El auditorio del Higuerón Sur: una degradación al norte de Sevilla
El Macero
Vandalizado y convertido en estercolero, este espacio se acabó en 2015 y desde entonces está sin uso
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Contaba hace una semana en estas páginas mi compañero Juan Parejo que Sevilla es la historia de grandes proyectos con sonrojantes retrasos. Citaba los numerosos planes en el ámbito de las infraestructuras y de los espacios culturales que acumulan años de demora sin que la ciudadanía (convertida en masa estos días para ver las luces navideñas) se inmute demasiado por ello. Siempre hay excepciones, claro, como la de la entidad civil Sevilla Quiere Metro, que se ha movido lo indecible para que la capital andaluza cuente con una red completa del suburbano, acorde a la importancia de esta urbe.
Pero aún más sonrojantes que los proyectos que se retrasan sine die (ya saben de mi gusto por los latinismos) son los que se acabaron y acumulan años sin uso, con la consecuente degradación de sus instalaciones. Uno de los ejemplos de este tipo de desidia municipal lo protagoniza el auditorio del Higuerón Sur, situado en el extremo norte de la ciudad. Muchos sevillanos, a buen seguro, ignoran que existe este espacio -supuestamente cultural- a escasos metros de Pino Montano, tras las torres del parque empresarial Torneo y frente al Costco, ya saben, esa enseña norteamericana donde podemos comprar en grandes cantidades, como nos llevan años mostrando los estadounidenses en series y películas.
Precisamente en la pequeña y gran pantalla tiene el origen este auditorio, acabado en 2015 y aún sin utilizar. Fue en 2007, con Alfredo Sánchez Monteseirín afrontando el final de su segundo mandato, cuando se anunció que los terrenos del Higuerón Sur darían cabida a la Ciudad de la Imagen. Eran aún tiempos de bonanza económica en los que se prometía el oro y el moro (expresión hoy día muy castigada por la corrección política). Tanto que se llegó a decir que con esta iniciativa Sevilla contaría con su pequeño Hollywood, al concentrarse en esta zona las grandes productoras cinematográficas y televisivas de Andalucía (se especuló, incluso, con el traslado de Canal Sur TV). Un auténtico cuento de la lechera (los niños de la generación Z seguramente no sepan de lo que hablo), que -al igual que la protagonista de la moraleja infantil- cayó de bruces al tropezar con la crisis financiera que estalló poco después.
Higuerón Sur empezó a poblarse de compañías. Internacionales muchas de ellas, como Brico Depot, el referido Costco y hasta un McDonald's (por cierto, uno de los establecimientos de la cadena de comida rápida que mejores ventas logra en Sevilla). Pero ninguna productora mostró interés por trasladarse a este parque empresarial, cuya parcelación y urbanización corrió a cuenta de Bogaris. La promotora también se hizo cargo de la zona verde aledaña, que cuenta con atracciones infantiles, un skatepark y el auditorio, con aforo para 500 personas. Estas últimas instalaciones las recepcionó el Ayuntamiento en 2015, en los últimos meses del mandato de Juan Ignacio Zoido.
Desde entonces, la degradación ha sido compañera de viaje en estos ocho años. Ni un solo uso se le ha conocido desde que el Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla (ICAS) asumiera su responsabilidad. Durante los años de Juan Espadas y Antonio Muñoz al frente del gobierno socialista de la ciudad no han faltado críticas por parte de los grupos de la oposición. Tanto IU, como PP y Cs (aquel partido que quería hacerse con el centro de la política española y ha acabado, como el Higuerón Sur, en el extrarradio de la misma) alertaron de su abandono y exigieron un plan de mejora y aprovechamiento de las instalaciones.
No le han faltado tampoco pretendientes para hacerse con él. En 2017 el Consejo de Bandas propuso quedárselo para la organización de conciertos. Además, hubo una propuesta privada, liderada por Jesús Tagua, quien estaba dispuesto a invertir 300.000 euros en su reparación (ya entonces se habían robado arquetas, vallas, placas solares y generadores) para que acogiera un cine en verano y una escuela de escenografía en invierno. Proponía una cesión de 50 años que permitiera el uso del Distrito Norte en determinadas épocas. Ninguna solicitud prosperó.
La última queja por su abandono la lanzó hace un año el otrora portavoz de los propulares en la Casa Consistorial, Juan de la Rosa. A esta crítica le contestó el que era entonces delegado de Hábitat Urbano (denominación que siempre me pareció cursi), Juan Miguel Flores (nunca entendí que el PSOE no lo incluyera en las listas electorales de 28M). La puesta a punto de este recinto requería de medio millón de euros, inversión que pasaba por la adjudicación a una empresa cultural que luego se encargaría de su explotación, eso sí, siempre bajo la tutela del ICAS (ese ente municipal que no deja de darle disgustos a José Luis Sanz).
Un año después el auditorio del Higuerón Sur sigue viéndolas venir. La valla que lo rodea para evitar la entrada de personas está rota en un tramo. Las últimas lluvias han elevado a una considerable altura la hierba ya existente, hasta el punto de que han crecido auténticos manojos en sus aledaños. Una vegetación también presente en parte de las gradas destinadas al público y en los extremos del escenario. En este tiempo las pintadas se han convertido en la piel de una infraestructura que, a pie de la Ronda Supernorte, parece dormir el sueño de los justos.
El gobierno popular de Sanz -según ha podido saber este periódico- ultima la redacción de un pliego de condiciones técnicas para la recuperación de este espacio. La intención es que la empresa adjudicataria de los trabajos sea también la que luego lo gestione. Mientras esto se hace realidad, la hierba crece y el abandono se prolonga en este recinto de fácil acceso por la SE-20. Su recuperación a corto plazo sería una buena noticia para la ciudad y un logro para un equipo municipal de constantes tropiezos en política cultural. A ver si, así, el cuento de la lechera se endereza. Una piedra menos.
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