El caso de Álvaro Prieto y el modelo policial de Sevilla

La desaparición y muerte del joven cordobés pone de manifiesto la necesidad de un refuerzo en los grupos de Policía Judicial

La apuesta de la Jefatura es la seguridad ciudadana y el refuerzo de los patrulleros en la calle

La autopsia confirma que Álvaro Prieto murió electrocutado

Una cámara de una gasolinera lo grabó subido en el techo de un tren

Aparece el cadáver de Álvaro Prieto entre dos vagones en Santa Justa
Aparece el cadáver de Álvaro Prieto entre dos vagones en Santa Justa / Antonio Pizarro

El caso de Álvaro Prieto ha puesto el dedo en la llaga del modelo de la Policía Nacional en Sevilla, que parece pedir una revisión desde hace tiempo. No es normal que dos periodistas encuentren de forma casual el cuerpo del joven tras cuatro días de búsqueda con drones, perros y decenas de agentes, y no muy lejos de la zona que se rastreó la noche anterior.

La Jefatura está apostando principalmente en los últimos años por reforzar la seguridad ciudadana, dotando de numerosos efectivos a los patrulleros y potenciando la respuesta rápida en la calle, pero descuidando a los grupos de investigación. Aquello de que la Policía tardaba en llegar porque no tenía efectivos hace tiempo que ya no pasa en Sevilla, donde salen a patrullar a diario más de treinta coches.

Cualquier agente que se incorpora a la plantilla de la capital andaluza se destina a los Zetas, como se denominan dentro del cuerpo a los patrulleros de la Brigada de Seguridad Ciudadana. Son la punta de lanza de la Policía de Sevilla y su trabajo es clave para responder de forma rápida a cualquier incidente, así como para prevenir la delincuencia. Esta rapidez en la intervención, gracias a la gran cantidad de efectivos que hay en las calles, acalla las críticas ciudadanas y da una sensación de seguridad a pesar de que los índices de criminalidad revelan que la delincuencia va en aumento en los últimos años.

Sin embargo, ese refuerzo de los radiopatrullas tiene un efecto contrario en los grupos de Policía Judicial, dedicados plenamente a la investigación de delitos. Estas unidades han quedado desnutridas desde hace tiempo, pues todos los esfuerzos se vuelcan en la presencia en las calles. Esta merma de funcionarios no sólo afecta a los grupos de investigación, sino también a otros departamentos como Policía Científica, la Brigada de Extranjería y Fronteras y las comisarías de distrito, muy venidas a menos en la actualidad y reducidas prácticamente a la recepción de denuncias e investigación de hechos de menor interés, a los que ni siquiera se les puede dar respuesta a menudo por la escasez de personal.

No deja de ser revelador que uno de los puestos más importantes de la Jefatura, como es el de jefe de la Policía Judicial, siga vacante a día de hoy tras la marcha de la anterior responsable a Madrid. Fuentes del cuerpo explicaron a este periódico que la intención es cubrirlo el próximo mes de diciembre con un comisario de Sevilla, con la idea de que pase en el cuerpo una temporada larga y no busque otro destino al poco tiempo, como ha ocurrido en anteriores ocasiones.

A esta carencia de efectivos se le une también la propia forma de trabajar de la Policía. Mientras los patrulleros cubren, como no puede ser de otra manera, las 24 horas del día en tres turnos de trabajo, en el caso de Policía Judicial el trabajo se centra principalmente en los días laborables tanto por las mañanas como por las tardes. No se suelen hacer noches (salvo que haya alguna vigilancia o servicio previsto), y durante los fines de semana se suele quedar un grupo de incidencias que es el que resuelve todo lo que ocurra desde la noche del viernes hasta la mañana del lunes, cuando ya cada asunto pase a la unidad correspondiente.

Recuérdense aquellas palabras del padre de Marta del Castillo lamentando que en Sevilla no se podía desaparecer un sábado, pues la Policía no buscaría hasta el lunes. Algo parecido ha ocurrido en el caso de Álvaro Prieto, que desapareció el 12 de octubre, primer día de un largo puente festivo. Cierto es que el Grupo de Homicidios, una unidad puntera con un elevado índice de casos esclarecidos, buscó al joven desde el primer día con todos sus efectivos. Pero hacía falta más gente para rastrear la zona.

Fuentes de la investigación aseguran que era precisamente el lunes cuando se iba a buscar en el lugar en el que apareció el cuerpo, pero el hecho objetivo es que el cadáver fue hallado por dos periodistas que simplemente hacían su trabajo desde el aparcamiento de un McDonald's. No estaban buscando al joven ni nada parecido, simplemente vieron unos pies saliendo del acople entre dos vagones de un tren.

En la Policía existe una fórmula que se aplica en Semana Santa, Feria y otros eventos, que es la de los servicios extraordinarios. Así se pueden sacar más agentes a la calle o, en este caso, podrían haber servido para peinar toda la zona de las vías o, por ejemplo, haber encontrado antes las imágenes que lo grabaron subido al techo del tren. Esto habría acotado la búsqueda en un punto mucho más concreto.

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