La carrera por la Alcaldía toma impulso con el relevo de Espadas aún por definir
Puntadas con hilo
El nuevo líder del PSOE andaluz insiste en gestionar los tiempos y en alargar lo posible su despedida municipal
Dice que dejará su cargo cuando permanecer en él suponga más perjuicios que beneficios. Y algunos, cada vez más, opinan en su entorno que ese momento ha llegado y que debería acelerar su despedida. Juan Espadas compatibiliza su cargo de alcalde con el de secretario general del PSOE andaluz y candidato a la Junta de Andalucía. Es algo legítimo y para nada excepcional, pero implica una dispersión que no beneficia ni al aspirante ni tampoco a Sevilla, una gran capital y la de mayor tamaño que gobiernan los socialistas.
Los riesgos de la aventura autonómica de Espadas no sólo son personales, una amenaza clara es el desgaste del gobierno municipal y su consiguiente debilitamiento a la hora de revalidar la Alcaldía. Desde las primarias en las que el socialista se impuso a Susana Díaz las tensiones no sólo se han producido en el pleno municipal, de hecho el último del debate del estado de la ciudad se centró en buena parte en la marcha del alcalde. En el grupo socialista la inquietud se ha ido acrecentando a la espera de conocer quién será el elegido por Espadas para presidir la corporación y concluir el mandato. Y la misma vehemencia con la que algunos se posicionaron al lado del alcalde durante el proceso orgánico se observa ahora en una suerte de campaña que se desvela a trazos por las redes sociales. No hay elegidos, pero sí concejales que se postulan claramente, otros que se ponen a disposición del alcalde y alguno que mira a los dos lados esperando una señal.
En la agenda de Espadas aún no ha habido un hueco reservado para abordar el tema de manera formal. ¿Por qué? En los últimos dos meses una de las frases recurrentes de su equipo para eludir preguntas sobre el futuro ha sido la de cuando lleguemos al río cruzaremos el puente. Y, de momento, sólo ha atendido llamadas muy puntuales sin haber resuelto ninguna incógnita.
Su intención, al menos hasta ahora, ha sido agotar al máximo los tiempos para dejar resueltos el mayor número de temas posibles y cumplir su compromiso como alcalde en un mandato truncado, en gran parte, por la pandemia. Conforme su proyecto en el partido ha ido avanzando con éxito, su plan más inmediato es lograr la aprobación del presupuesto para el año próximo, clave para evitar una parálisis municipal y tarea ahora más complicada con una oposición descompuesta, desde el PP a Adelante Sevilla, y dispuesta a endurecer el discurso y un pacto con Ciudadanos que ya no es tan firme.
Un plazo razonable para que Espadas se despidiera sería el último trimestre del año. Parece que ya trabaja en una reorganización de las competencias municipales y urge que empiece a delegar mucho más en su equipo de gobierno. De él saldrá su sustituto. Quien tome el relevo debe ser concejal del grupo y su núcleo duro se reduce a cuatro ediles: Antonio Muñoz, Juan Carlos Cabrera, Juan Manuel Flores y Adela Castaño. ¿Hay una posible terna? De momento, el foco mediático se ha centrado en los dos primeros, dos de los hombres fuertes del gobierno, por el peso de las competencias que dirigen. Ambos se han visto desde el inicio como los dos polos que complementan la visión de la ciudad de Juan Espadas, proporcionando el equilibrio entre la derecha y la izquierda, la Sevilla más tradicional y la más vanguardista, la más rancia y la más moderna... Y precisamente estos valores juegan ahora en contra porque los presentan como candidatos con carencias.
¿Hay algún posible aspirante redondo? Espadas no lo era cuando aspiró por primera vez a la Alcaldía y ambos son a día de hoy más conocidos que lo era entonces el hoy alcalde. Cabrera no esconde su entusiasmo ante la posibilidad de convertirse en alcalde accidental, a pesar de ocupar el puesto número 7 en la lista electoral. Pero cualquier sondeo improvisado revela que Muñoz cuenta con un mayor reconocimiento a su gestión y trayectoria, incluso en otros círculos ajenos al PSOE, donde muchos alaban su seriedad y conocimiento y autoridad en los temas que gestiona. Y en el partido recibe elogios de todas las facciones, incluidos algunos que se posicionaron al lado de Susana Díaz, esto es, en contra de Espadas. Haber sido un militante con poca vida de partido le ha servido entre los suyos alguna vez el calificativo de tecnócrata pero le ha evitado hasta ahora tener enemigos internos.
Muñoz sería la persona adecuada para continuar con la línea de gestión de Espadas. Los dos empezaron juntos y han trabajado en los últimos tres mandatos con entendimiento. En sus círculos más cercanos dicen que si bien la Alcaldía no fue nunca el sueño de Muñoz, asumiría el cargo con responsabilidad y la misma lealtad que ha demostrado en este tiempo. Y el encargo sería, además, un premio a su gestión que le permitirá, con seguridad, abrirse otras puertas a otro nivel cuando llegue el momento de abandonar la Plaza Nueva.
Pero hay un detalle por definir que condiciona también la elección del sustituto para lo que resta de mandato. ¿Será el mismo quien se convierta en alcaldable en las próximas municipales? ¿O el candidato será otra persona ajena al equipo actual? Las expectativas cambiarán sustancialmente para quienes aspiran ahora a tomar el relevo a Espadas.
Escenario con Montero o Celis
Es probable que esta decisión no sea inmediata y que dependa del éxito o fracaso del propio Espadas en su carrera hacia la presidencia de la Junta de Andalucía. Si el PSOE no recupera el Gobierno andaluz, lo lógico sería que apostara por un candidato o candidata muy fuerte para apuntalar la Alcaldía de Sevilla y ahí podría justificarse un desembarco de peso de Madrid como María Jesús Montero, considerada en el partido como la candidata más óptima. ¿Y Alfonso Rodríguez Gómez de Celis? A nadie se le escapa que sigue de cerca los movimientos y que podría ser también el candidato en 2023. Si Espadas logra instalarse en San Telmo quizás los vientos soplen más favorables cuando lleguen los comicios municipales y al PSOE le baste con reforzar a quien haya ocupado la Alcaldía hasta ese momento siempre que no haya cometido errores.
A Espadas le cuesta delegar, es su condición, querer controlar todo. Y quienes lo conocen aseguran que otro de sus empeños es contentar a todos y ahí entraría también Adela Castaño que, pese a ser el perfil más alejado para la Alcaldía, muestra gran fidelidad al alcalde y probablemente saldrá reforzada en el nuevo reparto de las competencias. Este empeño personal dificultaría también la apuesta por su sucesor, pues le obliga a elegir y premiar a uno sobre el resto.
Hay otros posibles escenarios. Si sigue agotando el tiempo y la intención, además, es optar para las municipales por un candidato nuevo, externo, hay otras opciones en su equipo en las que, hasta ahora, no se ha puesto el foco. Entre sus más estrechos colaboradores está también Juan Manuel Flores. Este edil reúne capacidad de gestión, experiencia, confianza y una máxima discreción que lo convierte en un alcalde ideal para un periodo corto, de cierre de mandato, donde el morbo y el debate político se anule y no ensombrezca el protagonismo de Espadas.
La alternativa con menos posibilidades es la de Sonia Gaya, a pesar de ser la número 2 y, por tanto, el relevo natural. La edil ya entró en el cartel electoral de Espadas como una imposición del partido, adelantando a Muñoz por la obligación de la lista cremallera que reservaba ese puesto a una mujer. Gaya es susanista y se ha posicionado en el proceso interno al lado de la ex presidenta. Tiene asumido que debe dar un paso al lado pero por su trabajo y su actitud en el mandato merece un tratamiento digno. No parece que vaya a plantear ningún conflicto ni a ser ningún obstáculo sea quien sea la persona elegida.
Faltan casi dos años para las elecciones municipales, pero el PP ya cuenta con un nuevo alcaldable, José Luis Sanz, que ya se pasea por los pasillos virtuales. La carrera hacia la Alcaldía toma impulso y es probable que septiembre y el nuevo curso político marquen el pistoletazo de salida oficial, argumento a favor de quienes en el PSOE urgen la salida de Espadas y la elección de quien tendrá que encargarse no sólo de continuar con la gestión actual, sino construir nuevos puentes con los grupos de la oposición que, en todos los casos, presentan fracturas internas y muestran un liderazgo discutible.
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