La caída del 'muro' del Vacie

el poblado chabolista más antiguo de Europa sigue perdiendo terreno

El Ayuntamiento desmontará un talud de dos metros de altura y 120 de longitud que supone una separación física y psicológica entre el asentamiento y el Parque Norte

El ‘muro’ divide el Parque Norte en dos espacios, la zona verde y el asentamiento. / Juan Carlos Muñoz

Nuevos pasos para erradicar el asentamiento chabolista más antiguo de Europa. La estrategia de ir ganando terreno al Vacie e integrarlo en el Parque Norte llega a un momento crucial con el desmontaje del talud que separa el poblado de la zona verde. Un muro físico y psicológico que tiene los días contados gracias a un proyecto que cuenta con un periodo de ejecución de tres meses y arrancará en unas semanas.

Mejoras en el Parque Norte / Dpto. de Infografía

Desde hace dos años, una actuación coordinada entre Servicios Sociales, Parques y Jardines y la Gerencia de Urbanismo ha permitido aumentar el Parque Norte incorporando parte del asentamiento, logrando una ampliación simbólica que acota aún más el espacio del Vacie con el objetivo claro de que sus actuales inquilinos asuman que el fin está más cerca.

Ahora toca una vuelta de tuerca con una intervención para desmontar un tramo del talud que separa el parque del asentamiento chabolista y mejorar parte de las praderas existentes en el Parque Norte. El talud que rodea el poblado hace que quede aislado del parque cuando la idea principal es justo lo contrario. Por ello, es necesario su desmonte paulatino para dar visibilidad a los espacios que están quedando libres de chabolas. En la zona del talud, se desmontará la parte superior, utilizando parte del material para nivelar detrás del mismo y el sobrante será llevado a un vertedero. La altura aproximada a desmontar será de unos dos metros y se actuará sobre una longitud de 120 metros lineales aproximadamente.

Sobre las praderas una ingeniero técnico agrícola del servicio de Parques y Jardines explica que el terreno tiene en la actualidad una gran cantidad de piedras en la superficie, “lo que dificulta enormemente la siega, debiendo utilizarse tractores con aperos que puedan realizar el trabajo en suelos de esas características”.

El proyecto arrancará en unas semanas y cuenta con un periodo de ejecución de tres meses

La parcela sobre la que se va a actuar es la colindante con la SE-30. Cuenta con una superficie de 13.100 metros cuadrados, de lo que 1.974 no es necesario despedregar, ya que se hizo anteriormente. El resto del terreno (11.126 metros cuadrados) debe ser despedregado, nivelado para posteriormente aportarle unos ocho centímetros de espesor de tierra vegetal cribada, “antes de la hidrosiembra con variedades pratenses resistentes a la sequía, ya que actualmente el parque no dispone de pozo para riego y en invierno encontraremos verdes y en verano parte de las especies se agostaran para reverdecer de nuevo con las primeras lluvias”. En la propuesta se apunta que esa siembra permitirá la siega con máquinas segadoras convencionales y mantener una altura practicable, lo que permitirá el acceso a los usuarios a esa zona del Parque Norte. El presupuesto del proyecto es de 74.453 euros (IVA incluido).

Este parque de la ciudad cuanta con 113.366 metros cuadrados y un cerramiento incompleto por sucesivas sustracciones. En la mayor parte de su perímetro solo queda la base de hormigón y las pilastras intermedias. La zona donde se extiende el asentamiento está liberándose de chabolas a la vez que se realojan las familias y Urbanismo va demoliendo las que se quedan vacías para evitar nuevas ocupaciones. Se trata de un espacio de 35.863 metros cuadraos que en un futuro se incorporará a la zona verde para el disfrute de los ciudadanos que viven en los aledaños, lo que supondrá una superficie total de 149.229 metros cuadrados.

De forma silenciosa se viene trabajando en el Vacie en los últimos años para erradicar un asentamiento que tiene una historia casi centenaria, ya que las primeras chabolas datan de 1932. Hace trece años, el poblado contaba con 46 chabolas y 90 casas prefabricadas de chapa metálica, en las que se alojaban las familias presentando graves problemas de salubridad. Un año más tarde, en 2009 se llegaron a contabilizar 908 vecinos, si bien desde entonces la población fue disminuyendo, encontrándose en 2016 con 529 habitantes gracias a una política de realojos en la cual se derribaban las chabolas abandonadas, colocando en estas ubicaciones grandes estructuras de hormigón de forma cuadrangular para evitar que se volvieran a edificar.

La zona verde ganará 35.863 metros cuadrados tras la erradicación del poblado

La Unión Europea destinó ese año más de 4,3 millones como parte de un plan programado para acabar con el asentamiento en 2020. Este desmantelamiento empezó de forma paulatina con realojos que se realizaban poco a poco y tras los cuales se derribaban las chabolas que se abandonaban para evitar su reocupación, a la vez que las zonas liberadas se debían ir incorporando al Parque Norte.

En 2018 el Ayuntamiento aprobó el plan de erradicación, que contemplaba una intervención social integral para el realojo de 120 familias chabolistas mediante acompañamiento social, seguimiento, apoyo a la inserción y medidas contra el absentismo escolar y la desprotección de los 198 menores residentes entonces. El último paso se dio en 2020, cuando Urbanismo aprobó iniciar los trámites de la contratación de las obras de demolición por un importe de 130.000 euros.

Esto se encuadraba dentro de un plan diseñado por el equipo de Juan Espadas para la erradicación de este asentamiento chabolista, cuyas acciones estaban coordinadas desde la delegación de Bienestar Social, Empleo y Planes Integrales de Transformación Social, estando cofinanciada con cargo a las subvenciones europeas para Estrategias de Desarrollo Urbano y Sostenible (Edusi) obtenidas por el Ayuntamiento. En esas últimas obras se incluyó la apertura de cuatro caminos desde el actual Parque Norte hasta dentro del asentamiento, cruzando el talud que los separa.

Vista del parque desde lo alto del talud. / Juan Carlos Muñoz

Una historia plagada de fracasos

La historia del Vacie es un relato plagado de fracasos. El socialista Alfredo Sánchez Monteseirín reconoció durante su último mandato en 2009 que sus planes no habían servido para avanzar. Hubo varios procesos de realojos que, conforme se iniciaban, daban paso a nuevas entradas en el poblado. También hubo realojos en la etapa de Juan Ignacio Zoido, al menos una veintena. En 2011 el alcalde del PP estrenó su mandato con una escena que fue muy cuestionada: se trasladó hasta el poblado para presentar un plan especial para el que tendió la mano a la oposición. El popular prometió paso firme, pero tampoco consiguió grandes avances más allá de los desbroces, zafarranchos de limpieza y la colocación de contenedores, duchas y baños. Su propósito era sensibilizar a los inquilinos del poblado, pero sólo fue un capítulo fallido más.

Si bien el actual alcalde, Juan Espadas, se comprometió hace casi cinco años a erradicar el asentamiento en el pasado mandato, antes de que éste llegase a su fin, su equipo tuvo que admitir que esa tarea era imposible, a pesar de que la población, según sus declaraciones durante la campaña electoral, se habían reducido a la mitad. El socialista no se marcó nuevas fechas, aunque ya ha anunciado que el fin del Vacie figura entre los ejes principales de este mandato. La erradicación del poblado pasa, irremediablemente, por sacar de allí a sus habitantes, una tarea delicada que precisa de un trabajo riguroso y mucha prudencia para evitar el rechazo social y garantizar una integración de los chabolistas.

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