El Betis, entre la cima y la sima en busca de la estabilidad

Veinticinco años de Diario de Sevilla

El club verdiblanco, en estos últimos 25 años, siguió con sus habituales dientes de sierra en una trayectoria de claros, en forma de dos títulos de Copa y varias clasificaciones europeas, entre ellas una para la Champions; y oscuros, con descensos, como aquel de los 25 puntos, y la convulsión accionarial-judicial  

Joaquín y Pellegrini muestran a la afición el título de Copa conseguido en 2022. / José Manuel Vidal / Efe
- Redactor de Deportes

03 de octubre 2024 - 03:15

Sevilla/Diario de Sevilla vio la luz el 28 de febrero de 1999. Desde entonces, han pasado 25 años que han dado para mucho en esa montaña rusa que es el Betis. Un club que ha pasado de la cima a la sima y viceversa en bastantes ocasiones para estar a día de hoy con cierta estabilidad a nivel deportivo. Muchos dientes de sierra que dan para mucho en ese reloj verdiblanco que sigue latiendo en su pasional afición.

Aquel día, antes del primer número de este periódico, el Betis se impuso al Real Madrid (3-2) en Heliópolis (gol de Ito en el minuto 94) en un campeonato que comenzó Vicente Cantatore y acabó Javier Clemente para dejar a los verdiblancos undécimos. Pero aquel Betis de Manuel Ruiz de Lopera iba en línea descendente y la campaña siguiente cayó a Segunda. Carlos Timoteo Griguol y Guus Hiddink fueron dos apuestas fallidas y la última bala de Faruk Hadzibegic no dio resultado.

Sin embargo, el Betis sólo duró en el pozo una temporada, pues regresó a Primera en la 2000-01 con aquel ascenso en Jaén de Luis del Sol y Paco Chaparro. Ambos estuvieron al frente tras el adiós de Fernando Vázquez, quien siempre será recordado por apostar y dar la alternativa a quien hoy es leyenda viva de la entidad de La Palmera: Joaquín Sánchez. Aquel Betis del portuense, Gastón Casas y el Gaby Amato, entre otros, volvía a la máxima categoría y ya en ella, con Juande Ramos en el banquillo, logró ir a Europa al final de esa temporada 2001-02. Pero la relación entre el técnico de Pedro Muñoz y Lopera duró sólo un curso, siendo su relevo Víctor Fernández. Éste estuvo dos temporadas en las que el Betis desplegó un fútbol bastante atractivo, con la llegada de jugadores como Assunçao, más los Joaquín, Denilson, Juanito... Sin embargo, no hubo clasificación europea alguna.

ÉPOCA DORADA: CHAMPIONS Y COPA

Con el final de la etapa de Víctor Fernández, Lopera apostó de nuevo por el entrenador con el que mejor tándem formó. Una figura que cada vez que estuvo en el Betis le cambió la cara: Lorenzo Serra Ferrer. Aquella temporada 2004-05 supuso un punto de inflexión en la historia verdiblanca con la conquista de la Copa del Rey y la clasificación para la Liga de Campeones. Sin embargo, el curso siguiente se torció todo, empezando por la lesión de Ricardo Oliveira ante el Chelsea en aquel triunfo (1-0) con el tanto de Dani. Los fichajes tampoco dieron resultado en la UEFA y el Betis acabó el curso decimocuarto.

Manuel Ruiz de Lopera y Lorenzo Serra Ferrer, con la Copa del Rey de 2005. / M. G.

ESTERTORES DEL LOPERISMO

Serra Ferrer salía de Heliópolis en el verano de 2006, la ambición de Lopera empezó a descender -el discurso de los 43 puntos tomó protagonismo- y llegó el coqueteo con el descenso en la campaña 2007-08, comenzada por Héctor Cúper (era el año del Centenario) y finalizada por un Paco Chaparro que salvó el Betis del precipicio con aquel triunfo en El Sardinero ante el Racing de Santander (0-2) con un doblete de Edu. Pero el Betis pegó el batacazo el curso siguiente (2008-09), comenzado por Chaparro y acabado por José María Nogués con aquel empate final (1-1) ante el Valladolid para drama de la afición en el Villamarín.

La temporada siguiente (2009-10), el Betis continuó en Segunda. Lopera apostó por Antonio Tapia, al que reemplazó con Víctor Fernández, pero el ascenso no llegó al esfumarse con aquel empate a uno en el Estadio Helmántico de Salamanca que hizo estéril el 4-0 al Levante en la última jornada del curso. Y a lo deportivo se le unió la pésima situación económica de la entidad. El ambiente de la afición con el ex máximo accionista tampoco era ya el mejor y éste llegó a un acuerdo con Luis Oliver (Bitton Sport). Luego vino el concurso de acreedores y la judicialización del club verdiblanco.

DE LA LUZ AL DESCENSO DE LOS 25 PUNTOS

Pese a la situación tan dramática, hubo una figura que puso bastante luz en una época tan oscura, Pepe Mel. El técnico madrileño pudo hacer un equipo con jugadores que dieron al Betis un gran rendimiento, como esa dupla formada por Jorge Molina y Rubén Castro que mantuvo con vida un club en una etapa muy complicada. Llegó al ascenso al final de la campaña 2010-11, mantuvo la categoría con comodidad la siguiente y en la 2012-13 llegó la clasificación para la Europa League. Sin embargo, aquel Betis con José Antonio Bosch en los despachos y Vlada Stosic al frente de la parcela deportiva acabó firmando una de las temporadas (2013-14) más negras de su historia, bajando con 25 puntos. Los fichajes no dieron el nivel y la ausencia prolongada de Rubén Castro pasó factura a un Betis que destituyó a Mel, apostó por Juan Carlos Garrido y acabó con Gabriel Humberto Calderón. Descenso y derrota en el Euroderbi.

Jorge Molina y Rubén Castro celebran uno de los goles al Alcorcón para subir a Primera el curso 2014-15. / Antonio Pizarro

UN ASCENSO Y MÁS DIENTES DE SIERRA

Arrancó el curso 2014-15 con Julio Velázquez en el banquillo, pero el joven técnico no le tomó el aire ni al equipo ni a la afición. Fue destituido y Juan Merino estuvo unos partidos hasta que Pepe Mel regresó para devolver de nuevo al Betis a Primera. A esa vuelta a Primera se sumó el regreso de Joaquín Sánchez a casa. Eduardo Maciá, entonces director deportivo, apostó también por fichajes que no dieron rendimiento, como Van der Vaart o Damiao, los problemas aparecieron durante la temporada y la etapa de Mel volvió a terminar antes de tiempo, cerrando el año Juan Merino.

Mientras, en los despachos se produjo la salida de Juan Carlos Ollero como presidente (3 de febrero de 2016) y la aparición en escena de Ángel Haro y José Miguel López Catalán. En el curso 2016-17 hubo cambios. Llegó la construcción del Gol Sur y en lo deportivo se produjo la salida de Maciá y la llegada de Miguel Torrecilla, pero la irregularidad deportiva seguía. La apuesta por Gustavo Poyet salió errónea, al igual que la de Víctor Sánchez del Amo. Alexis Trujillo tuvo que acabar la temporada.

Ángel Haro y José Miguel López Catalán, en la Junta extraordinaria de septiembre de 2015. / Antonio Pizarro

SERRA FERRER, OTRA VEZ PUNTO DE INFLEXIÓN

El verano de 2017 fue bastante movido en Heliópolis. La candidatura de Rafael Salas, uno de los accionistas de referencia, presentaba un proyecto para variar el rumbo que el Betis llevaba con ABA, pero la llegada de Lorenzo Serra Ferrer fue clave y los actuales rectores continuaron en el cargo. El balear llevó a cabo una revolución en la plantilla que Quique Setién aprovechó para lograr una nueva clasificación europea y romper la dinámica negativa en los derbis. Y en lo judicial llegó aquel famoso pacto del 28 de julio de 2017 con Lopera y Oliver.

De nuevo el de Sa Pobla puso al Betis a buen nivel, pero el curso siguiente (2018-19) todo varió. Los rectores apostaron por mantener en el puesto hasta el final al técnico cántabro, al contrario de la idea del mallorquín, y el desgaste acabó con la marcha del técnico y la posterior salida de Serra. Llegó entonces la etapa de Rubi (2019-20), que cambió la forma de jugar de Setién pero no terminó de dar con la tecla y fue cesado para que Alexis acabara, de nuevo, otro campeonato dirigiendo a un equipo verdiblanco que acabó decimoquinto.

LA FIGURA DE MANUEL PELLEGRINI

Lorenzo Serra Ferrer ya puso antes de su salida el nombre del técnico chileno encima de la mesa antes de que finalmente llegara a Heliópolis la temporada 2020-21, en la que ha sido la decisión más acertada de Haro y Catalán como rectores del Betis. El entrenador santiaguino cambió por completo la dinámica del cuadro verdiblanco, con cuatro clasificaciones seguidas para Europa y la conquista de la Copa del Rey el 23 de abril de 2022, y es el principal responsable de la estabilidad que el club verdiblanco tiene en estos momentos pese a una realidad económica nada boyante. De hecho, tras aquella primera ampliación de capital que dio lugar al “Betis de los béticos”, en este 2024 se llevó a cabo una segunda para tapar parte del agujero económico producido por una gestión muy mejorable, más allá de factores como el Covid. Y también se supo, por sentencia del Tribunal Supremo (gracias a BxV), que quedó anulado el paquete del 31,38% de aquel 51% con el que Lopera gobernó más de 20 años. Un Lopera que el 23 de marzo de 2024 fallecía, siendo reconocida su figura por una parte importante del beticismo y el mundo del fútbol.

Minuto de silencio en el Benito Villamarín, en un Betis-Celta, tras el fallecimiento de Manuel Ruiz de Lopera. / Raúl Caro / Efe

Un capítulo cerrado en la historia de un Betis que hoy camina en la estabilidad deportiva de la mano de Pellegrini y con previsiones, así entienden en el club heliopolitano, de futuro optimistas. Veinticinco años de la cima a la sima en busca de un equilibrio que el Betis quiere alargar en este tiempo actual de bonanza deportiva.

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