La diáspora de los comercios en el Polígono Sur

Barrios de Sevilla

Los locales de las Tres Mil y las Letanías están prácticamente vacíos y su entorno en un deplorable estado de conservación

El comisionado pide a la Junta y al Ayuntamiento que se hagan con estos inmuebles para darle "normalidad" a los barrios

Varios de los comercios que aún siguen abiertos en las Tres Mil Viviendas.
Varios de los comercios que aún siguen abiertos en las Tres Mil Viviendas. / Juan Carlos Muñoz

Las Tres Mil Viviendas y las Letanías se queda sin algo tan esencial para su desarrollo como es el comercio. Los locales destinados a tal fin están en su mayoría vacíos y su entorno en un precario estado de abandono que aleja a cualquier interesado en montar en ellos un negocio. Una triste realidad que se suma a la ya compleja situación que viven los vecinos del Polígono Sur, para los que el comisionado de la zona, Jaime Bretón, pide a la Junta de Andalucía y al Ayuntamiento de Sevilla que se impliquen para que estos establecimientos vuelvan a tener la actividad para la que un día fueron construidos.

Una piedra más en el camino del desarrollo. Hace años que las galerías comerciales de los pisos verdes, amarillos, colorados y marrones están prácticamente vacías. Sin uso. "Aquí no se les llama galerías, sino pastillas", explica Bretón, quien ha alertado este viernes de la situación por la que atraviesan unos locales que son propiedad de particulares y que llevan bastante tiempo sin ser alquilados.

Las razones de esta falta de ocupación son varias, pero se agrupan en dos: la primera, la degradación del entorno y la falta de seguridad; y la segunda, el establecimiento en zonas cercanas de grandes cadenas de distribución donde acude ahora la mayoría de los vecinos del Polígono Sur.

Reuniones con Junta y Ayuntamiento

Ante esta coyuntura, Bretón se ha reunido tanto con el Ayuntamiento de Sevilla como con la Junta de Andalucía. En ambos encuentros no ha obtenido la respuesta deseada. Su petición era que tanto una administración como otra compraran estos locales y le dieran uso, bien de manera directa o a través de terceros. Y que ello implicara también una mejora del entorno y los accesos. El gobierno de Espadas ha contestado que dicha operación resulta imposible por los reparos que pondría Intervención, mientras que en el Ejecutivo de Juanma Moreno (la operación se realizaría a través de la AVRA) han argumentado que en estos momentos no se contempla este tipo de adquisiciones.

Y mientras, la realidad comercial en las Tres Mil y las Letanías es cada día más desoladora. Según el comisionado, actualmente en la barriada Murillo sólo quedan abiertos "tres o cuatros" comercios. "Una farmacia, una tienda de alimentación, un bar y una peluquería", detalla Bretón, que explica que cada una de estas galerías dispone de 15 locales. En el reparto total del Polígono Sur, todos los barrios cuentan, al menos, con una de estas pastillas comerciales. El de la barriada de la Oliva es el que mejor situación presenta, pues sus dos galerías están ocupadas al 100%.

Jaime Bretón conversa con dos comerciantes del Polígono Sur.
Jaime Bretón conversa con dos comerciantes del Polígono Sur. / D. S.

"Los comercios dan vida a un barrio y, sobre todo, normalidad. Pues uno de los problemas del Polígono Sur es que sus vecinos no encuentran aquí lo que existe en otras zonas de la ciudad", refiere Bretón, quien considera que uno de los usos que se les puede dar a estos locales, en caso de que alguna administración se haga con ellos, es el de servir de sede a las ONG interesadas en prestar su servicio en esta zona de Sevilla. "En los comerciales de los pisos rojos hay un catering social, de la ONG 'Entre Amigos', que desarrolla una labor fundamental. Creo que ése podría ser un buen uso antes de mantenerlos cerrados y en deficitaria situación", asevera Bretón.

Pero antes de dar uso a estos locales, resulta necesario llevar a cabo un plan de viabilidad del entorno para el que el Comisionado del Polígono Sur pide de nuevo la implicación de la Junta y el Ayuntamiento. Se trata de dotar estos enclaves comerciales de nuevo mobiliario urbano, eliminar los grafitis, baldear y reponer los contenedores, instalar papeleras y marquesinas, adecentar los acerados y accesos, así como mejorar los alcorques y el arbolado. Sería un primer paso para que, al menos, futuros comerciantes se interesaran por la zona. A estas labores, según los dueños de los negocios que aún siguen abiertos en las Tres Mil y en las Letanías, hay que sumar la adecuación de los cuadros eléctricos, la mejora de los sistemas de desagües y tuberías y las labores de pintura.

Un arreglo inasumible

Estos comerciantes aseguran no disponer de recursos económicos para acometer por su cuenta dichas mejoras en el entorno, lo que puede abocar a que los pocos que quedan se acaben marchando y las galerías se conviertan en un auténtico yermo, con todos los riesgos que ello conlleva: foco de okupas, concentración de personas sin hogar, pérdida de negocios de referencia para familias con dificultades económicas, ausencia de actividad comercial que "normalice" el barrio y lugar escogido para personas con adicciones.

Bretón destaca un aspecto de los pocos comercios de proximidad que van quedando en las Tres Mil y las Letanías. "Conocen a su clientela desde hace tiempo y fían sus gastos hasta final o principios de mes cuando un hogar carece de recursos para pagar productos básicos", señala el comisionado, que explica que esta situación se repitió bastantes veces durante el primer confinamiento de la pandemia, cuando los pocos negocios que quedan desarrollaron una "auténtica labor social", ya que dicha confianza no existe en supermercados de las grandes cadenas de distribución. Un servicio que amenaza con desaparecer.

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