"A la IA no se le puede tener miedo, se le tiene que dedicar tiempo para saber de ella"

Carlos A. Infantes Alcón. Presidente de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Sevilla

La Real Academia de Medicina de Sevilla, la más antigua del mundo en la materia al sumar 325 años, arrancó ayer un nuevo curso académico

La Real Academia de Medicina de Sevilla inaugura el curso con una lección sobre medicina y fe

El presidente de la Real Academia de Medicina, Carlos A. Infantes Alcón, en la sede de la institución.
El presidente de la Real Academia de Medicina, Carlos A. Infantes Alcón, en la sede de la institución. / José Ángel García

Al cirujano cardiovascular Carlos A. Infantes Alcón le obsesiona que la Real Academia de Medicina y Cirugía de Sevilla ejerza como una especie de consejo de sabios que conjuga lo científico con lo humanístico, pero, sobre todo, que sea capaz de conectar con la sociedad. "Es a quien se debe esta Academia", afirma rotundo. Un objetivo con el que la institución, que cuenta con 325 años de historia, y goza del privilegio de ser la Academia más antigua del mundo en Medicina y tercera de las generales en el saber, arrancó ayer un nuevo curso académico a los mandos de un hombre que, a sus 80 años, trabaja cada día por actualizarse, con autocrítica, pero sin perder de vista lo tradicional. Dice cada palabra con la misma fuerza que la anterior y eso le hace una persona cercana, pero también sólida y envolvente.

Pregunta.Representa a una institución con 325 años de historia, la Academia de Medicina más antigua del mundo. Eso es mucha responsabilidad...

Respuesta.Y no sólo eso, significa representar a una institución por la que han pasado más de 800 académicos de número y en la que ha habido personajes, indiscutiblemente, de un nivel altísimo, ante los que es imposible estar a su altura. Por ello, el principal reto es no defraudar las expectativas que después de 325 años la sociedad ha puesto en la Academia. Y digo a la sociedad porque es a ella quien esta Academia se debe. Esto no puede ser un círculo de amigos que se reúnen para demostrarse unos a otros que están al día en temas médicos. Se trata de ser capaces de orientar a la sociedad en esta nueva etapa que hemos emprendido y conectar con ella en temas que son trascendentales y entre ellos están la eutanasia, los cuidados paliativos o el aborto.

P.¿Cómo diría personalmente que han sido estos años de mandato?

R.Dirigir un grupo de profesionales de tan alto nivel, como lo son todos aquí, es muy sencillo, basta con simplemente dejarles hacer lo que saben hacer. Dirigir a personas de ese nivel sería una presunción por mi parte. No los dirijo, simplemente les acompaño.

P.A veces da la sensación de que estas instituciones parecen un poco ancladas es en el pasado...

R.Es orgulloso sentirse anclado en el pasado, pero con matices, siendo una especie de transporte de toda una tradición. No podemos renunciar a que el mantenimiento de una institución durante tanto tiempo tiene unos conceptos inamovibles, que son el humanismo y el comportamiento clásico, pero eso no significa arcaico, sino respeto a las tradiciones. Precisamente, lo que pretendemos en esta Junta Directiva es mantener la tradición, pero sirviendo a la sociedad, sin la cual, esta Academia no es nada.

Carlos Infantes Alcón en el Salón Ramon y Cajal de la Academia donde ayer arrancó un nuevo curso académico.
Carlos Infantes Alcón en el Salón Ramon y Cajal de la Academia donde ayer arrancó un nuevo curso académico. / José Ángel García

P.Entre las bazas de su presidencia destaca el haber sacado la Academia a la calle o la incorporación de académicos más jóvenes...

R.Las puertas de la Academia siempre han estado abiertas para que venga quien quiera, pero ahora están abiertas para salir nosotros afuera. Hemos salido a conectar con otras instituciones, con otras fundaciones, con otras sociedades en distintos ámbitos, no solamente locales, en Sevilla, también en Córdoba o en Huelva. Vamos donde haga falta y seamos útiles. Y, para ello, estamos integrando a personas muy comprometidas con la sociedad y que han dedicado su vida profesional a la Medicina sin contaminación de ningún tipo, muchos de ellos más jóvenes y aún en activo. Aquí ha habido una tendencia clásica que vinculaba la sabiduría con la madurez y, en parte, es verdad, pero cuando se llega a los 80 años, por ejemplo, y uno hace ya ocho o diez años que está jubilado, tiene una cierta tendencia a no tener la ilusión de progresar. Por eso hace falta gente joven, que tenga ilusión, que es muy importante. Es muy bueno un rejuvenecimiento, con personas en activo, que ya han demostrado que tienen una gran valía.

P.¿Qué papel le gustaría que ejerciera esta Academia en la sociedad?

R.La Academia de Medicina puede ser la capacidad de sentarse a pensar en lo que ha ocurrido y dar directrices con respecto al futuro. Aquí no estamos para decir a la sociedad, por ejemplo, cómo se manipula el hígado, porque para eso ya hay magníficos profesionales que lo hacen, pero sí podemos ver cómo ha evolucionado, por ejemplo, el concepto de las vacunas desde su origen hasta ahora o para ver cómo orientar a la sociedad en lo que puede ser cien por cien útil en Medicina o los riesgos que puede tener. No se trata de dar una clase magistral sobre equis tema, sino de discutirlo entre nosotros y mandar un mensaje que pueda ayudar.

P.El nuevo curso académico se inauguró ayer con una conferencia de carácter humanista del doctor Juan Sabaté Díaz que relacionaba la Medicina con la fe, las creencias e, incluso, el milagro. ¿Es este el enfoque que tendrán las actividades que desarrollará la Academia este año?

R.Aquí siempre hemos tenido conferencias humanistas. Es más, incluso cuando uno habla de una enfermedad concreta, entra dentro del humanismo si la relaciona con el paciente. No tratamos enfermedades, tratamos pacientes. Si uno ve a un paciente y no le ve más que el hígado, el estómago o su pulmón, se está equivocando, porque está dejando de ver al ser humano, al que piensa, al que sufre, incluso al mundo que le rodea. Luego, todo lo que se haga en esta Academia sería importante que tuviese un porcentaje de humanismo. Dicho esto, no quiere decir que un día no hablemos de técnica pura.

El entrevistado en el jardin que atesora la sede de la Real Academia de Medicina de Sevilla, en la calle Abades.
El entrevistado en el jardin que atesora la sede de la Real Academia de Medicina de Sevilla, en la calle Abades. / José Ángel García

P.¿Por qué la medicina vive o da la sensación que vive en un estado convulso permanente?

R.Yo diría que el problema está en que no se ha sabido plasmar bien la idea de que, en Medicina, lo más importante es conservar la salud. Todo lo que sea tratar una enfermedad ya es un fracaso. Y, conservar la salud, significa empezar por abajo, es decir, que el niño esté sano, que entre en una vida de pubertad sana, que tenga una forma de vida y de educación sanas para evitar entrar en enfermedad. Pero nos hemos criado en la idea de que nosotros estamos sanos y la Medicina empieza cuando está enfermo y eso es un grave error. Pero además, creemos que la Medicina empieza cuando yo esté enfermo y que la Medicina tiene que ser capaz de cubrirlo todo, absolutamente gratis, y no sólo me refiero a que no me cueste el dinero, sino que no me cueste ningún esfuerzo. Y ese es otro gravísimo error. Hay veces en las que el médico tiene que hacer entender al paciente que la enfermedad la trae él y que él lo que hace es tratar de ayudarle. El paciente no puede hacer culpable a un hospital de estar enfermo. Y eso hay veces que hay que recordarlo.

P.En cuanto a avances, la Inteligencia Artificial está en todas partes y también ha irrumpido con fuerza en la Medicina. ¿Ve los beneficios?

R.La Inteligencia Artificial es absolutamente necesaria. A la IA no se le puede tener miedo, se le tiene que dedicar el tiempo para saber de ella. Puede ser malísima si la utilizamos mal, pero por ello no podemos decir de entrada que es mala. Eso, de manera general, pero, aplicada a la Medicina, por supuesto que tiene beneficios. Basta el ejemplo de leer, por ejemplo, una radiografía. Si la analiza una Inteligencia Artificial, no se le va a pasar ni una mota, mientras que si la mira un especialista, éste va a fijar con mayor atención en aquello que domina. La IA obliga a mirarlo todo porque es capaz de hacer una observación de cada una de las cosas que ve. Más allá, la IA también nos va a ayudar muchísimo incluso en cirugías. Y eso siempre es un avance.

P.¿Qué cree que vendrá después?

R.Le diré lo que a mí me gustaría que viniera y sería que todo en Medicina, en conjunto, la Medicina propiamente dicha, la organización, la estructura sanitaria y los políticos hicieran posible una sociedad más feliz y eso significaría mejor salud, menos estrés, menos confrontación y menos egoísmo.

P.¿Cuáles son los retos y desafíos de la Medicina?

R.El más importante de todos diría que es la genética. En la sanidad se siguen dando casos en los que llega una paciente con una patología y, sin embargo, pese a tener antecedentes, no ase averigua todo lo que ocurre alrededor. ¿Qué necesidad hay de transmitir una enfermedad que sabemos que es grave si simplemente con un análisis genético se puede predecir? Creo que habría que quitar algunos límites para prevenir enfermedades que son muy graves. Y, como consecuencia de ello, la prevención, es el otro gran desafío. Estamos avanzando mucho en la detección precoz, por ejemplo, ya hay fórmulas que permiten a través de análisis de sangre periférica detectar algunos tipos de cáncer, pero estamos detectando algo que ya está ahí y que va a dar la cara en algún momento. Sería importante hacer posible el podernos adelantar a ello.

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