Hicieron falta cinco naves para dar la vuelta al mundo
V aniversario de la vuelta al mundo
Carlos I puso cinco naves a disposición de Fernando de Magallanes. Cuatro eran naos de mediano tamaño, diseñadas para cargar mercancías. La quinta, la Santiago, era una nave más pequeña y ligera, destinada a tareas de exploración. Sólo una consiguió dar la vuelta al mundo. Si no hubieran sido cinco, la hazaña no se habría logrado.
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Las otras rutas que intentaron dar la vuelta al mundo
El 20 de septiembre de 1519 partieron cinco naves desde Sanlúcar de Barrameda tras dos años de preparativos en Sevilla. Consiguieron llegar a la Patagonia, atravesar el Océano Pacífico, alcanzar las islas Filipinas y retornar por el Índico a España tres años después de su marcha.
Esta enorme gesta no hubiese sido posible sin estos cinco navíos. La Santiago naufraga intentando encontrar el paso que luego sería llamado Estrecho de Magallanes. La San Antonio, la nave mejor preparada y aprovisionada de toda la expedición, se amotina y vuelve a España. Tres naos alcanzan las Indias después de una larga y dura travesía por el Pacífico, pero dos de ellas sufren daños graves durante el periplo por las Molucas y no pueden avanzar más. Sólo una, la Victoria, nombre casualmente premonitorio para esta nao, regresa completando la primera circunnavegación.
Un total de 239 tripulantes, aunque estas cifras oscilan entre las fuentes consultadas, embarcaron y partieron junto a Fernando de Magallanes. La tripulación que nutrió la expedición no era sólo local (Andalucía aportó 73 expedicionarios y el País Vasco, 34); también formaban parte de ella portugueses (24), griegos, franceses (21), italianos (27), belgas flamencos, ingleses y alemanes. Sobrevivieron 80 hombres, pero sólo 18 de ellos completaron la primera vuelta a la Tierra por mar.
La nao Victoria siguió navegando
Puede resultar increíble, pero después de superar con éxito esta larga y durísima travesía alrededor de todo el globo, se estima que recorrió dos veces la distancia del Ecuador de la Tierra, la Victoria emprendió nuevas expediciones transoceánicas.
En febrero de 1523 pasó a manos privadas y fue utilizada en viajes comerciales a América hasta 1525. Desde esa fecha, no se supo más de ella.
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