meses, donde han participado 26 personalidades del mundo de la arqueología virtual española. Y tres másteres, en parte online y en parte físico: uno español, uno iberoamericano y otro internacional para Europa y Estados Unidos. Además, hay cursos de especialista universitario que se hacen en Granada, Valencia o Sevilla.

-¿Cuáles extranjeras están ya vinculadas a esta línea de formación?

-Para eso creamos Innova, la Virtual Archaeologic International Network, desde nuestra sede en Cartuja. En los másteres participan miembros de universidades de Viena, Nápoles, Pisa, Berlín, París, Amiens, Carleton (Canadá), Monterrey (México), El Cairo... Estamos sistematizando la creación de los materiales para el campus virtual. Y todo lo hacemos los pioneros de este mundo por amor al arte. Literalmente. Muchos catedráticos se costean de su bolsillo la traducción de materiales curriculares. Es un reto ilusionante que también les libera del encorsetamiento de sistemas universitarios que cada vez les gustan menos.

-¿Participa en más proyectos apoyados por la Unión Europea?

-Sí, el Identity.es, de las identidades de los pueblos europeos. Participan el Museo Etrusco de Florencia, el Museo Ibérico de Jaén, etcétera.

-¿La mayoría de los arqueólogos sevillanos y andaluces siguen la misma tendencia o no?

-El 80% de los arqueólogos españoles aún documentan sólo con un cuaderno y un lápiz. A mí me encantan los cuadernos de campo, pero se me cae la cara de vergüenza si es mi única herramienta o método. Ya no hay excusa para dar la espalda a los ordenadores. Antes un software era carísimo. Ya lo hay libre y barato. A algunos les da vértigo. Y más aún trabajar en red como hacemos con expertos de muchos países. Me han llegado a decir: "Es mucha gente para opinar".

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