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La batalla eterna del analfabetismo

El centro para adultos del Polígono Sur, recientemente galardonado por la Unesco, estima que este curso pasarán por sus aulas casi 100 estudiantes 'neolectores'

Alumnos de lo grupos de jóvenes y de mayores en la puerta principal del Centro de Educación Permanente Polígono Sur.
Cristina Cueto

15 de septiembre 2014 - 05:03

"El problema del analfabetismo radica en la palabra misma. En la Real Academia de la Lengua se define al analfabeto como aquella persona que no sabe leer o escribir cuando, en realidad, es más complejo porque se trata de alguien que no comprende la lengua más allá de un texto". Así explica Juan Daniel Ramírez, catedrático de Psicología Social y defensor universitario de la Universidad Pablo de Olavide, uno de los principales problemas que aún persisten en el sistema educativo en el siglo XXI. Aunque se piense que el analfabetismo está erradicado, la realidad es mucho más compleja.

Los últimos estudios realizados por el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía, que se remontan a 2011, expresan que en Sevilla son 10.345 personas las que no saben leer o escribir. En la provincia esta cifra asciende a 47.619 individuos. Este grupo está compuesto, de manera genérica, por analfabetos absolutos: personas ancianas que no tuvieron oportunidad de asistir al colegio durante su juventud y que, por tanto, no desarrollaron su capacidad lecto-escritora.

Ramírez explica que "lo realmente interesante es medir el alfabetismo como un proceso que acompaña cada etapa de formación en la vida de las personas. El proceso de alfabetización cambia a medida que se avanza en las fases de aprendizaje, porque con cada nuevo periodo se desarrollan un poco más las habilidades de lectura, escritura y comprensión de textos". Según el catedrático, la palabra que mejor define el desarrollo del alfabetismo es literacy. Este anglicismo "no dice si una persona es analfabeta o no, sino que expresa el proceso en el que se ve inmerso el individuo a la hora de adquirir ciertos dominios y nuevas capacidades para comprender textos", expresa Ramírez. Siguiendo esta línea, el catedrático indica que el principal problema del sistema educativo en la actualidad es que considera la alfabetización como un punto de llegada, "cuando en realidad se trata de un proceso que acompaña de manera constante el aprendizaje del estudiante".

De enseñar a los estudiantes analfabetos a dar sus primeros pasos en materia lecto-escritora se encargan, principalmente, los centros de educación permanente para adultos (Ceper). En Sevilla hay 32, nueve situados en la capital, y la previsión de matrícula para el curso 2014-2015 es de 25.375 alumnos en toda la provincia .

Uno de los centros que más alumnos recibe en Sevilla es el Centro de Educación Permanente Polígono Sur. El pasado lunes, 8 de septiembre, coincidiendo con el Día Internacional de la Alfabetización, la Unesco entregó a sus profesionales el premio Confucio dotado con 20.000 euros. Este galardón fue concedido a los docentes del centro en reconocimiento de la labor que llevan haciendo desde su puesta en marcha, hace 33 años, en una de las zonas con mayor riesgo de exclusión de la ciudad.

La directora del colegio para adultos, Ana García, apunta que el "analfabetismo sigue existiendo en todos los barrios y en todas las edades. Las cifras reales son más alarmantes que las que muestran las estadísticas". García lleva nueve años trabajando en este ámbito en la barriada del Polígono Sur y pronostica que para el presente curso serán 600 los alumnos que se matriculen. Añade que, "debido a la alta demanda, nos hemos visto obligados a hacer dos turnos de alfabetismo para jóvenes y para ancianos y ofrecemos clases por las mañanas y por las tardes".

La directora manifiesta que, de manera general, "las personas mayores llegan muy animadas y con muchas ganas de aprender a leer y escribir; de hecho, nuestra alumna más mayor tiene 90 años. Los jóvenes, sin embargo, suelen avergonzarse de no tener estas capacidades y el mismo hecho de venir al centro les supone un reto, pero son conscientes de que necesitan formación de cara al mercado laboral".

Esta percepción de la importancia de la educación es la que tomó Manuel de la Vega, un joven de 26 años, cuando retomó sus estudios tras abandonarlos a los 17. "Decidí volver a formarme hace cuatro años para tener más posibilidades de encontrar trabajo de cara al futuro". De la Vega afirma que la juventud en los últimos años "está tomando conciencia de la importancia de la formación académica y cada vez son más los que deciden reanudarla".

Hechos que pueden parecer tan simples como leer cuentos con los nietos, rellenar formularios sin ninguna ayuda o hacer la lista de la compra son algunos de los más valorados por las personas mayores que deciden empezar de cero o retomar los estudios. Éste es el caso de Leandra González, una anciana de 71 años que nunca tuvo la oportunidad de ir al colegio porque, según indica, tras la posguerra las familias humildes no podían permitirse este gasto. González decidió empezar a estudiar hace 20 años, motivada porque cuando sus hijos eran pequeños e iban a clase "no sabía contestar las dudas que tenían ni podía ayudarles con los deberes, y esto me hacía sentir culpable y avergonzada".

En 2007 y, trás muchos esfuerzos, Leandra González escribió y publicó un libro acerca de la infancia de una niña en el que retrata, en realidad, pinceladas sobre la marginación y la exclusión social. Asegura con orgullo que consiguió vender más de 100 ejemplares en la Feria del Libro de ese año. Sin abandonar la sonrisa ni una sola vez González indica de manera rotunda que, "aunque seamos personas mayores, si le ponemos esfuerzo y constancia, podemos aprender".

Otra de las alumnas del centro de adultos del Polígono Sur es Carmen Pérez, también de 71 años, que explica que siempre le ha dado pena no saber redactar o comprender un texto. Esta mujer también se vio obligada a dejar lo estudios para empezar a trabajar desde muy joven. "En cuanto me jubilé empecé a ir al colegio, que es lo que más ilusión me había hecho siempre". Pérez siempre ha sentido interés e incluso la necesidad de aprender y formarse académicamente. Sus inquietudes llegan incluso al plano tecnológico: "No he hecho ningún curso de informática, pero me gustaría, aunque creo que no va a servirme de mucho".

Según la directora del centro, el Ceper del Polígono Sur se encuentra en un barrio señalado por Europa como Zona de Actuación Preferente, lo que significa que tiene niveles de analfabetismo como algunas partes de África o Asia.

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