Los caños de Carmona eran de Alcalá
calle rioja
Monumentos, patrimonio y agua. Emasesa programa dentro de la Semana de la Movilidad cuatro Rutas del Agua por la capital andaluza desde hoy hasta el jueves
Del agua va de los tiempos anteriores al higienismo al agua viene de las riadas e inundaciones hay en Sevilla una cultura del agua en la que este líquido se hace sólido en los edificios y monumentos que la canalizan, la reciben, la distribuyen a lo largo de su historia; aguas subterráneas del subsuelo y aguas llovedizas del mismísimo cielo. Conocer esa historia monumental y patrimonial del agua es el objetivo de las cuatro rutas del Agua que hoy pone en marcha Emasesa hasta el próximo jueves dentro de la Semana de la Movilidad.
La empresa metropolitana del Agua es coherente con la filosofía que le llevó a recibir el 5 de noviembre de 1991 de manos de la reina Sofía la medalla de honor de la Asociación Europa Nostra a la protección del patrimonio arqutectónico, por las obras de restauración y adaptación del convento de los Terceros (que contaba con una fuente que puede verse en una de las rutas) y del Palacio de los Duques de Arcos para su sede institucional.
La ruta verde es matinal (10:30, Santa María la Blanca) y las tres restantes vespertinas. La azul (18:30) recorrerá la dársena del Guadalquivir y va desde el muelle de las Delicias hasta la Barqueta, susceptible en un futuro de ser ampliada hasta el Alamillo. La morada (17:30) parte de los caños de Carmona y concluye en la antigua Fábrica de Tabacos, actual Universidad. La ruta naranja (17:30) empieza en la fuente de la plaza de la Magdalena y concluye en el antiguo Hospital de las Cinco Llagas, sede del Parlamento Andaluz.
Cuatro historiadores harán de guías en cada ruta, diseñadas con los criterios de Lourdes Ferrand, historiadora del arte, que ya en su momento preparó una ruta por los conventos de la ciudad. Los que participen en la ruta verde descubrirán que los bares El Cordobés, Giralda (Mateos Gago) o Mesón del Moro tienen sendos baños árabes. Una canalización misteriosa a la que también pertenecen las termas romanas del hotel Los Seises, las fuentes ocultas de Dueñas, Pilatos, el palacio de Villapanés que hoy es un hotel o los lavaderos del corral del Conde.
Mucha gente piensa que el nombre de los Caños de Carmona se debe a la procedencia del agua, que no venía de Carmona, sino de Alcalá de Guadaíra, como el pan. Llegaba hasta la Puerta de Carmona, de ahí su nombre como surtidor histórico de agua para la ciudad. Con una canalización de 17 kilómetros llegaba al aire libre, al socaire del polvo, los insectos, el robo o la que bebían los animales. La caída del Imperio Romano supuso su decadencia, de la que la rescata el califa Aby Yacub Yusuf en 1172 cuando decide construir una alberca para su palacio de verano en la Buhaira. Esta cultura hidráulica está en la canción que Lole y Manuel le dedicaron al Callejón del Agua, así llamado por ir paralelo a la antigua muralla, en la que iba embutida una tubería.
La Alameda de Hércules fue conocida como laguna de la Feria a la que iban a parar todas las aguas insalubres. Llegó a tener tres fuentes de mármol de Diego de Pesquera. Parte de esa escultura del agua fue a parar al paseo Catalina de Ribera y una de las fuentes se supone que es la de la plaza de la Magdalena, punto de partida de una ruta sugerente. La Alameda cuenta hoy con un tanque de Tormentas que no se incluye en la visita. El agua hasta esta zona convertida en nuevo pulmón de la ciudad no procedía de los caños de Carmona, sino de la fuente del Arzobispo. Descubierta por un hortelano en el convento de los Trinitarios junto a la Puerta de Córdoba, generó un largo pleito entre los frailes y el Ayuntamiento, que se quedó con los derechos del agua. En la plaza de la Contratación, unas obras dieron a conocer la fuente que repartía agua a los Jardines del Crucero, junto al Alcázar.
La cultura del agua no es una frase hecha. Está en la mismísima Universidad. La fuente de la Fábrica de Tabacos la diseñó el artista portugués Cayetano Dacosta, autor de los leones de la Alameda, el palco del Príncipe de la plaza de toros o el retablo del Salvador. Bajo el patio de los Naranjos, por una de las rejas, se puede apreciar uno de los dos aljibes que daban agua a la fuente de las abluciones. Erróneamente, siempre se pensó que eran once los aljibes. Los baños árabes se utilizaban los viernes y sólian estar cerca de las mezquitas, acompañados de letrinas para que sus usuarios salieran limpios por dentro y por fuera.
Las cuatro rutas del Agua cuentan con un total de 81 hitos arquitectónicos y 21 kilómetros de recorrido, con un sistema que permitirá el consumo de calorías.
El agua, unida históricamente a la escasez de la sequía o las restricciones, a la excesiva abundancia de las riadas, tiene también un componente de ocio que forma parte de estas rutas. Los participantes (un máximo de 25 personas por grupo) podrán conocer la historia de la cucaña, de la playa de María Trifulca, episodios reales como el del rey Felipe V, que vino a Sevilla para curarse una depresión y le regalaron una góndola para que se paseara por el río.
El agua inscrita en monumentos escultóricos y arquitectónicos, también en el edificio que reúne las obras de los mejores pintores. El patio del Aljibe del Museo de Bellas Artes debe su nombre al pozo que todavía se conserva en su interior. En el recorrido hay elementos que llevan el agua en su enunciado: la fuente de Mercurio del Alcázar, la pila del Pato, las norias de la Cartuja o los Baños de la Reina Mora a los que la calle Baños debe su nombre. Más información en www.emasesa.com.
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