Los bautizos y bodas del falso cura son "válidos" pero "ilícitos"
La Archidiócesis confirmó que Ángel Orellana ha estado cinco años ejerciendo de sacerdote en la Parroquia Santa María de las Flores a pesar de no estar ordenado.
La Archidiócesis de Sevilla confirmó en la mañana de este miércoles que Ángel Orellana ha estado durante cinco años ejerciendo de sacerdote en la parroquia de Santa María de las Flores y San Eugenio sin estar ordenado, noticia avanzada este miércoles en exclusiva por Diario de Sevilla. En un comunicado de seis puntos, el Arzobispado aclaró que los sacramentos del bautismo y matrimonio (c. 144 CIC) celebrados por el padre Ángel durante todo este tiempo "son claramente válidos, si bien son ilícitos".
El Arzobispado explicó que Ángel Orellana se presentó ante la curia diocesana hace cinco años procedente de Ecuador, de donde es originario. Allí acreditó su condición de sacerdote con una documentación que luego se pudo comprobar que era falsa, por lo que carecía de validez. Orellana manifestó que se encontraba en la ciudad para hacer su tesis doctoral y pidió una parroquia en la que poder ejercer el ministerio sacerdotal. Desde el Arzobispado le señalaron que podría realizarlo en alguna de las cercanas a su lugar de residencia, la barriada de Pío XII.
La Archidiócesis deja muy claro en el comunicado que "en ningún momento se le asignó oficio eclesiástico alguno", tal como destacó este periódico en su información de este miércoles. El padre Ángel no estuvo en ningún momento en la nómina de la Iglesia de Sevilla ni se le encomendó por ésta ningún destino u obligación.
Tras presentarse en la curia y pedir un lugar para ejercer, el falso cura se decantó por la parroquia de Santa María de las Flores y San Eugenio, en Pío XII. Allí se fue ganando la confianza del párroco y los feligreses y fue desarrollando su trabajo cada vez con más intensidad y frecuencia, hasta el punto de asegurar los vecinos que siempre estaba en el templo dispuesto a echar una mano a quien lo necesitara, oficiando eucaristías e impartiendo los sacramentos del bautismo, el matrimonio y la comunión.
Ángel Orellana estaba completamente integrado en la comunidad parroquial hasta que comenzaron a surgir las dudas sobre su condición sacerdotal. En ese momento, desde la Archidiócesis se pusieron en contacto con la diócesis ecuatoriana de origen, donde confirmaron las sospechas: Ángel Orellana nunca fue ordenado. El arzobispo Asenjo, tras conocer la noticia, se entrevistó personalmente con el impostado cura. Orellana reconoció ante el prelado sevillano que todo era un engaño y pidió perdón por sus actos. Acto seguido procedió a abandonar la Archidiócesis. El comunicado también aclara que en ese momento se dio traslado de los hechos a la Conferencia Episcopal Española, y se abrió un proceso canónico que será remitido a la Santa Sede a su término.
Respecto a las dudas planteadas sobre la validez de las ceremonias realizadas por Orellana, el Arzobispado ha aclarado que los sacramentos del bautismo y el matrimonio son "claramente válidos, si bien son ilícitos. En consonancia, las parejas que han contraído matrimonio en ceremonias oficiadas por la persona en cuestión, lo han hecho válidamente". No ocurre los mismo con los sacramentos de la eucaristía, la penitencia y la unción de enfermos, "se trata de actos inválidos, pues requieren la potestad del Orden".
La Archidiócesis también lamenta en su comunicado "el daño o sufrimiento" que estos hechos hayan podido causar a los fieles.
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