"Los bebés se infectan igual, pero el 99% no tiene síntomas"
Alfonso Carmona | Presidente fundador del Grupo IHP y presidente del Colegio de Médicos
El veterano pediatra desvela las claves de la situación sanitaria marcada por el virus y la falta de especialistas
–¿Están preparadas las consultas de pediatría para una posible avalancha de contagios?
–Hoy por hoy las consultas de pediatría están preparadas para asistir a aquel niño y adolescente que lo precise. Están preparadas tanto desde el punto de vista de la teleasistencia, como presencialmente. La problemática que se está dando, en estos momentos, no es por la propia presión asistencial, sino por otros factores: desorganización importante en los distintos niveles y excesiva burocratización en los quehaceres del médico. Lo que tiene que hacer el médico es prestar asistencia al enfermo, de la forma que sea, pero sólo asistencia al paciente.
–¿Cómo se puede corregir?
–Tenemos que reforzar cada uno de los puntos de la cadena para que la actuación del médico sea de verdad asistencial. Mejorando y aumentando todos los centros de atención telefónica (salud responde, citas en los centros, etcétera). Todos estos puntos tienen que estar proporcionados a la gran avalancha de demanda asistencial, y evitar el colapso. Otras medidas: suficientes administrativos que eliminen carga no asistencial al médico. También contar con médicos jubilados y otro personal que conoce la mecánica del SAS y puede colaborar en el rastreo de personas.
–¿Faltan médicos?
–A lo mejor no hay suficientes médicos, pero sí hay suficientes personas en el paro, que están deseando trabajar y ganarse la vida que ahora no pueden.
–Y ¿el papel de la privada?
–No hay que olvidar que existe un gran número de pediatras que trabajan en la medicina concertada (muface, isfas, mujeju); y privados que asisten a muchos niños y tienen las consultas abiertas y dispuestas. Si todos trabajamos unidos y empujando en el mismo sentido y dejando a los médicos que hagan su labor asistencial pura y dura, lograremos el éxito, ante esta presión incontenible, y que seguramente va a ir a más.
–Se espera un invierno inquietante por la coincidencia de viejos conocidos entre los patógenos (gripe, bronquiolitis...) y el coronavirus, ¿Cómo prevé lo que vendrá? ¿cómo debemos prepararnos?
–El virus del covid-19 ha llegado para quedarse y tenemos que aprender a convivir con él, en espera de que llegue la vacuna y podamos vencerlo. El otoño y el invierno pueden sufrir algunos cambios con respecto a otros años por estas mismas fechas. Estamos aprendiendo unas medidas de higiene y protección que nunca antes habíamos aplicado. Los contagios de las otras enfermedades infecciosas disminuirán con toda seguridad.
–¿Puede exponer un ejemplo?
–En Australia la gripe por ejemplo ha tenido una incidencia muchísimo menor que todos los años anteriores.
–Las aulas generan muchas angustias entre las familias y los docentes, ¿puede ofrecer consejos clave?
–Es importantísimo que los niños vayan al colegio, por su salud física y mental. El niño tiene que relacionarse con otros niños de su edad; tiene que aprender tanto matemáticas como todo tipo de normas sociales e higiénicas. Los colegios son lugares seguros y hay que contribuir a que lo sigan siendo. La mejor forma de luchar contra esta pandemia es el lavado de manos, lavado de manos y lavado de manos.
–¿Cómo está afectando la pandemia a los bebés y a los niños?
–Según distintos estudios serios, los niños y los bebés se infectan igual que los adultos, con una diferencia muy importante: El 99% no presenta síntomas. Incluso las madres con covid-19, si su estado lo permite, pueden seguir amamantando a sus hijos. Los niños se contagian menos entre ellos, y a diferencia de la gripe, éstos contagian menos a los mayores.
–Desde hace décadas hay un clamor entre los pediatras del SAS por la falta de especialistas en la infancia, un problema de base que ahora se agrava. En la situación actual, ¿cómo considera que se podría remediar en un plazo corto, medio y largo?
–Efectivamente hay falta de pediatras, y también de médicos de familia principalmente. Ambos son médicos especialistas y ésos son los que nos faltan a nivel nacional, siendo ambos el eje de nuestro sistema de salud. De las facultades de Medicina salen numerosos médicos, porque hay muchas facultades (somos el segundo país del mundo con más facultades de Medicina, después de Corea del Sur), pero esos médicos generales para poder ejercer tienen que formarse en una especialidad, y esto viene determinado por varias circunstancias formativas.
–¿Faltan residentes?
–Cada año desde el 2009 han venido disminuyendo en todas las comunidades autónomas el número de médicos residentes. Además, se van a jubilar 70.000 médicos en diez años.
–¿Cómo se van a reponer?
–¿Qué pasa con los especialistas que vienen de otros países, y sus curriculos amontonados en el Ministerio de Educación. ¿Ninguno vale?, ¿no somos capaces de promover unas determinadas reglas, y con ellas, se les haga un examen teórico práctico para ver los que pueden considerarse aptos? Sería una forma de compensar.
–¿Cuál es la raíz del problema de la falta de médicos?
–Basta ya de demagogias baratas, y de cara a la galería, no podemos competir con las ofertas laborales económicas y de reconocimiento social con ningún país de Europa; y en Andalucía, con ninguna otra comunidad española. En un mundo globalizado hay que tomar medidas valientes y aprovechar todos los recursos de una forma seria y eficaz.
–¿Considera que los pediatras disfrutan de la suficiente protección (EPIS) en sus consultas? ¿Y los médicos de familia?
–Igual que en un principio de la pandemia hubo escasez de todo tipo de material, hoy no existe tal déficit en ningún centro púbico ni privado. La Consejería de Salud tiene almacenes de material para aguantar una presión durante, al menos, seis meses. Si en algún momento puntual no hay en algún punto en concreto, sólo es por dos razones: o porque la avalancha de pacientes en un momento dado era imposible de predecir, o porque el responsable de controlar el material no lo había repuesto como era su deber; pero material hay.
–La sanidad privada, un pilar en la pandemia, también se satura. ¿Cómo describe el papel de las consultas privadas en esta emergencia sanitaria?
–Las consultas privadas igual que los hospitales privados, siempre han estado abiertos y dispuestos a prestar asistencia a los pacientes que llegaban y llegan; y por supuesto, a colaborar con la medicina pública siempre que esta lo necesite y lo solicite.
–Ante la polémica sobre certificados médicos falsos para eximir de mascarillas, ¿cómo se persiguen estos fraudes desde el Colegio de Médicos?
–Siempre que se comete algún caso de fraude y el Colegio lo conoce, se pasa al comité Deontológico, se estudia el caso y se aplican las medidas de castigo que sean pertinentes en cada caso. Incluso en algunos casos que lo requieran se pueden pasar a la fiscalía; se espera a que la misma emita el juicio; y a seguir con lo nuestro.
-El Sindicato Médico de Sevilla ya ha advertido de la falta de recursos y de la saturación en los centros de salud. ¿Se están haciendo bien las cosas en este nivel? ¿qué puede mejorar?
–Repito, la saturación desde mi punto de vista no es asistencial, sino burocrática. Si estos puntos de la cadena se dotan y se mejoran, estoy seguro de que todo cambiara a mejor.
–En cuanto a las vacunas, ¿existe hoy algún ensayo clínico en niños?
–Primero hay que terminar los ensayos en adultos de forma clara y segura; y después, sólo después empezarán en niños. Esos niños que todos sabemos en un 99% se contagian, pero no sufren la enfermedad.
-¿Cuándo considera que estarán disponibles las vacunas?
–Tenemos que tener en cuenta que las vacunas tienen que pasar por unos ensayos exhaustivos de eficacia y, sobre todo, de seguridad. Sólo después de sus valoración pasan a la utilización de forma generalizada. Tenemos que tener en cuenta que nunca, en la Historia, se han destinado tantos recursos a una determinada vacuna. Los tiempos de los ensayos se están respetando, porque cada una de las fases de desarrollo tiene que ser valorada y pasada por unos controles exhaustivos. Sólo cuando se obtienen resultados positivos se pasa a la siguiente fase. Una vez dicho esto, tal y como yo veo el panorama, tendremos vacuna efectiva antes de final de año o en el primer trimestre del siguiente.
–En IHP han celebrado recientemente un encuentro muy interesante sobre vacunas, ¿qué puede destacar?
–Ha sido todo un éxito. Esta edición ha sido virtual, con una calidad importantísima en cuanto a los ponentes, los temas tratados y la asistencia. Se nos conectó de toda España, más de 850 inscritos, con una media por hora de conexión directa de más de 250 a 300. Teniendo en cuenta que ha sido grabado y dispuesto para aquellos que lo quieran ver. Estoy plenamente orgulloso del gran trabajo que ha hecho todo nuestro equipo de formación; y agradecer el interés puesto a los ponentes y a todos aquellos que se han conectado, esperando que hayan disfrutado del encuentro como yo.
–Visita con mucha frecuencia Costa de Marfil, África, en campañas de vacunación solidarias. ¿Cómo cree que los niños soportarán la pandemia en estas zonas en las que apenas llegan medicamentos ni vacunas?
–Imagina cómo están allí ahora, máxime cuando además tenemos unas elecciones a la vista y parece que políticamente están las cosas revueltas. Es un país rico como otros muchos de África, pero hay todavía que andar mucho camino. Primero y más importante educación y formación, y nosotros ayudándoles médicamente para que esos jóvenes que se formen bien sigan sanos para dar lo mejor a su país. El sufrimiento, cuando la enfermedad ataca, es tremendo.
–¿Desde cuándo colabora?
–Llevamos 15 años viajando allí para aportar un pequeño grano de arena, que mejore sus vidas. Para todos los que vamos te puedo decir que es un momento de un valor mágico e incalculable que no te puedo describir, te llega a lo más profundo del alma. Sólo te digo que son los momentos en los que más médico me he sentido.
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