Con la caña entre la Barqueta y el Alamillo

Calle Rioja

Tradición. El Club de Pesca San Rafael, que tiene doscientos socios, celebra hoy sus 65 años de historia con una jornada de competición a orillas del Guadalquivir

Miguel Sánchez, presidente del Club de Pesca San Rafael, en la Alameda / Juan Carlos Muñoz

05 de octubre 2024 - 05:59

VA a ser un espectáculo digno de verse. Sesenta puntos de pesca entre los puentes de la Barqueta y del Alamillo, dos de las arterias de la Sevilla del 92. Esa parte del río Guadalquivir va a acoger una competición (hoy, de 10 a 14 horas) para celebrar los 65 años de existencia del Club de Pesca San Rafael. Se fundó en 1959, el año del Nobel de Severo Ochoa y el Tour de Federico Martín Bahamontes. Desde hace una veintena de años lo preside Miguel Sánchez Dewisme (Hospitalet de Llobregat, 1962), fundidor de profesión, pescador de vocación. Por el clima, por las temperaturas, será un buen día para la carpa, el barbo y la lubina. “Hace dos domingos cogí quince lubinas”, dice Miguel, mellizo de Ernesto. Sus tres hermanas nacieron en Sevilla, los tres varones en Hospitalet cuando sus padres, Miguel y Faustina, emigraron a Cataluña. “Pero los cuatro años ya los cumplí en Punta Umbría”, dice el presidente del Club de Pesca San Rafael.

Dice que su vocación es la más corriente. “Mi padre me llevó con nueve años a Coria y cogí un pescadillo. Si vas de niño y coges algo ya no hay quien te quite el gusanillo”. El Club San Rafael tiene la sede social en Pino Montano, calle Estrella Canopus, pero lo que les aglutina cada primavera es la caseta de Feria en la calle Joselito el Gallo. La Feria de Sevilla la fundaron un naviero, José María de Ybarra, y un fundidor, Narciso Bonaplata. Las dos personalidades de Miguel Sánchez: la fluvial de pescador, la fundición del negocio familiar, Fundiciones Metalúrgica la Sevillana. “Todavía se ven alcantarillas en Sierpes con la firma. Dejamos de fabricar, entraron los chinos y pasé a la parte comercial. He estado siete años viajando a China para quedarme dos meses en ese país”.

Miguel Sánchez pescando junto al Puente de la Barqueta

Hoy vendrán pescadores de Málaga, de Cádiz, de Córdoba, de Jaén, “incluso de Portugal”, invitados por el club local, que cuenta con doscientos socios. Participarán sesenta pescadores en las modalidades de pesca al coup (sin carrete) y al feeder (con cebo). Los premios, que no serán en metálico, se entregarán en la comida de hermandad en la Venta El Arriero, en Valdezorras. Un bonito sábado de hermandad.

Los peces que cojan los devolverán al río. Para una buena captura influye más un clima favorable, unas temperaturas óptimas, que el paso de cruceros, remeros y piragüistas. “Igual que el barbo necesita del frío, cuando llega el invierno la carpa deja de comer, se queda aletargada en el fondo y no sale hasta que llega la primavera”. También se espera que haya percasoles, alburnos (un tipo de boquerones), pez gato y angulas, que es una especie protegida. Estos ‘toreros’ de río también han tropezado con los animalistas. “Dicen que la carpa es una especie invasora y lleva aquí más de mil años”.

El río manso (el bravo transcurre al otro lado de la Cartuja) que sin embargo tiene un remanente de peces. “Conviven la carpa que es de río-río, con la lubina, que es de mar y no sabemos cómo llega. Tiene que ser por la salinización de las aguas”. Son testigos de algunas patologías fluviales como el mejillón cebra. “Tapona las tuberías, llega a través de los barcos y en las patas de las aves”. O el cangrejo azul, “que está haciendo estragos en las costas de Cádiz. Se come las ovas de los langostinos. Es un peligro para el ecosistema”.

Hoy hará una excepción, pero en su rutina los sábados suelen ser para la familia y los domingos para la pesca. Una de sus grandes aficiones, además de la Semana Santa (desde hace 47 años sale de nazareno con el Baratillo), la Feria y desde hace casi dos años su nieta Carla, el ojito derecho de este abuelo pescador y fundidor, alma de Ybarra y de Bonaplata.

En el mapa fluvial dice que le resulta más fácil decir en qué ríos no ha probado con la caña. “He pescado en casi todos los pantanos de Sevilla, Cádiz y Huelva. En Cantillana. En el río Huesna, en San Nicolás del Puerto, ocho kilómetros de río truchero”. Evoca tiempos que difícilmente volverán. “Cuando siendo novios todavía metía en el coche a seis o siete niños y los llevaba a pescar a El Portil. Mi mujer, mi novia todavía, tomando el sol y yo colocando las cañas. Para pescar hay que tener mucha paciencia”. La del santo Job. No se entienden los Evangelios sin esta modalidad, para unos necesidad, para otros deporte, para algunos ocio de fin de semana. El ‘casting’ para elegir a sus discípulos lo empezó Jesús en el mar de Galilea eligiendo a Pedro y a los hermanos Juan y Santiago, los hijos del Zebedeo, que estaban pescando. Ernesto, el hermano mellizo de Miguel, los primeros varones de la familia, no es fundidor ni pescador.

En China nunca pescó, pero sí se trajo algunos materiales. Lo recuerda como una aventura y una pesadilla. Viajes con chófer e intérprete por la China profunda, un país que es un continente con algunos de los ríos más largos y legendarios del planeta. “Es muy difícil negociar con los chinos, por eso van a acabar con el mundo”.

Pesca los domingos pero la filosofía del pescador, como las sandalias de la película, no se la quita nunca. “En mi casa los guisos los hace mi mujer, pero todo lo que sea marisco y pescado me encargo yo”. Un club de pesca con 65 años de historia. Era alcalde de Sevilla Mariano Pérez de Ayala. Cuando se creó el Club de Pesca San Rafael no existían estos puentes, pasaba al lado la vía del Ferrocarril, estaba el muro de Torneo y el río se inundaba con frecuencia hasta que un ingeniero de caminos llamado Mariano Palancar, que cambió el Duero por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, dirigió las obras para proteger la ciudad de esas acometidas. Dos años después de que se fundara el Club de Pesca San Rafael tuvo lugar la riada del Tamarguillo.

La pesca es una escuela de vida: se cultivan virtudes como la amistad, la paciencia, la generosidad. El paseo del río entre la Barqueta y el Alamillo se convierte en una especie de gigantesco tablero de ajedrez por el que pasarán también corredores, ciclistas y patinadores. El triatlón del deporte urbano, testigos de una modalidad deportiva que está en la génesis de la mayor transformación del género humano: cuando el hijo de un carpintero decidió que esos esforzados galileos se convirtieran en pescadores de almas. Los peces en el río (carpas, barbos, lubinas, pez gato), los panes en la Venta el Arriero. Donde tendrá lugar el reparto de premios. Miguel Sánchez Dewisme (apellido de un abuelo belga que dirigió la Cross de Sevilla) también forma parte de la Federación Andaluza de Pesca y la Española. Por Ybarra y por Bonaplata, que cada mes de abril se juntan en Joselito el Gallo.

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