¿Por qué la calle Sierpes tiene unas horrorosas farolas de carretera?

En 2018 se anunció una renovación de las luminarias que sigue esperando

La calle Sierpes sigue perdiendo identidad

La calle Sierpes con sus farolas de carretera.
La calle Sierpes con sus farolas de carretera. / M. G.

Sevilla, de un tiempo a esta parte, sin distinción del color político que gobierne en la Plaza Nueva, ha despreciado sistemáticamente los pequeños detalles patrimoniales que son, las que al fin y la postre, ofrecen a propios y extraños una imagen de ciudad unificada. Este es el caso del poco cuidado mobiliario urbano y un caso muy significativo es el de las farolas de la calle Sierpes.

Mientras hay ciudades en las que esta cuestión no es para nada baladí y se cuenta con un catálogo que recoge cómo tienen que ser los elementos que se instalan en las calles, sobre todo el pavimento, en Sevilla pasa todo lo contrario y la decisión queda, en la mayoría de las ocasiones, en manos del diseñador de turno y, por tanto, del político que lo apruebe.

La calle Sierpes, uno de los baluartes del comercio tradicional de la ciudad.
La calle Sierpes, uno de los baluartes del comercio tradicional de la ciudad. / Antonio Pizarro

Un caso muy importante de pérdida de identidad en Sevilla es el de la calle Sierpes, la más famosa. Esta serpenteante vía que comienza en la Campana y muere en la Plaza de San Francisco, la principal de la ciudad, ha sufrido cambios muy importantes en las últimas décadas y, por lo general, no para mejorar. A la pérdida del comercio tradicional se suma el mugriento suelo de granito, fachadas impropias para un espacio tan céntrico o unas farolas propias de una carretera que nadie cambia. No, la calle Sierpes no tiene los clásicos faroles fernandinos dispuestos en la mayoría de la calles sevillanas.

Hace unos años, tras la transformación en la Alfalfa y el Salvador debida al proyecto de la Piel Sensible, el gobierno del popular Zoido se apresuró a eliminar las farolas ducha y los bancos de diseño para sustituirlos por otras piezas clásicas que no desentonaran con un entorno de tanta importancia y riqueza histórica y patrimonial. La zona del Salvador y la Alfalfa se arregló, pero la calle Sierpes sigue esperando que alguien ponga la vista en ella.

Una de las farolas de la calle Rioja.
Una de las farolas de la calle Rioja. / M. G.

En 2018, Antonio Muñoz, siendo delegado de Urbanismo, anunció dentro de un paquete de inversiones en barrios la renovación de todo el alumbrado de las calles Sierpes, Rioja, Cuna y Cerrajería, algunas de las más comerciales de la ciudad. El objetivo era poner unas luminarias más eficientes y unificar la estética con las ya existentes en el Salvador o la Alfalfa.

Han pasado más de cuatro años y las farolas de Sierpes, Cerrajería y parte de Rioja siguen siendo las mismas. Sólo se han renovado las de Cuna, que se han sustituido por unas modernas también de dudosa estética, con una serie de características que las hacen más segura para la Semana Santa. La calle más principal e histórica de la ciudad sigue esperando.

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