Bóvedas curvas para dar sombra al puente de San Telmo
Urbanismo
El diseño de la estructura para las dos aceras consiste en una cubrición textil apoyada en pórticos anclados a las farolas
Cuenta con doble iluminación y se puede instalar en todos los puentes
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Uno de los proyectos más llamativos que aparecen en el anexo de inversiones de la Gerencia de Urbanismo para el año que viene con una partida de 1,3 millones es el entoldamiento y mejora del puente de San Telmo. En las caracolas de la Isla de la Cartuja ya se encuentran todos los detalles de una intervención liderada por la ingeniería sevillana Ayesa, destacando el uso de bóvedas curvas en ambas aceras con el objetivo de mitigar las altas temperaturas que sufre la ciudad sobre todo en los meses estivales. El estreno del nuevo aspecto será el próximo verano.
La principal premisa de partida en el diseño arquitectónico de los elementos de sombra para la pasarela que une la plaza de Cuba con el paseo de las Delicias es garantizar una solución “que cubra distintas necesidades de protección climática” con un aspecto neutro y externalizable a cualquier otro puente de la ciudad. Además, debe ser operativo, funcional y flexible desde el punto de vista de su instalación y montaje. El puente tiene una anchura de 19,4 metros y una longitud de 183,5 metros.
Los técnicos de Ayesa apuntan en la documentación a la que tuvo acceso este periódico que se trata “de un proyecto complejo por implicar una nueva condición de seis puentes urbanos extremadamente ligados al casco histórico sevillano, así como del propio paisaje fluvial de la ciudad, que, además, se puede determinar que es pionero e inédito a nivel global”. Añaden que no existen casos similares en los que se plantee la cubrición mediante elementos de protección solar de la totalidad de puentes fluviales que conectan con el centro histórico de una ciudad de la escala de Sevilla, tratándose en la mayoría de los casos de arterias que concentran tanto tráfico peatonal como rodado. “A ello se le suma que la inserción de estas protecciones se realiza sobre puentes existentes, algunos con connotaciones históricas e incluso con protección patrimonial como en el caso de San Telmo”.
La solución final planteada por la multinacional se sustenta, a grandes rasgos, en la conformación de una cubrición textil tensada semiabovedada en sendos acerados del puente, dotada de refuerzos verticales interiores en la zona de contacto entre acera y calzada para mejorar el rendimiento frente a la incidencia solar. Esta cubrición textil se apoya mediante una estructura metálica, a su vez, desmontable, consistente en una serie de pórticos curvos transversales anclados a las farolas existentes y a unos postes de pequeña altura integrados en los frentes de barandillas, que se atan entre sí mediante vigas longitudinales interiores, que arriostran las farolas, y exteriores coincidentes con los límites del puente.
Esta estructura, concebida con los mismos acabados que las barandillas y farolas existentes, será el soporte de fijación de la membrana textil microperforada, que se fija a ella mediante un sistema conocido como tent-keder, consistente en unos tubos de PVC termosellados a los bordes de los paños textiles que se deslizan a través de unos rieles metálicos anclados a la estructura principal.
El diseño propuesto implica la incorporación de un sistema complementario de iluminación nocturna para dar respuesta a la adición del nuevo plano de sombra entre las farolas existentes y el suelo. Para ello, los técnicos plantean una doble iluminación adicional, fundamentada en la disposición de proyectores de luz adosados en las farolas existentes orientados hacia los paños textiles, de forma que estos actúen como difusores de luz indirecta hacia la acera y, de paso, queden realzados en el conjunto. La otra iluminación son balizas bajas en las nuevas piezas insertadas en los frentes de barandillas que aporten una luz más directa en el pavimento, “y que ayudan a señalizar de manera más efectiva los límites del puente”.
La solución estructural adoptada por Ayesa para el soporte de los elementos de sombra y protección climática de las aceras del puente de San Telmo se plantea de tipología metálica desmontable. Esto permite transmitir las cargas de viento a las luminarias existentes y al tablero mediante pilas ancladas en sus bordes. El diseño arquitectónico del entoldado requiere de un faldón vertical entre las luminarias que permite aumentar la eficiencia del sistema de sombras. Una tercera viga longitudinal entre las luminarias permite el anclaje de los faldones, sirviendo a su vez de nuevo elemento de arriostramiento longitudinal.
Los nuevos pilares en pórticos principales tienen carácter permanente a diferencia del resto de la estructura desmontable. Estos quedan visualmente integrados con las barandillas en los bordes de tablero al estar alineados con éstas y disponer de terminación geométrica y estética análoga. Los pilares se anclan al tablero mediante placas metálicas dobles y pernos pasantes entre caras del tablero. “Las uniones con las costillas se materializa mediante unión telescópica de elementos y pasadores transversales, permitiendo el empotramiento entre ambos elementos y el fácil desmontaje de la parte portátil”.
En la actualidad, el puente de San Telmo cuenta con un sistema de iluminación compuesto por 34 farolas, dispuestas equitativamente a ambos lados de la calzada en poste de cinco metros de altura. Las farolas están formadas por dos tipos de luminarias: en la parte superior y colocada horizontalmente se encuentra un proyector, y situadas debajo en forma vertical una luminaria del tipo columna.
A la hora de aplicar el diseño de la tipología de cubrición curva textil tensada sobre el puente de San Telmo, en el diseño se adoptan como métodos de iluminación adicionales –con el objetivo de lograr los niveles de iluminación requeridos para este tipo de vía peatonal techada– la ubicación de proyectores con iluminación directa a los toldos y luminarias bañadoras de suelo delimitando todo el perímetro del borde del puente.
Las obras se ejecutarán en dos fases, desarrollando en una de ellas las labores sobre cada una de las aceras de forma independiente. Esto permitirá que el tránsito de los peatones, ciclistas y vehículos quede garantizado en todo momento durante el desarrollo de las obras, manteniéndose una de las dos aceras y tres de los carriles permanentemente abiertos. De acuerdo con las condiciones de los trabajos y los medios habituales utilizados en obras de estas características, Ayesa propone un plazo total para su ejecución de cuatro meses contados a partir del día siguiente al de la firma del acta de comprobación de replanteo.
El presupuesto desglosado por capítulos es de 30.882 euros para levantados y demoliciones; 330.238 euros para elementos estructurales; 177.177 euros para los elementos de sombra; 41.051 euros para pavimentos y señalización; 77.213 euros para elementos de contención; 22.899 euros para alumbrado público y servicios; 6.683 euros para desvíos provisionales; 28.761 para seguridad y salud; 437 euros para gestión de residuos; y 7.350 euros para el control de calidad. El total del coste de los materiales es de 722.697 euros. Por aplicación de los gastos generales y fiscales de la empresa, el beneficio industrial y el impuesto sobre el valor añadido, resulta una partida final de 1.040.611 euros. El Presupuesto reservado por Urbanismo para la sombra en el puente es de 1,3 millones.
La pasarela fue objeto de una importante actuación integral durante los años 2006 y 2007. Se procedió a la rehabilitación estructural, su recuperación estética y a la adopción de las medidas estructurales necesarias para cumplir el objetivo de explotación y servicio adecuados. La principal actuación a nivel estructural que se propuso fue el refuerzo de las vigas transversales del tablero de los vanos intermedios en arco.
El puente de San Telmo, uno de los más antiguos de Sevilla, se construyó en 1912 para mejorar la comunicación con Aljarafe y Huelva y aliviar el tráfico del puente de Triana. Inicialmente se consideraron varias ubicaciones, pero se decidió construirlo aguas abajo del puente de Triana debido a las frecuentes inundaciones del Guadalquivir.
Entre 1917 y 1920 se desarrollaron las bases del concurso para su proyecto, adjudicado a José Eugenio Ribera en 1920. El diseño incluía dos vanos laterales de 45 metros y un vano central metálico basculante de 50 metros para permitir el paso de barcos. La cimentación se realizó con grandes cajones de aire comprimido. Las obras comenzaron en 1925, con interrupciones hasta 1928. En 1927 se redactó el segundo proyecto reformado para ajustar las rampas de acceso, y en 1929 se presentó otro proyecto debido a la modificación del Puerto, lo que requirió cambios en la estructura del puente. En 1930 se redactó un cuarto modificado para mejorar las rampas de acceso del lado de Triana. La obra principal se concluyó en 1931 y el puente se abrió al tráfico el 17 de agosto de ese año.
En 1964, Agromán realizó una reforma importante, sustituyendo el tramo levadizo metálico por pórticos de hormigón armado, debido al traslado del Puerto y la disminución del tráfico marítimo. Esta reforma también amplió la plataforma del puente y mejoró su iluminación y barandillas. En 1992, se realizó otro acondicionamiento con motivo de la Exposición Universal de Sevilla. En 2001, una inspección detectó un alto grado de deterioro, lo que llevó a una rehabilitación integral entre 2006 y 2007, incluyendo refuerzos estructurales y mejoras estéticas. En el 2022, un acuerdo de la comisión ejecutiva de Urbanismo aprueba la contratación del servicio para la redacción del proyecto de mejora de la infraestructura e instalación de sombra realizado por Ayesa.
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