La capilla Sixtina de la Barzola
Devoción. Pérez Villalta participó en el besamanos de la Macarena y visitó el museo de la hermandad para la que realizará el cartel del cincuentenario de la coronación y un manto.
TENÍA 13 años y sacó tan buenas notas que sus padres le quisieron hacer un regalo. Guillermo Pérez Villalta (Tarifa, 1948) lo tenía clarísimo. "Les pedí de regalo la Semana Santa de Sevilla y me vine a casa de unos tíos que vivían en la Barzola". El pintor tarifeño no es un advenedizo ni necesita un intérprete cuando participa en el besamanos de la Macarena. El 12 de mayo de 1964 cumplió 16 años. El último día de ese mes tuvo lugar la coronación canónica de la Virgen, cuyo cincuentenario quedará en la retina de los hermanos en el cartel que realizará este artista.
Su colega Ricardo Suárez hizo de guía en la visita que el pintor realizó al museo de la Macarena. También le acompañaban Santiago Álvarez, teniente de hermano mayor, y Honorio Aguilar, arquitecto en cuya casa se concretó el compromiso del artista para asumir el doble envite del cartel y un diseño del manto de salida de la Virgen. "Mi visión del arte viene de ir a misa de niño y de la Semana Santa. Cuando vivíamos en Málaga, ir a la Catedral era un premio y con nueve años ya sabía distinguir el gótico del Barroco".
Los contenidos del museo macareno podrían figurar sin complejos en una sala del Prado o del Louvre. Ante un armao de la Macarena que diseñó Juan Manuel Rodríguez Ojeda, los dos pintores se apuntan a la centuria y se cuentan sus respectivas escaramuzas romanas, el hallazgo del enterramiento de Giorgio de Chirico o el asombro ante el legado de un coetáneo del Giotto después de superar la aduana de "unas monjas muy antipáticas".
"Yo no soy erudito, lo mío es amor al arte", dice Pérez Villalta. Arte y amor a raudales en este recorrido. El Crucificado de Velázquez que inspiró el bellísimo poema de Unamuno; el libro de Reglas del XVIII que conformó los tejidos y colores de la túnica del Señor; el manto de la Virgen del Rosario que contempla el pintor como Scott ante el mapa de Australia. Fiestas en primavera. Semana Santa. Suntuosas Procesiones. Feria de Abril. Estación Otoñal. Son los enunciados del cartel que Juan Miguel Sánchez pintó para la primavera de 1931. "Lo he defendido muchísimo", dice el visitante, que repasa brochazos de genialidad de ese cartelista en una iglesia del Cerro, en la estación de autobuses. Suárez añade los murales del coro de San Luis de los Franceses y los dos lamentan los que se esquilmaron en la reforma del Laredo.
Le informan de la fundación de la advocación en San Basilio, de su argumento espiritual, "darle esperanza a los enfermos del hospital de las Cinco Llagas", le dice Suárez, hospital donde más de una vez se acogieron las imágenes titulares de la hermandad. En el museo está el cajón donde se protegió la Virgen, milagrosamente salvada del incendio del 18 de julio de 1936, y una réplica en baño de plata de la furgoneta en la que se produjo la evacuación. Galería de todos los hermanos mayores. Cuando nace Pérez Villalta, lo era el general Bohórquez, que se quedó sin calle. "Sus hijos, nietos y bisnietos siguen vinculados a la hermandad", explica Santiago Álvarez.
Es de Tarifa por Villalta, el apellido materno. El Pérez viene de El Borge, pueblo de la Axarquía malagueña en el que nació su padre, militar de profesión, continuos cambios de destino que abrieron el mundo de su hijo. En una de las paredes del museo, un croquis del itinerario de la Macarena cada Madrugada. Se adentra el pintor por el callejero. "A la salida, la veo en la Cruz Verde; de regreso, por el Salvador, cerca de mi casa". El cartel está en buenas manos, a juzgar por la letra pequeña de este pregonero plástico. "Cuando le intento explicar a los forasteros la Semana Santa, les digo que todo es importante".
La sierra y la azucena que forman la simbología de San José; la saya de la Virgen que se hizo con un traje de torero de Ignacio Sánchez Mejías; el manto que en 1914 diseñó Rodríguez Ojeda; el boceto del rostro de Pilatos de Castillo Lastrucci. Llega Pérez Villalta a la pinacoteca: el cartel de la coronación de Alfonso Grosso, del año del gol de Marcelino; los de Joaquín Sáenz o Carmen Laffón. El que en 2005 hizo Ricardo Suárez, que le da detalles. "Está hecho con café Saimaza descafeinado de sobre con un poquito de cafeína y carbón".
Terminada la visita, los dos pintores se van por San Luis y hacen una parada en la librería de viejo de los Terceros.
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