La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
El próximo cuatro de diciembre el mítico bar Arenal Ventura cumplirá 80 años desde que abriera sus puertas en 1944.
Los hermanos Pérez Armígez regentan un clásico entre los clásicos donde cada día reúnen parroquianos, sevillanos y turistas para degustar la cerveza al más puro estilo sevillano en vaso de tanque, y apoyados en una de las barras con más solera de la ciudad.
De hecho, se trata de la misma que el abuelo de Raquel (1981), Cristina (1983), Ventura (1987) y Patricia (1989) instaló el año que comenzó todo.
En el Ventura, todo está bueno. Puedes probar todo tipo de vinos y las tapas son las de toda la vida, aunque reconocen que han introducido novedades adaptándose a los nuevos gustos de cada época y al progreso de la hostelería.
Los cuatro hermanos reman cada día para levantar las persianas de todo un emblema del Arenal que, junto a los camareros, suman 7 trabajadores en total. "Sin mis hermanas esto no sería posible, es un orgullo contar con ellas, estamos los cuatro al pie del cañón para que el parroquiano vea que estamos detrás de la barra. Ese es nuestro éxito y por eso hemos llegado a los 80 años", apunta Ventura.
Con todo, el joven hostelero mantiene que el sector ha cambiado mucho, y con ella, las formas de gestionar los negocios.
El tercero de los hermanos asegura que es una "profesión sacrificada", y "hay que echarle muchas horas de esfuerzo y de trabajo duro" al oficio para que el negocio vaya bien.
Al mismo tiempo, mantiene que el Ventura se ha convertido en un lugar de encuentro para vecinos y trabajadores del barrio del Arenal, y anima a quien no lo conozca a pasar un rato en una de sus mesas para comprobar el buen ambiente que se respira, que se insentifica las tardes de toros que tienen, según Ventura, un sabor especial con unas vistas hacia una calle Adriano abarrotada de taurinos con almohadilla en mano.
"Cualquiera puede venir solo y echar un buen rato con los vecinos que se dan cita aquí prácticamente a diario, y seguro que se siente como en casa", apunta.
Asimsimo, el bar es lugar de reunión de cofrades, y especialmente de aquellos más cercanos, y aunque la casa Ventura es "carretera", le tienen un cariño especial a la Hermandad del Baratillo y a Jesús Despojado.
En el año 1944 y en consecuencia de los tiempos, la carta consistía en chacinas y conservas; pero tres generaciones y ochenta años después el Ventura cuenta con una amplia variedad de tapas, cuyo bocado obligado debe ser el bonito en escabeche, los mejillones o la tortilla de patatas.
Los hermanos Pérez Armígez no solo faenan bien el arte de servir, sino que incluso se han atrevido a hacer sus pinitos en sus redes sociales con el hashtag #YoSoyDelVentura.
Además, con motivo del 80 aniversario están haciendo divertidas entrevistas a sus clientes más fieles en su perfil de Instagram con un botellín de Cruzcampo como micrófono.
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