El boom de las residencias universitarias en Sevilla llegará a las 8.000 plazas en 2025

Universidad

La falta de pisos para estudiantes dispara un mercado respaldado por fondos de inversión

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El boom de las residencias universitarias en Sevilla. La residencia Nido Porvenir.

Jesús Rivera estudia el grado de Educación Primaria en la Universidad de Sevilla (US). Es el segundo curso en la capital andaluza. Natural de Priego de Córdoba y con 22 años, cuenta ya con el título de FP superior en Acondicionamiento Físico. Aquellos años en la ciudad califal los pasó en un colegio mayor y luego en un piso que compartía con otros compañeros. Pagaban 600 euros al mes entre tres inquilinos. Tal posibilidad no la encontró en Sevilla cuando se matriculó en la Hispalense, donde hay poca oferta de pisos para estudiantes. La que existe no le compensa económicamente. Unas condiciones que lo decantaron por la residencia universitaria Nido Porvenir, "su casa" en los años de universidad.

"Hice cuentas y me sale más rentable alojarme en una residencia", refiere Rivera, quien explica que "la oferta de pisos en Sevilla es muy reducida, se exigen muchos requisitos para el alquiler y los más baratos presentan unas condiciones poco óptimas". Un sector que sufre las consecuencias de la turistificación. Los inmuebles que están libres en la capital se destinan en su mayoría al alojamiento de visitantes, lo que aporta grandes beneficios económicos a sus titulares. Esta actividad se mantiene todo el año, a diferencia del uso estudiantil, que se limita, como mucho, a los nueve meses que dura un curso. Además, desde Hacienda también se premia fiscalmente a quienes firman contratos de arrendamiento por más tiempo. Condicionantes que menoscaban las posibilidades de los universitarios para encontrar piso a precio asequible.

Tales circunstancias se han convertido en una oportunidad de negocio para los fondos de inversión que respaldan muchos de los proyectos de residencias universitarias puestas en marcha en Sevilla la última década. La consultora Savills cifra en 7.200 plazas la oferta de este tipo de alojamiento en la capital andaluza. Una cantidad que aumentará en mil más en dos años. Por tanto, en 2025 se superarán las 8.000 camas. Actualmente hay 37 centros que prestan este servicio en la ciudad hispalense y su área metropolitana.

El alumnado de fuera

No faltan especialistas que cuestionan la razón del crecimiento. Consideran que la oferta supera la demanda, que no hay estudiantes para tantas plazas. O de forma más precisa, que puedan costearlas. Las empresas del sector desmienten tal teoría. Se basan para ello en el número de jóvenes que requieren de alojamiento en Sevilla ante las dificultades de acceder a un piso compartido. Ahí están los números que avalan este argumento. La capital andaluza suma más de 70.000 alumnos de enseñanza superior entre sus dos universidades públicas (la US y la UPO) y la privada (Loyola). En dos años se incorporará la CEU Fernando III. El 33% de ellos procede de otras provincias españolas y un 5% son de movilidad internacional, entre los que se incluyen quienes participan en el programa Erasmus.

Zona de ocio de la residencia universitaria Nido Porvenir.
Zona de ocio de la residencia universitaria Nido Porvenir. / Juan Carlos Muñoz

Por tanto, el número susceptible de estudiantes que en Sevilla requieren alojamiento supera los 20.000, lo que respalda la teoría de que al mercado de las residencias universitarias aún le queda recorrido en la ciudad. De ahí que periódicamente se conozcan nuevos proyectos. La pregunta que se hacen muchos ciudadanos es cuántos de estos jóvenes (o sus familias) pueden permitirse pagar una habitación en estos establecimientos. El precio medio -que varía en función de la ubicación y los servicios que incluya la tarifa- oscila entre los 600 y 1.000 euros al mes, sin contemplar en la mayoría de los casos las comidas.

A Jesús Rivera le costaba igual un piso compartido que alojarse en una residencia universitaria. Los cálculos se lo evidenciaron. En Sevilla se paga una media de entre 300 y 350 euros por una habitación de piso (los alquileres superan ya los 800 euros mensuales, tras haberse encarecido un 20% los últimos años). A este gasto hay que sumar luego el de la luz, el agua y las compras domésticas para mantener la vivienda en condiciones. Todo ello sin tener en cuenta la situación en la que se encuentran los inmuebles, muchos de ellos faltos de reformas y con bastante antigüedad, especialmente los del centro.

La internacionalización

"En la residencia pago casi lo mismo y ellos se encargan de tenerlo todo a punto", afirma Rivera, que se decantó por esta opción porque "no tiene unos horarios tan restringidos y te permite mayor libertad que un colegio mayor". En Nido Porvenir paga unos 600 euros al mes por su habitación. El centro lleva el nombre de la empresa que lo gestiona, uno de los principales operadores del sector. Alejando Vázquez Marabell es el director de la residencia, que oferta 413 camas en 203 apartamentos. Los hay hasta con cuatro habitaciones, pensados para estudiantes de Erasmus que vienen en grupo. Los más caros son los estudios de un solo dormitorio.

Alejandro Vázquez, director de Nido Porvenir.
Alejandro Vázquez, director de Nido Porvenir. / Juan Carlos Muñoz

Los alumnos internacionales suponen el 40% de los residentes de Nido. Un nicho de mercado que va en aumento cada año. Los grupos de norteamericanos representan la principal nacionalidad de los extranjeros que se hospedan aquí. Aunque también los hay europeos, como Henri Degenhard, alemán de 22 años y estudiante de Administración y Dirección de Empresas (ADE) en la Universidad Loyola. También vino buscando piso para compartir, pero los pocos que encontró no le convencieron. Otros compatriotras le hablaron de las ventajas de vivir en una residencia, por lo que acabó optando por una de ellas. Mientras narra su experiencia, lleva la ropa a la lavandería, un servicio no incluido en la tarifa de Nido y por el que paga 5,50 euros. En esta residencia el coste de la habitación incluye cambio semanal de sábanas y toallas, así como una limpieza del apartamento cada siete días.

La internacionalización por la que apuestan las universidades es uno de los pilares del crecimiento del sector. La propia Hispalense la contempla como objetivo del presente curso. El ministro de Universidades, Joan Subirats, en una visita reciente a Sevilla adelantó que, tras el éxito y consolidación del programa Erasmus, llegaba una segunda fase en el intercambio de estudiantes protagonizada por las alianzas entre las instituciones de enseñanza superior. Planes que conllevan a la permanencia de alumnos durante un tiempo fuera de su domicilio habitual y, por tanto, con necesidad de alojarse en un tipo de establecimiento donde se le otorguen todas las facilidades. A ello responden estos negocios que experimentan un auténtico boom en Sevilla la última década. De ahí que la Gerencia de Urbanismo haya otorgado licencia a casi una veintena de proyectos con tal tipología desde mediados de la década pasada.

La cercanía, el aspecto más valorado

Se trata de iniciativas inmobiliarias cuyo rentabilidad no es inmediata, sino a medio y largo plazo, motivo por el cual se requiere en muchas ocasiones del respaldo de fondos de inversión. Muchas de estas residencias no se encuentran completas al 100% a estas alturas del curso. Otras sí lo están ya. Uno de los motivos que frena la llegada de universitarios es el gasto que puede suponerles, un pensamiento cada vez menos arraigado entre los jóvenes al percatarse de las escasas posibilidades de compartir piso a precio asequible y en buenas condiciones. Además, como apunta Alejandro Vázquez, el hecho de que abran más residencias provocará que los costes de una habitación en ellas sean más competitivos y, por tanto, más aptos para la economía familiar de los estudiantes.

Un estudiante hace uso del servicio de lavandería en Nido Porvenir.
Un estudiante hace uso del servicio de lavandería en Nido Porvenir. / Juan Carlos Muñoz

A la hora de elegir residencia, el aspecto más valorado por los alumnos es la cercanía con los centros universitarios, razón por la cual la mayoría de estos negocios se concentran en las inmediaciones del campus de Reina Mercedes y en el entorno de Viapol, donde se hallan varias facultades. Su presencia, no obstante, también se ha extendido a otros puntos de la ciudad, como Triana, o del área metropolitana, como el Aljarafe y Dos Hermanas (por su cercanía con la Pablo de Olavide y la Loyola). Otro factores que influyen en la decisión son los servicios de limpieza que presta el centro, que ofrezca seguridad garantizada 24 horas, las salas de estudios y la lavandería.

El nuevo auge de las residencias universitarias también ha cambiado su concepto. De ser alojamientos similares a los colegios mayores han pasado a auténticos resorts, que las asemejan a los servicios que presta un hotel. En ellas, además de salas de estudios, ya son habituales (como en Nido Porvenir) zonas de ocio, cine, gimnasio y hasta una piscina en la terraza con magníficas vistas de la ciudad. Por su uso no hay que pagar nada. Se incluye en la tarifa de la habitación. Incluso se permite alquilar tres cocinas que, a modo de salones, se reservan para celebraciones. En esta residencia, por ejemplo, no hay servicio de comedor al tener justo al lado el del centro universitario Eusa, donde acuden muchos de sus clientes y trabajadores de la zona.

Las condiciones

Las políticas de uso también varían. Aunque existe cierto control, suele ser menos restrictivo que un colegio mayor. Así, por ejemplo, en Nido Porvenir sólo se permite la entrada de un acompañante por huésped, que puede utilizar todas las zonas comunes (incluida la piscina) y hasta quedarse a dormir. Lo único que se paga aquí fuera de tarifa es el servicio de lavandería y el parking subterráneo, que no sólo está pensado para residentes, sino también para trabajadores de un enclave con bastante falta de aparcamientos. En suma, otra fuente de ingresos.

Las residencias universitarias se han convertido en auténticos hoteles, con piscina en la terraza.
Las residencias universitarias se han convertido en auténticos hoteles, con piscina en la terraza. / Juan Carlos Muñoz

La proliferación de este tipo de establecimiento levanta sospechas sobre los fines últimos de los proyectos. Una alarma que se desató en 2022 cuando este periódico comprobó que una residencia recién inaugurada en la Avenida de la Palmera (de las más grandes de la ciudad y con estética cuestionable) ofertaba sus habitaciones para turistas en el buscador Booking. Este caso, no contemplado en la licencia del negocio, provocó la intervención de la Policía e hizo pensar que muchos de estos centros acabarían sumándose a la amplia oferta de hoteles. Alejandro Vázquez, en este sentido, defiende la "estricta" política que Nido sigue en cuanto a las condiciones de alquiler y cliente. "Siempre se exige que sea mayor de edad y estudiante", asevera. El segundo requisito incluye la matriculación en alguna institución, como es el caso de una huésped mexicana que estuvo varios años aprendiendo a bailar flamenco en una academia sevillana.

"En verano, lógicamente, la ocupación baja, pero en esos meses reservan habitaciones para participantes del programa Erasmus que vienen con antelación a Sevilla o a grupos de estudiantes que se desplazan para algún proyecto de investigación", aclara el responsable de Nido Porvenir. Este directivo abunda en que, además del alojamiento, en esta residencia se organizan actos de convivencia para que los inquilinos se conozcan y se fomente "una auténtica comunidad". Para ello, ya se han programado este curso ciclos de cine en inglés y español.

Los colegios mayores, casi al completo

Además de pisos compartidos y residencias, los universitarios que estudian en Sevilla tienen la opción de alojarse en algunos de los colegios mayores que ofrecen la Hispalense (US) y la Pablo de Olavide (UPO). La primera de ellas dispone de hasta tres centros. La Residencia Rector Ramón Carande ya está al 100% de ocupación. Los precios mensuales oscilan entre los 265,59 euros por una habitación compartida doble a los 613,76 por un apartamento individual. En la Residencia Estanislao del Campo el precio de un apartamento de tales características es de 699 euros mensuales; el de una habitación doble, 615; y el de una individual, 795. Tales costes incluyen la media pensión en cuanto a comidas. Por último, se encuentra el Colegio Mayor Hernando Colón, para el que hay que abonar en julio 700 euros en concepto de matrícula. Luego se pagan nueve cuotas mensuales de 725 euros, que se cobran cada dos meses (excepto octubre) y que incluyen pensión completa.

De todas ellas, el Hernando Colón y el Ramón Carande están completos, mientras que el Estanislao se encuentra al 90%, con sólo entre 15 y 20 plazas libres por semana, según señalan fuentes de la Hispalense. Porcentajes que son también consecuencia del déficit de pisos para estudiantes.

La Universidad Pablo de Olavide (UPO) tiene, además de la Residencia Flora Tristán, el Colegio Mayor Rectora Rosario Valpuesta, situado en Montequinto, muy cerca del campus. El centro dispone de 108 habitaciones entre individuales y dobles. La ocupación actual alcanza el 98%, con 180 residentes. La tarifa por habitación doble es de 680 euros al mes y la individual, de 890. Todas tienen una superficie de 25 metros cuadrados. Los precios incluyen pensión completa, limpieza y lavandería, así como los suministros (agua y luz), wifi y el uso de todas las instalaciones.

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