Calle Sagasta: Tres negocios centenarios y mucho para el turista

Desde la pandemia la calle ha evolucionado con comercios de souvenirs y de ‘take away’

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Cómo hemos cambiado: calle Sagasta / Juan Carlos Vázquez

Es Sagasta una de las calles más comerciales del casco histórico. Sus apenas cien metros son recorridos a diario por miles de sevillano y turistas en un trasiego constante entre la Plaza del Salvador, donde arranca, y la calle Sierpes, donde muere. En esta línea recta se concentran hasta tres establecimientos con más de cien años que son historia de la ciudad: la camisería Galán, la floristería Montero y la administración de lotería Los Millones, más conocida popularmente como Sagasta, cuyas colas son de sobras conocidas por su buen augurio. Pero de un tiempo a esta parte, al igual que sucede en el resto de enclaves históricos de la ciudad, son muchas las tiendas de toda la vida que han dejado paso a un gran cantidad de locales destinados a satisfacer al público foráneo. Aunque su éxito suele ser bastante pasajero.

La ambientada y concurrida calle Sagasta.
La ambientada y concurrida calle Sagasta. / Juan Carlos Vázquez

Recoge el Diccionario histórico de las calles de Sevilla que, al menos desde 1384, aparece documentada con el nombre de Gallegos, “que unos autores atribuyen a la ubicación de los habitantes de esa región tras el repartimiento de Fernando III y otros al hecho de que en ella tuvo su casa solariega uno de los caballeros que participaron en la conquista de la ciudad, Martín Meléndez Gallego, iniciador del linaje de los Gallego”. El topónimo pudiera estar también relacionado con el hecho de que allí se vendía el “pescado çeçial” procedente de Galicia, según puede verse en un acta capitular de 1480, en la que unos vecinos declaran haber gastado, “la mayor parte de nuestros cabdales enviando a Galizia por el dicho pescado”. El nombre de Gallegos, abunda la publicación, debió coexistir a finales del siglo XV y principios del XVI con el de Ataúdes, según un apeo de casas de la Catedral de 1502, donde se habla de una “casa en la calle de Atahudes o Gallegos”. La denominación se mantuvo hasta 1903, cuando fue rotulada Sagasta, en homenaje a Práxedes Mateo Sagasta, jefe del partido liberal y presidente del Consejo de Ministros. En 1938 volvió a llamarse Gallegos, hasta 1981, cuando recuperó oficialmente el nombre del político.

La camisería Galán, un comercio más que centenario.
La camisería Galán, un comercio más que centenario. / Juan Carlos Vázquez

Con bellas casas decimonónicas a la que también han llegado ya los establecimientos turísticos, en Sagasta destacan un inmueble: el antiguo Hospital de Nuestra Señora de la Paz, de la orden de San Juan de Dios. En los bajos se encontraba hasta hace unos años la Relojería Torner, un establecimiento que daba lustre a la calle pero que se tuvo que marchar tras el fin de la llamada renta antigua. Sagasta cuenta con una solitaria bocacalle que se puede considerar un apéndice: Monardes, dedicada al destacado médico y botánico sevillano.

El puesto de Flores Montero.
El puesto de Flores Montero. / Juan Carlos Vázquez

La Camisería Galán lleva en esta calle desde 1912, aunque se abrió en 1905. Su escaparate ha dado la vuelta al mundo gracias a los muchos turistas que se retratan ante él. Desde 1880 se puede encontrar el puesto de Flores Montero que da personalidad a Sagasta. Más allá, la lotería Sagasta puede presumir de haber dado varios Gordos de Navidad y de El Niño en sus 105 años de historia.

La Lotería de Sagasta.
La Lotería de Sagasta. / Juan Carlos Vázquez

Pero la calle Sagasta no tiene más remedio que adaptarse a los tiempos. Muestra de ellos son locales de souvenirs o las distintos establecimientos que ofrecen café, galletas o desayunos importados. No falta una tienda regentada por asiáticos en el que hacen las uñas. También hay espacio para la tecnología, con un Apple Premium Reseller, o un comercio de camisetas de fútbol retro.

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