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Carmen Pérez
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Las uvas
Al fin pasó la noche más hortera del año. Sí, ésa en la que cambiamos de dígito en cuestión de milésimas de segundos y en la que deseamos los mejores deseos y propósitos que de inmediato guardamos en la mochila del olvido. La que reúne en torno a una mesa a familiares y amigos y la que, a los más jóvenes, hace regresar a casa ya entrada la mañana. Sevilla se ha hecho un hueco en esta Nochevieja de uvas y confeti, de matasuegras y mensajes al dictado de la corrección política. También de vestidos de escaso tejido, incomprensiblemente tradicionales en horas en las que el mercurio anda por los suelos.
La capital andaluza ha sido la apuesta de Telecinco para recibir 2024, año bisiesto. Jesús Calleja (el Willy Ford televisivo del siglo XXI) y Marta Flich (presentadora estrella en la nueva temporada de Mediaset) condujeron el espacio con el que un buen número de españoles siguieron unas campanadas que, pese a ser retransmitidas desde la ciudad hispalense, tenían sonido madrileño, el de la propia Puerta del Sol donde estaban instaladas el resto de cadenas nacionales. La explicación es puramente técnica, así que Sevilla hizo -en el sentido más estricto de la palabra- de decorado para la última noche del viejo año.
Este despliegue televisivo ha venido precedido de importantes medidas de seguridad ante el buen número de personas (unas 20.000, según fuentes municipales) que tomaron el entorno del Ayuntamiento, en cuya azotea Jesús y Marta presentaron el especial con título un tanto sensiblón (y previsible), La noche de los deseos. En este tipo de retransmisiones lo primero que salta a la vista y sirve de chascarrillo entre los comensales (en plena digestión tras la opípara cena) concierne a la indumentaria de quienes están en esos momentos (los más caros a nivel publicitario y pagados por una marca cervecera) delante de las pantallas. En comparación con lo visto en otras cadenas, los presentadores de Telecinco apostaron por una línea clásica, entendiéndose como tal a estas alturas del siglo lo que no da lugar a polémica.
Calleja optó por un elegante esmoquin de terciopelo azul oscuro, mientras que su compañera lo hizo con un vestido de Carlos Haro, diseñador valenciano, de la misma tierra que la presentadora, que ha querido (o al menos así consta en el comunicado oficial) "capturar la esencia de Sevilla", reto nada fácil. El color elegido fue el fucsia del capote de los toreros. El conjunto, con línea de sirena por emular la silueta de estos seres mitológicos, estaba adornado con flores voluminosas en caderas y escote, presentaba un drapeado diagonal en el talle y en él se han empleado 17 metros de mikado de seda natural.
Dejando hombros y brazos al descubierto en una de las Nocheviejas más frías de los últimos años, el toque sevillano -resulta un tanto incomprensible que no se haya elegido a una de las muchas y excelentes firmas de la tierra para el vestido- vino de la mano de la manriqueña Ángeles Espinar, referente esencial en el arte del bordado de seda de los mantones de manila. Ésta fue la pieza que lució Marta Flich para combatir las bajas temperaturas, aunque sólo por unos minutos antes de comerse las uvas, cuando ya se desprendió de tan valioso complemento. Por cierto, aún recuerdo la polémica generada no hace mucho tiempo cuando un mantón regalado por Espinar para la boda de los actuales Reyes de España acabó convertido años después en falda para doña Letizia. En fin, mejor sigamos con las campanadas, que no está el horno para bollos (y aún queda el Rosco de Reyes).
Decíamos que el atuendo de ambos presentadores se puede calificar de clásico si lo comparamos con el de sus homólogos en otras cadenas. Cristina Pedroche, habitual ya de esta noche, defendió la ecología con un conjunto de plantas vivas en el que estuvo a poco de emular a Eva, aquella primera mujer del Génesis que sólo requería una hoja de parra para pasear con Adán por el paraíso. La futbolista Jenni Hermoso -el rostro del empoderamiento femenino en 2023- lució un vestido de hombros marcados y brillos dorados (de cotillón de antaño) en recuerdo al importante trofeo ganado el pasado verano, mientras que la cantante Ana Mena eligió un modelo de encaje verde botella, que dejaba al descubierto piernas y parte de su torso. Cut-out llaman los entendidos en la materia a esto último. Personalmente, me quedo con el look de Cristina Pardo en La Sexta: vestido rojo, largo, con su justa pedrería. Sin estridencias.
Los hombres también tuvieron lo suyo. Será por aquello de la nueva masculinidad que el incombustible Ramón García sumó a la tradicional capa española una chaqueta de terciopelo rosa fucsia. En Canal Sur, el nazareno Manu Sánchez hacía lo propio con un esmoquin de terciopelo verde que, según comentó en directo, le había confeccionado una costurera de la Esperanza de Triana; y una capa española en versión andaluza, al incorporar los bordados en seda de los ya referidos mantones. Quizá su retransmisión desde Jerez de la Frontera, junto a la futbolista sevillana Olga Carmona (el outfit no fue de lo más acertado), haya sido la más emotiva en una noche de mensajes, a veces, faltos de autenticidad.
Volvamos a Sevilla. Desde Telecinco se contemplaron imágenes de una Avenida de la Constitución a rebosar de público, hasta el punto de que pareciese que de nuevo se iban a inaugurar las luces navideñas. Quizás se echó en falta que tales instantáneas captaran mejor el ambiente que se vivía en una de las vías principales de la ciudad. Espíritu de fiesta al que contribuyó el espectáculo dirigido previamente por Los Compadres.
De fondo, se obsequió a los espectadores con una Giralda iluminada, aunque la cara que principalmente se mostró -la norte- estaba cubierta por los andamios de su restauración. Los brackets de la Turris Fortissima para recibir el año.
La discreción (un valor en peligro de extinción en los actuales tiempos) fue la nota dominante de La noche de los deseos, en la que, al menos, no hubo lugar al chabacaneo propio de esta cita. Marta habló del estilo plateresco del "palacio" en referencia a la fachada del Ayuntamiento hispalense; y Jesús -que insistió en reiteradas ocasiones en Sevilla como Capital Europea del Espacio 2024 (con vídeo aéreo de las zonas monumentales más conocidas)- extendió la declaración de Patrimonio de la Humanidad hasta las Casas Consistoriales. Anécdotas de una emisión en la que Flich llamó "carriñón" al carrillón del reloj (y eso que el sonido era de la Villa y Corte). Cosas del directo (valga el tópico) en la noche más hortera del año. Siempre quedará el concierto vienés del 1 de enero para resarcirse. Tengan un venturoso 2024.
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