La cocaína del militar brasileño cercano a Bolsonaro tenía como destino Sevilla

Manoel Silva Rodrigues, de 38 años, viajaba a la cumbre del G20 de Japón e hizo escala en Sevilla

Los 39 kilos de droga intervenidos al sargento del séquito del presidente de Brasil iban a ser repartidos por la capital andaluza

La juez envía a prisión al militar por un delito contra la salud pública y Bolsonaro cambia su plan de vuelo

El furgón de la Guardia Civil, con el militar brasileño en el interior, parte hacia Sevilla-I
El furgón de la Guardia Civil, con el militar brasileño en el interior, parte hacia Sevilla-I / Juan Carlos Vázquez

En la puerta de los juzgados de Sevilla hay apostados varios fotógrafos de prensa y cámaras de televisión. "Si los de la Manada ya están en prisión, ¿esto qué es ahora?", comenta alguien, cuando pasa y ve el despliegue. No es tan exagerado como el del viernes pasado, el último día que firmaron su libertad el Prenda y sus cuatro amigos.

En esta ocasión esperan la salida de Manoel Silva Rodrigues, un militar brasileño que ha sido detenido en el aeropuerto de San Pablo con 39 kilos de cocaína en una maleta. Es un sargento de 38 años, de las Fuerzas Aéreas de Brasil, que formaba parte de la comitiva oficial del presidente del país, Jair Bolsonaro, durante una escala en Sevilla.

Los profesionales de la información no están ubicados en su lugar habitual. Están en el juzgado de Guardia. "¿Y eso? ¿No hay paseíllo?", pregunta un cámara que llega rezagado al grupo de informadores. Se refiere al momento en que los detenidos son trasladados a los juzgados desde los calabozos. Para ello tienen que cruzar el callejón que separa el edificio de la Audiencia, en el que están los presos, y el de los juzgados, donde habitualmente se les toma declaración.

Un guardia civil indica a su compañero que conduce el furgón para salir del garaje.
Un guardia civil indica a su compañero que conduce el furgón para salir del garaje. / Juan Carlos Vázquez

Los reporteros aprovechan ese traslado, al que se le conoce en el gremio como paseíllo, para hacer las fotos de los detenidos. Así han sido 'cazados' decenas de criminales cuyas fotografías esposados y trasladados por la Policía o la Guardia Civil han ocupado las portadas de los periódicos locales y, algunos nacionales, a lo largo de la historia.

Sin embargo, este miércoles no hay paseíllo. Fuentes judiciales explican que no había ninguna causa abierta previa por el asunto y en ese caso la juez de Guardia (en este caso la titular de Instrucción 11) se desplaza a tomarle declaración en el edificio en el que están los calabozos. La foto, por tanto, no es la de un tipo vestido de militar esposado por la Guardia Civil, sino de la de un furgón del cuerpo saliendo del garaje de la Audiencia de Sevilla.

Dentro va un sargento del Ejército del Aire de Brasil, Manoel Silva Rodrigues, de 38 años, detenido el día anterior en un control en el aeropuerto de San Pablo. Llevaba una maleta repleta de cocaína. 39 kilos en total, repartidos en 37 tabletas. El militar formaba parte del séquito del presidente del país, Jair Bolsonaro. Viajaba en un avión de las Fuerzas Aéreas Brasileñas, que se dirigía a la cumbre del G20 en Japón e hizo escala en Sevilla.

Una trabajadora del aeropuerto  en una pista del aeropuerto de San Pablo.
Una trabajadora del aeropuerto en una pista del aeropuerto de San Pablo. / Juan Carlos Vázquez

Este avión es un Embraer 190 del el Grupo de Transportes Especiales de la Fuerza Aérea de Brasil, que hacía de avanzadilla o avión de reserva al vuelo en el que viajaba el presidente Bolsonaro, un Airbus 319. El aparato esperaba a la aeronave presidencial en el aeropuerto de San Pablo. El sargento detenido era el comisario de vuelo del avión de reserva y tenía previsto regresar de la cumbre en el avión presidencial. Había viajado más veces junto a Bolsonaro.

En un momento de su escala en Sevilla, al mediodía del martes, intentó salir de la terminal cargado con los 39 kilos de cocaína. El Grupo Fiscal de la Guardia Civil inspeccionó el equipaje y halló la droga. El sargento quedó detenido. El presidente Bolsonaro cambió sus planes de vuelo e hizo escala en Lisboa en su camino a Japón. La aeronave en la que iba la droga partió de Sevilla a Tokio sin el sargento, que pasó la noche en los calabozos de Montequinto, todavía con su uniforme de la Fuerza Aérea brasileña.

La juez de Guardia envió al militar a prisión como presunto autor de un delito contra la salud pública. Casi a las tres de la tarde, unas 24 horas después de la detención, partía camino de la prisión de Sevilla-I en un furgón de la Guardia Civil.

Mientras tanto, los agentes antidroga de este cuerpo (que trabajan en una unidad llamada EDOA, acrónimo de Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga) han abierto una investigación para determinar el destino de la cocaína intervenida. Todo apunta a que el destino de la mercancía era España y que el militar tenía un contacto esperándole fuera del aeropuerto para traerle la droga. Por el momento no ha sido detenida ninguna persona más y se investiga en el entorno de las principales organizaciones del narcotráfico en Sevilla.

El arresto del militar ha supuesto la reactivación de la llamada ruta caliente de la cocaína, una vía de entrada de esta droga que fue muy utilizada por las mafias desde mediados de la década pasada hasta hace un par de años, cuando se frenaron los alijos en el aeropuerto de San Pablo. Estas rutas partían siempre de aeropuertos pequeños en Brasil y llegaban al de Sevilla tras hacer una escala en Lisboa.

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