Una celebración muy especial de los 25 años de ‘Solas’
Calle Rioja
A sus 89 años, María Galiana, Goya por la película de Benito Zambrano, ha sido la abuela de ‘Cuéntame’ y ahora hace en teatro ‘La reina de la belleza’ a las órdenes de Echanove
EL productor Antonio Pérez prepara una celebración muy especial de los 25 años de la película Solas. Estaba entre el público que llenó el salón de actos de la Fundación Cajasol en el encuentro que Rafael Cremades mantuvo con María Galiana (Sevilla, 1935), que recibió el Goya a actriz revelación por la película de Benito Zambrano, compartiendo elenco con Carlos Álvarez-Novoa y Ana Fernández. A sus 89 años, demuestra que es mucho más que Herminia, la abuela de la serie televisiva Cuéntame, que la ha perseguido por toda España y fuera de nuestras fronteras. Como Herminia la reconocieron y la llamaron a viva voz en lugares tan señalados como la plaza cuadrangular de México D.F., donde está la Catedral, o en la Capilla Sixtina, reconocida y jaleada bajo los frescos de Miguel Ángel por una turista colombiana.
El lunes no vio a Cristiano Ronaldo en el agónico triunfo portugués contra Eslovenia porque el martes tenía madrugón. Antes de coger el AVE en Madrid para venir a Sevilla, intervino en un documental sobre Teo Escamilla, el sevillano que la iluminó en Juncal, en El rey del río, película de Manuel Gutiérrez Aragón, en la versión de La Casa de Bernarda Alba del Centro Andaluz de Teatro y en algunos anuncios de televisión. Llegó a Chicarreros en su motoretta. Como Audrey Hepburn en Vacaciones en Roma. Su Gregory Peck era Rafael González Sandino, el padre de sus cinco hijos, el hombre del que se enamoró cuando representaban en el teatro universitario La partición de mediodía, de Paul Claudel. El maestro Claudio Gómez Calado evocó ese flechazo con la pieza musical de George Gerhswin El hombre que yo amo.
María Galiana trabaja en el teatro Infanta Isabel de Madrid en la obra La reina de la belleza, dirigida por Juan Echanove, en la que le da vida a “una vieja muy mala”. La obra se estrenó en el teatro Meléndez Valdés de Avilés que fundó Antonio Ripoll. “Los espectadores de ese teatro son abonados y si triunfa en Avilés es señal de que triunfa en toda España”. Como las elecciones norteamericanas en Ohio. Recuerda que de su edad siguen en activo Nuria Espert, que acaba de recibir el premio Max por su trayectoria, y Lola Herrera. Nació el 31 de mayo de 1935, la primavera que su Betis ganó la Liga con el irlandés O’Connell. Es de la quinta de otras dos sevillanas top, la bailaora Matilde Coral y la americanista Enriqueta Vila.
Es muy futbolera. Rafa Cremades, que en esos terrenos es agnóstico total, le habla de la curiosidad como motor de vitalidad y ella lo asume, hasta el punto de que siendo martes, como la película (“Si hoy es martes, esto es Bélgica”) confiesa al público que llena la sala que a ella lo que le gustaría saber en ese momento es cómo va Rumanía contra Países Bajos en la Eurocopa. Pilar Astola le dice que ganan los holandeses dos-cero. “Koeman se va a salir con la suya”.
Ganó el Goya con Solas, tuvo un papel en Belle Epoque, con la que Fernando Trueba consiguió el Oscar a la mejor película extranjera. En el teatro Alfredo Kraus de Las Palmas le entregaron la medalla a las Bellas Artes. Es medalla de Andalucía, hija predilecta de Sevilla, “pero el galardón del que me siento más satisfecha es la medalla al Mérito en el Trabajo que me concedió el ministro Jesús Caldera en la plaza de España”.
Camino de los noventa, renovó hasta 2025 el carnet de conducir. No le hace mucho caso al carnet de identidad. “Héctor Alterio a sus 94 años tiene en un teatro de Madrid tres monólogos que le ha escrito su mujer”. Borau se la jugó contando con Aurora Redondo, a sus 94 años, para interpretar a doña Benita en Celia, serie basada en el libro de Elena Fortún con guión de Carmen Martín Gaite. “Llegó a tiempo y le dieron un premio en Cannes”. Dice que Rafaela Aparicio empezaba a estar como Joe Biden “pero delante de las cámaras se crecía”.
Es más de vivir que de recordar y sobre todo desdeña vivir de los recuerdos. Hasta hace muy poco se mantuvo en pie la casa en la que nació, toda una premonición. Una vivienda de la calle Constancia en la barriada Voluntad. Vivió tres décadas en los chalés de Heliópolis y sus compromisos profesionales nunca le apartaron de su apego a las costumbres de su ciudad. Empezando por la Semana Santa, cuando se podían ver los ciriales y la cruz de guía sin apreturas, tiempo en el que fue cicerone de amigos foráneos. Todavía se sabe el programa de memoria. Le gustaba mucho la Feria “hasta que las casetas se convirtieron en discotecas y botellones y no se puede hablar”. Por eso es más de irse al Rocío con la hermandad de Coria, “allí la música todavía no es enlatada”.
La serie Cuéntame le dio fama y popularidad, algo muy relativo “porque ahora famoso es cualquiera, no tienes más que mostrar tus intimidades y hablar mal del de al lado”. Pero el éxito de Solas no los catapultó a quienes la hicieron. “En el cine español, los directores apuestan siempre por una serie de hombres maduros que están en todas las películas: Javier Gutiérrez, Antonio de la Torre, Luis Tosar, José Coronado, Javier Cámara, Mario Casas…”. Cremades compara la muerte de Herminia con la de Chanquete (Antonio Ferrandis). Ella se quita el estigma. “Estuve 23 años con la serie Cuéntame. También estuve cuarenta años con mis compañeros de Magisterio”. El 23-F le cogió dando clase en el instituto San Isidoro. “Me llamó Rafael y me dijo. Vente para casa, que van a salir los tanques a la calle. Y no salieron porque el capitán general estaba como una cuba”.
Un instituto en Montequinto tiene su nombre. María Galiana está para los carteros en los callejeros de Gines, Aznalcóllar, El Viso del Alcor, Santiponce y Sevilla. Es por tanto minera, romana, rociera y visueña. Cuando hacían teatro universitario en el Club La Rábida, los decorados eran de Santiago del Campo, Paco Cuadrado, Paco Cortijo, Carmen Laffón. “Vi por última vez a Carmen en la estación de Atocha y esa misma noche se murió”.
Entre el público estuvieron su hija Valle y su nieta Marina. Valle trabajó en la cabalgata de la Expo y con el dinero que le dieron se fue a Londres, desde donde regresó para participar en el homenaje a su madre en el programa Senderos de Gloria. Un título de Kubrick presentado por Berlanga (Consuelo). José Luis García Sánchez y Juan Diego vinieron a Sevilla buscando actores andaluces para la película Pasodoble, el testamento cinematográfico de Antoñita Colomé. “Rodamos en Córdoba y allí me descubrió Jaime de Armiñán, que me incorporó al rodaje de Juncal con Paco Rabal”. Y en uno de los primeros papeles de Rafael Álvarez El Brujo. Con Armiñán también rodó en Sanlúcar de Barrameda El palomo cojo, adaptación de la novela de Eduardo Mendicutti.
Celebra haber llegado a una Sevilla ya con los toldos “aunque antes eran de lona y ahora son de plástico”. Lectora empedernida, profesora de vocación, algunas de sus alumnas acudieron a esta clase magistral de esta curiosa innata, que fue a Nueva York con la familia y a Buenos Aires con el teatro. Aficionada al fútbol y también a la ópera, el 9 de julio ya tiene entrada para ver en el Teatro Real al tenor peruano Juan Diego Flórez. Comparte una pasión con García Márquez y con Curro Romero, la del tenis. Tanto por el deporte, “menos mal que a esta hora no está jugando Alcaraz”, como por las dejadas financieras, “Montecarlo está lleno de tenistas: Rublev, Medvedev, Djokovic… Nadal no, porque él sigue viviendo en Manacor”. A la salida concita entusiasmo y admiración. La abuela de la tele se ha hecho anciana en el teatro. Mercedes Flores le regala dedicado un ejemplar de su libro El mal miedo. En Madrid le espera el reinado de la belleza. La ciudad del Retiro, el Rastro, la verbena de la Paloma, los escenarios de Galdós y el laísmo a espuertas. El otro La, la, la…
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