El aumento de la criminalidad en Sevilla pide una revisión del modelo policial

Todos los delitos suben en Sevilla, que parece tener un problema específico en el entorno del río Guadalquivir y el centro de la ciudad

La falta de policías es un mal endémico, pero siempre fue así en Sevilla y no crecieron tanto los delitos

La Policía opta por potenciar la respuesta rápida por encima de la investigación de los delitos y reduce el papel de las comisarías de distrito

Tres policías nacionales inspeccionan un coche tiroteado en Los Pajaritos, el pasado mes de mayo. / María José López / Ep

Los índices de criminalidad en Sevilla se han disparado. El último balance, correspondiente al primer trimestre de 2023 y convenientemente ocultado por el Gobierno central hasta que pasaron las elecciones generales del 23-J, contempla un incremento global de los delitos de casi el 20% en relación con el mismo periodo del año anterior.

Suben todas las modalidades delictivas, con especial incidencia en el caso de las agresiones sexuales. Es cierto que esta es una tendencia al alza desde hace años porque existe una mayor concienciación de las víctimas a la hora de denunciar cualquier comportamiento que pueda incurrir en un delito contra la libertad sexual, pero también lo es que en Sevilla crecen muy por encima del resto de España.

Igualmente, también destaca el repunte de las estafas cibernéticas, que han venido de la mano del mayor uso del teléfono móvil para cualquier gestión o compra, sobre todo a raíz de la pandemia del covid-19. Esto es una tendencia general en toda España. Sin embargo, en Sevilla también han crecido de forma notable los robos tradicionales, tanto con fuerza como con violencia, así como las sustracciones de vehículos. Sólo los delitos más graves contra las personas, como los homicidios y los secuestros, se han quedado estancados.

Desde hace unos meses, son varias las personas que han sido asaltadas de forma violenta en el centro de Sevilla. Han trascendido tirones, sirlas o robos a punta de navaja e incluso agresiones mediante la técnica del mataleón (una peligrosa maniobra de estrangulamiento que puede llegar a causar lesiones graves e incluso la muerte a la víctima). En los primeros tres meses del año estos delitos crecieron un 8%. No se conocen aún los datos del segundo trimestre, que puede ir en aumento si se tiene en cuenta que incluye los meses de abril, mayo o junio, con las fiestas de primavera o con el consiguiente aumento de personas en las calles.

Sevilla parece tener un problema incipiente de seguridad en el entorno del río Guadalquivir, en toda la zona que va desde el puente de la Barqueta hasta Plaza de Armas y el Barranco. Ahí pernoctan numerosos indigentes, muchos de ellos de origen magrebí, que hacen del robo y el hurto su medio de vida.

La noche del sábado al domingo, tres jóvenes se dedicaron a cometer varios robos con intimidación en el casco histórico. Afortunadamente, el dispositivo desplegado por la Policía Local desde hace unas semanas para atajar los robos en el centro (la mayoría en los comercios) permitió interceptar a uno de los sospechosos en la Plaza Nueva. Antes, los delincuentes habían robado a una persona en la calle Radio Sevilla, junto al mercado del Barranco. Una familia les reprochó su actitud y ellos se dedicaron a amenazarlos y perseguirlos, hasta que finalmente se refugiaron en la Puerta de Jerez.

La noche antes, la del viernes al sábado, otro joven de origen magrebí resultó herido grave tras recibir una puñalada en el bajo vientre en plena Alameda de Hércules, a una hora no demasiado tardía para tratarse de la época veraniega. Eran las doce de la noche. Se sigue buscando a los agresores. La madrugada anterior, otros dos delincuentes fueron arrestados en el entorno de la Torre de los Perdigones por robos a punta de navaja.

Policías nacionales y locales están dando batidas por toda la zona del río tratando de prevenir estos delitos. El alcalde, José Luis Sanz, ha reiterado en varias ocasiones que la ciudad tiene un déficit importante de policías, tanto nacionales como locales, que ha cifrado en un millar (500 de cada cuerpo). Se pueden debatir estas cifras, centenar arriba o centenar abajo, pero lo cierto es que Sevilla ha padecido siempre fuertes carencias de personal en la Policía, con jornadas en las que apenas patrullaban dos o tres coches, y los índices de criminalidad no eran los actuales.

Quizás deba hablarse de la necesidad de una mejor distribución de los recursos disponibles para conseguir unos mejores resultados. En el caso de la Policía Nacional, impera en los últimos tiempos una política que otorga el mayor peso posible a la brigada de Seguridad Ciudadana en detrimento de los distritos y de los grupos de Policía Judicial. Se prima la respuesta rápida antes que la investigación, todo lo contrario que ocurría hace unos años.

Desde hace tiempo, según fuentes del cuerpo consultadas por este periódico, es la Brigada de Seguridad Ciudadana la que se nutre de las nuevas incorporaciones que se producen en la plantilla, impidiendo al mismo tiempo la salida de sus funcionarios para que puedan complementar otras brigadas como la de Extranjería y Fronteras, Policía Científica o las comisarías de distrito, muy venidas a menos en la actualidad y reducidas prácticamente a la recepción de denuncias e investigación de hechos de menor interés, a los que ni siquiera se les puede dar respuesta a menudo por la escasez de personal.

Dentro del cuerpo, la capital andaluza no es, desde hace mucho tiempo, un destino bien visto en el resto de España. La propia estructura de mando de la Policía es reveladora, pues la mayoría de comisarios que se encuentran destinados en la provincia de Sevilla no ocupan el puesto que les corresponde según el catálogo de la Dirección General de la Policía.

A día de hoy, un puesto clave en la Jefatura como es el del jefe de la Brigada de Policía Judicial está vacante y sus últimos responsables han estado apenas unos meses. No es, obviamente, un cargo apetecible, pues tiene un enorme volumen de trabajo y un escaso reconocimiento.

Otros puestos de gran responsabilidad deberían estar cubiertos por comisarios principales y sin embargo los ejercen comisarios rasos o incluso inspectores jefe. La Jefatura sigue teniendo muchos puestos nombrados a dedo, un problema que persiste en el tiempo. Son varios también los mandos que están realizando el curso para ser destinados en el exterior, en embajadas, lo que revela cuál es su aspiración en un futuro a corto o medio plazo y que éste no pasa por permanecer mucho tiempo en Sevilla.

En esta reorganización acometida hace unos meses, la Comisaría Provincial ha pasado de estar en la Jefatura Superior, en Blas Infante, donde cada mañana se reúne la cúpula policial para evaluar la situación de la ciudad, a la comisaría del distrito Centro. El comisario ha optado por residir en la vivienda que hay en este edificio, situado en la Alameda de Hércules. Es el primero que lo hace desde que se construyó esta sede, en 2005.

Fuentes del cuerpo también detallan que existe cierto malestar entre los policías sevillanos por la intención de implantar un turno de trabajo llamado 7x7, con el que se dejaría de pagar el complemento de turnicidad a los agentes que realizan turnos. Las mismas fuentes apuntan a que la eficacia policial sigue siendo alta sólo gracias a la "vocación innata" de los funcionarios, que siguen dando lo mejor de sí a pesar de la brecha salarial con otros cuerpos. A finales de año se espera que llegue una nueva hornada de comisarios, que podrían darle un aire nuevo a la plantilla de la Policía Nacional en Sevilla.

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