Nuevo avance médico en Sevilla para alargar huesos en niños
Salud
El doctor Downey aplica por primera vez en Europa una solución frente a una deformidad ósea
Se trata de un nuevo avance en cirugía ortopédica infantil
El equipo del doctor Francisco Javier Downey, que integra Orthopediátrica, ha dado un paso más frente a severas deformidades congénitas al aplicar, por primera vez en Europa, una nueva solución quirúrgica a una niña de ocho años.
La intervención ha consistido en colocar un dispositivo por vía subcutánea para lograr alargar la tibia a través de ondas electromagnéticas. Se trata de un paso más en el campo de la cirugía ortopédica infantil para corregir discrepancias entre las piernas, sin afectar al normal crecimiento de la menor.
El doctor Downey, especialista en cirugía ortopédica infantil en Quirónsalud Sagrado Corazón-IHP, optó por ofrecer una alternativa a una niña sevillana de ocho años con una deformidad que le puede afectar su calidad de vida con severidad. “La conozco desde que nació. Sufre un defecto congénito en una pierna, incurvación posteromedial, que provoca que la pierna esté torcida y se desarrolle menos que la otra”, explica el especialista.
La deformidad congénita genera una discrepancia de longitud de las piernas, que en su madurez alcanzará los cinco centímetros, y que condena a la pequeña a a llevar alza durante toda la vida.
Ante este tipo de problemas la solución médica consiste en corregir la deformidad y alargar la pierna afectada. “El tratamiento clásico se basa en colocar un fijador metálico externo, que debe llevar el paciente colocado unos seis meses. Este dispositivo atraviesa la piel y los músculos y se ancla dentro del hueso mediante tornillos”, explica Downey.
En le caso de los niños, este tratamiento provoca mucho estrés y estigma social. Es una solución que suele provocar un destacable impacto emocional en los pequeños y que, además, representa un riesgo de infecciones así como cicatrices que resultan muy antiestéticas.
Otra opción es interna: “El dispositivo interno de alargamiento electromecánico es activado por un imán. A través de este imán un clavo ubicado en el interior del hueso recibe ondas electromagnéticas emitidas desde el exterior, que estimula el clavo y lo alarga”, añade.
El clavo colocado en el hueso tiene una serie de engranajes que hacen que se alargue al ritmo elegido por el especialista. Esta opción de colocar el dispositivo de manera interna supone grandes beneficios al evitar heridas y el impacto emocional; pero resulta inviable en el caso de los niños porque interfiere en el crecimiento normal del hueso.
Para esta opción, los especialistas colocan un clavo en el interior del hueso para alargarlo: “Los huesos son huecos. Nosotros preparamos el canal medular y va colocado dentro”, subraya el doctor Downey. Pero en los niños: “tendríamos que destruir placa de crecimiento y esto provocaría mayor deformidad”. De modo que esta alternativa al dispositivo externo no se puede aplicar en la tibia hasta los 15 años.
Ante esta tesitura, el doctor Downey ha diseñado una tercera opción y abre de este modo un nuevo camino para los casos pediátricos. “Se trata de una técnica que aprendí en EEUU, y consiste en colocar el clavo vía subcutánea o submuscular, pero no dentro del hueso, de modo que no daña la placa de crecimiento. Salvamos dos complicaciones: al no utilizar dispositivo externo (infecciones, cicatrices, etcétera) y evitamos provocar otros daños médicos al no colocar el clavo dentro del hueso”.
La pequeña de ocho años fue intervenida mediante esta técnica en un quirófano de Quirónsalud Sagrado Corazón. Tras la operación, la niña ha comenzado ahora el proceso de alargamiento de su tibia afectada, así como las sesiones de fisioterapia necesarias para tratar contracturas musculares provocadas por el tratamiento.
El hueso se alarga un centímetro cada mes, de modo que los especialistas esperan corregir la discrepancia en el plazo de cinco meses.
Con la búsqueda de una solución para esta caso, el doctor Downey ha abierto una nueva línea de tratamiento, un avance para tratar de corregir deformidades en niños reduciendo riesgos de infecciones y otras secuelas de la técnica clásica. Es la primera vez que se realiza esta técnica en el ámbito europeo.
La operación, paso a paso
La intervención quirúrgica requiere de dos horas de quirófano. Se trata de una técnica que se aplica en EEUU pero en el ámbito europeo no se ha descrito ningún caso, hasta ahora. El doctor Downey conoció la nueva técnica en EEUU, en el Instituto Paley, centro mundial en correcciones de deformidades óseas. La intervención comienza con la colocación de un manguito de isquemia, un torniquete, y se busca la zona más idónea para proceder al corte del hueso. Es el punto por donde se va a alargar la tibia.
Después “abrimos la piel e insertamos el clavo por debajo de la piel”, describe el doctor Downey. Se coloca un tutor interno en la tibia y una vez colocado el clavo de manera subcutánea el siguiente paso en el quirófano es anclarlo a la tibia con unos tornillos.
“Se coloca un clavo liso dentro de la tibia, que es específico para no causar daño en la placa de crecimiento y, antes de terminar de introducirlo, se corta la tibia. Se coloca el clavo a lo largo de toda la tibia”. El siguiente paso consiste en abrir una herida a nivel del tobillo. “Se introduce el clavo de alargamiento por debajo de la piel y se ancla a la tibia con dos tornillos”, añade. Se cierran todas la heridas y se comprueba en quirófano que el clavo funciona correctamente.
Termina la intervención y el paciente se va a su habitación. A la semana o diez días se curan las heridas y comienza el alargamiento del hueso. El dispositivo de control remoto externo estimula el clavo y va alargando el hueso.
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