“Se ha amenazado a profesionales por llevar mascarilla porque generaban miedo y consumían recursos" `
Carlos Velázquez | Cirujano cardiovascular y vicesecretario general del Colegio de Médicos de Sevilla
Así ve la situación por la pandemia de coronavirus uno de los médicos del Hospital Virgen Macarena
Carlos Velázquez ejerce como cirujano cardiovascular en el Hospital Virgen Macarena, uno de los primeros que empezó a recibir pacientes infectados de covid-19 en Sevilla. Al igual que otros profesionales de dicho centro, vive con tensión y preocupación la situación actual: "El miedo es que los sanitarios van cayendo y eso son bajas que cubren otros que sin los equipos adecuados también se contagiarán".
–¿Cuál es el protocolo que se ha seguido en el hospital y desde cuándo se aplica?
–El establecido pero hay limitaciones para aplicarlo por la escasa disponibilidad de material de desinfección y de equipos de protección adecuados. Desde el primer día de estado de alarma se racionaron todas las mascarillas o las batas o faltó desinfectante en muchos centros, y las mascarillas FFP2 o FFP3 estuvieron totalmente restringidas.
–¿Os han facilitado a los médicos test?
–Hasta el día 19 de marzo a cuentagotas. La falta de test obligó a limitar su uso a los casos más graves. Por ejemplo, aunque el protocolo era claro, indicando que cualquier sanitario con síntomas debía hacerse el test de PCR, la falta de reactivos hizo que la mayoría fuesen aislados en domicilio sin diagnóstico durante muchos días. ¿Y por qué a los sanitarios? Porque ellos seguían viendo a mucha gente y podían contagiar. Uno de los problemas fundamentales está en el infradiagnóstico por falta de medios.
–Ahora hay más disponibilidad.
–Pero estos test rápidos no son la panacea que se dice, su sensibilidad es mucho mas baja y su eficacia parece dudosa para descartar la infección.
–¿Han variado los criterios de atención a pacientes?
–Mantenemos la distancia de protección y minimizamos las exploraciones a las estrictamente imprescindibles. Los pacientes también se han autolimitado, aplazando por iniciativa propia cualquier acto médico demorable, es una actitud excelente. Por parte de los médicos se ha impulsado la telemedicina de forma brutal, convirtiendo las consultas presenciales en consultas telefónicas en todo caso posible. Igualmente, para evitar ocupar las UCI o los respiradores, se han suspendido multitud de cirugías, manteniendo sólo los casos urgentes u oncológicos.
–¿Cómo afectará esto a las listas de espera después?
–Va a generar un aumento del tiempo en lista de espera significativo en toda la patología no urgente ni oncológica. Esto no significa cirugía poco importante, por ejemplo, la cirugía cardíaca.
–¿Disponen del material de protección necesario?
–La protección es muy escasa, y los médicos hemos protestado desde el principio. Los protocolos establecen unos niveles de protección demasiado bajos. Los países con buen control de la pandemia han destacado por el aislamiento o confinamiento, los EPI y el diagnóstico precoz. Por desgracia, no ha sido la senda española o italiana. Durante al menos una semana, ya con estado de alarma, a los profesionales incluso se les amenazaba desde la dirección de algunos centros por llevar mascarilla porque generaban miedo y consumían recursos. Era lamentable ver cómo los pacientes venían con equipos FFP2 o FFP3 y nosotros sin mascarilla. Cualquier supermercado ofrecía más medios a sus empleados que muchos centros sanitarios públicos o privados a sus médicos.
–¿Ha cambiado mucho esa situación?
–Esos criterios van cambiando, pero es triste que tengamos que ser el segundo país del mundo con más muertes para que las autoridades escuchen a los médicos que realmente están en las trincheras. Aun así, todavía tenemos racionadas las mascarillas quirúrgicas a una mascarilla quirúrgica por profesional y jornada. ¿Sabe el precio de una mascarilla? Es ridículo, no es el precio, no hay porque no se ha hecho acopio de material a pesar de que se veía venir. Tenemos una administración hipertrofiada, fragmentada, poco coordinada y demasiado lenta en responder.
–Trabajan entonces sin los medios necesarios.
–Los profesionales en contacto directo con casos de alta sospecha o diagnóstico confirmado usan batas ¡no impermeables! y sólo los que toman muestras de secreciones tienen un EPI en condiciones. ¿No nos hemos enterado de que la mayoría de los contagios vienen de casos asintomáticos? ¿Para qué hemos pedido a una quiosco de prensa o a una tienda de ropa que cierre totalmente si sólo hay que usar mascarilla ante los casos sospechosos o confirmados? No es coherente. Estas medidas en los centros sanitarios sólo se justificaban por el miedo al agotamiento de un material ya escaso desde el principio.
–¿Cómo se vive el día a día en el hospital?
–Con tensión y preocupación. Todos tenemos compañeros trabajando en comunidades con una situación peor, con hospitales saturados, sin respiradores suficientes y limitando esfuerzos en los pacientes con menos posibilidades de curación. Ésta es la situación a evitar. Y todos tenemos compañeros infectados y mucha sorpresa e indignación ante algunos errores de gestión de nuestras autoridades. Hay cosas que no deben pasar y pasan. Y nos sorprenden declaraciones de políticos diciendo que los sanitarios se suelen contagiar fuera del trabajo, es de broma.
–¿Se intuyen ya momentos de saturación?
–La interrupción de la actividad programada hace que en Sevilla no haya saturación a día 26 de marzo. Digo la fecha porque los números siguen subiendo, así que esperemos poder seguir diciendo esto todavía muchos días. Porque esto no ha acabado, no sabemos si es "todavía no". Hay que mantener la prevención.
Se viven jornadas muy duras y de saturación en las puertas de urgencias y en atención primaria por muchísimas consultas por sospecha de covid. Pero por desgracia, Primaria y Urgencias son terribles muchas jornadas, con y sin coronavirus. Es un problema crónico que algún día afrontarán las autoridades. De momento, con los paciente ingresados, medicina interna y neumología están controlando la situación, pero con un aumento progresivo de pacientes. Igualmente las jornadas de los compañeros en UCI están siendo muy duras para los profesionales, no sÓlo por el aumento de casos, sino por el difícil tratamiento de los casos graves. Afortunadamente, al menos aún, no se está limitando la atención a ningún paciente por saturación.
Esperemos que llegue pronto el calor y que el virus sea sensible al mismo.
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