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El brote de listeriosis en diez claves

Sanidad

La gestión de esta crisis sanitaria ha evidenciado la falta de coordinación entre la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Sevilla

Magrudis, la empresa que fabricaba la carne contaminada, empezó con elogios por su transparencia y ha acabado con el anuncio de llevarla a los tribunales

Jesús Aguirre y Juan Espadas a la salida del edificio de gobierno del Hospital Virgen del Rocío. / José Manuel Vidal / Efe

Una crisis sanitaria que ha desencadenado la guerra política. La gestión del brote de listeriosis, declarado el pasado 15 de agosto y cuyo número de afectados supera las 200 personas (la mayoría de ellos en la provincia de Sevilla), ha dejado al descubierto el déficit de coordinación entre la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento hispalense a la hora de abordar una situación de estas características. Caos informativo y falta de lealtad entre las dos administraciones con más responsabilidad en este asunto han sido una constante estas dos semanas.

Un cruce de acusaciones continuo que se mantendrá los próximos días conforme se vayan conociendo más datos sobre el origen de la bacteria por la que han requerido ser hospitalizados más de un centenar de infectados.

Más allá del ámbito político, esta alerta sanitaria pone en tela de juicio las inspecciones en el ámbito alimentario. Sirva de ejemplo lo ocurrido con Magrudis, la empresa sevillana que fabricaba la carne mechada contaminada, que llevaba desde 2015 funcionando sin licencia municipal de actividad y con un canal de distribución oculto.

A continuación repasamos la trayectoria de este brote en diez claves, desde los primeros indicios a la comparecencia del consejero de Salud, Jesús Aguirre, el pasado viernes:

Primeros indicios

A mediados de julio en los centros de salud se detecta que el número de contagios por listeriosis se sitúa por encima de la media habitual. Por aquel entonces Magrudis había redactado una notificación para la Junta de Andalucía en la que anunciaba que había ampliado sus instalaciones. Este escrito, fechado el 16 de julio, no se envió a la Consejería de Salud y Familias hasta el 31 de julio, cuando los trabajos habían concluido y se había puesto en marcha el sistema de producción modificado, funcionamiento que no contaba con el certificado de la Administración autonómica.

Es el 5 de agosto cuando se presenta un caso familiar de listeriosis en Pilas. Ya entonces se empieza a hablar de brote. Salud comienza a investigar el caso y tres días después envía muestras de dos tipos de carne mechada que podrían haber causado el contagio al Laboratorio Municipal de Sevilla.

Confusión en el etiquetado

Del 9 al 11 de agosto los especialistas del Laboratorio Municipal transmiten información al Distrito Sanitario del Aljarafe. Una de las carnes mechadas tiene altos indicios de estar contaminada, pero está mal etiquetada. Se ha confundido con la otra. Una equivocación que, una semana después, abrió el fuego cruzado entre la Junta y el Ayuntamiento hispalense.

El día 12 se detecta otro brote en La Rinconada. La familia contagiada sólo había comido carne de La Mechá. El día 14 las sospechas se centran ya en esta marca. El Ayuntamiento asegura que un día antes, el 13, ya le comunicó a la Junta que el producto contaminado era el de esta firma.

La Consejería de Salud decreta la alerta sanitaria el 15 de agosto (festivo) y por la tarde, después de que la asociación de consumidores Facua ya hubiera advertido de la posibilidad de que hubiera un brote de listeriosis.

La alerta sanitaria

Un día después, el 16 de agosto, comparece a las puertas del Hospital Virgen del Rocío el consejero de Salud, Jesús Aguirre, quien tenía previsto hablar esa jornada sobre el refuerzo que se había realizado en el servicio de Urgencias de este centro. Sus planes se trunca. Lo que interesa a los medios es conocer las cifras del contagio. El brote se convierte en una serpiente informativa de verano.

Aguirre agradece en ese momento la colaboración de Magrudis por haber aportado todos los datos que se le habían pedido sobre la fabricación de la carne mechada. También aparece en escena Jesús Peinado, subdirector de Protección para la Salud, quien hablará en las siguientes convocatorias junto a José Miguel Cisneros, portavoz de la Junta para esta crisis.

El Ayuntamiento de Sevilla en esta jornada también envía un comunicado en el que subraya el trabajo realizado por el personal del Laboratorio Municipal y de Consumo para detectar la listeria así como en la paralización de la producción de Magrudis.

Ampliación de la alerta

El departamento de Salud y Ordenación Famacéutica de la Junta envía el 20 de agosto una notificación al servicio de Consumo del Ayuntamiento con la relación de los 11 productos que Magrudis fabrica y que están publicados en su web. Se hace una ampliación de la alerta sanitaria, pero no todos se incluyen. Este listado será fuente de otra controversia entre las dos administraciones.

La Consejería de Salud sostiene que el Ayuntamiento no le informó de que la empresa vendía chorizos. El equipo de Espadas se escuda en dicha notificación y en que Magrudis le aseguró que ese embutido no se había comercializado recientemente, un dato falso, pues ha aparecido en un supermercado recientemente.

El número de infectados supera ya los 150. También el de los ingresados, entre las que se incluyen las embarazadas. En esta semana el brote se cobra su primera víctima, una mujer de 90 años. También se conocen dos abortos por listeriosis. Ambos se han demostrado que se debieron a este brote.

Otra distribuidora

El viernes 23 de agosto, junto a Cisneros y Peinado, comparece también el concejal de Salud del Ayuntamiento de Sevilla, Juan Manuel Flores. En su intervención se conoce que Magrudis vendía a la comercializadora Martínez León carne mechada y chicharrones. La entrada e inspección en esta segunda empresa se demoró al estar sus dueños y trabajadores de vacaciones.

Distribuía esos productos en ocho establecimientos minoristas. La carne que les hacía llegar incumplía la normativa de etiquetados, al no precisar dónde se fabricaba, motivo por el cual la Junta la llevó a la Fiscalía. Luego se supo que también el embutido estaba infectado. El dueño de Martínez León había avisado a sus clientes cuando se decretó la alerta sanitaria para que no lo vendieran.

Los análisis en el Laboratorio Municipal habían determinado que había listeria en otros dos productos de Magrudis: el lomo al Jerez y el lomo a la pimienta.

Se produce una segunda víctima por listeriosis, un hombre de 72 años que se encontraba en fase terminal de cáncer de páncreas. Su muerte también se ha confirmado que está relacionada con el brote.

Inflexión

Las autoridades sanitarias respiraron un poco más tranquilas el lunes 26 de agosto. El número de nuevos casos por contagio se había reducido. De los 40 que se llegaron a contabilizar en alguna jornada de la semana anterior se había pasado a dos, uno o ninguno, como ocurrió el miércoles y el viernes siguiente. También bajaba el de ingresados.

Sin embargo, poco después hubo que sumar una tercera víctima, una mujer de 74 años que llevaba desde el 12 de agosto hospitalizada en el Virgen de Rocío. La Consejería de Salud afirmó el día en que se conoció su fallecimiento que padecía "patologías previas", pero su hija arremetió duramente contra este dato y aseguró que su madre había fallecido por comer una carne mechada "que no debía estar en el mercado".

Habla el presidente

El miércoles 28 de agosto comparece el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno. En su discurso hace un reconocimiento del trabajo que desarrollan los profesionales sanitarios que atienden a los contagiados y destaca que Andalucía se encuentra "a la vanguardia" a la hora de afrontar la listeriosis, pues un brote de estas características suele tener un índice de mortalidad del 17% en los infectados, un porcentaje que ha sido mucho más reducido en este caso.

En sus declaraciones desliza la idea de que sería conveniente de que todas las competencias en Consumo las asumiera la Junta y no estuvieran compartidas con los ayuntamientos, situación que se produce en los consistorios de Sevilla, Málaga y Granada. La coordinación entre dos administraciones en una crisis de esta envergadura estaba siendo bastante complicada.

Junta y Ayuntamiento, al ataque

El fuego cruzado se declara el jueves 29 de agosto. La intervención de Elías Bendodo, portavoz de la Junta, en la que lamentaba la falta de colaboración del Ayuntamiento de Sevilla en este asunto, caldeó los ánimos en el gobierno de Espadas. El motivo del conflicto eran los chorizos que Magrudis había estado vendiendo hace escasas fechas, cuando en un primer momento aseguró lo contrario. Por tal motivo, la administración local decidió llevar a la empresa a la Fiscalía, al estimar que había ocultado datos.

Salud mantenía que el Ayuntamiento le había negado -hasta en tres ocasiones- que el chorizo se estuviera vendiendo, por lo que no era necesario decretar en este producto la alerta sanitaria, que finalmente se amplió por cuarta vez desde que se decretó el brote. Según la Junta, el Ayuntamiento no le comunicó que el 24 de agosto había levantado un acta al retirar este producto de un supermercado.

Magrudis, al descubierto

La empresa fabricante de la carne mechada contaminada era un cúmulo de irregularidades. El único requisito que cumplía era el de estar inscrita en el registro general sanitario de productos alimentarios de la Junta de Andalucía. Un listado por el cual la Delegación de Consumo del Ayuntamiento la inspeccionó en 2016 y 2017, año en el que implantó el sistema de autocontrol.

Carecía de licencia de actividad, pese a llevar funcionando desde 2015. A finales de 2018 presentó un documento de declaración responsable que, ahora, en plena investigación, se ha descubierto que difiere bastante de la realidad con la que se han encontrado los inspectores.

Pero aún hay más. Magrudis tenía un catálogo B de 50 productos, se trataba de alimentos preelaborados por otras empresas que ofertaba a sus clientes por un canal de distribución distinto al de los embutidos y carnes que elaboraba en su fábrica del Polígono El Pino.

El Ayuntamiento debe aclarar por qué motivo ningún inspector de Consumo alertó a la Gerencia de Urbanismo o a Medioambiente de que una productora cárnica estaba funcionando sin la debida licencia. ¿Falló la comunicación interna entre los departamentos municipales? Alguien tendrá que explicarlo.

La comparecencia de Aguirre

El consejero de Salud acudió el viernes 30 al Parlamento para explicar la gestión de este brote. En su intervención no dudó en echar más leña al fuego en la guerra contra el Ayuntamiento. Lo acusó de aportar la información "a cuentagotas". También anunció que la Junta se personará contra Magrudis, empresa de la que el 16 de agosto, un día después de haberse decretado la alerta sanitaria, agradeció la aportación de datos.

Destacó que los 197 afectados hasta entonces habían comido la carne mechada de La Mechá antes de activarse la crisis sanitaria. Defendió la "celeridad" y "prudencia" en la gestión, que ha evitado que desde entonces se consumiera este producto. Agradeció la labor del personal sanitario y admitió que había puntos que mejorar. Esa misma tarde se clausuró de forma permanente y se precintó la fábrica de Magrudis.

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