Atracos a chinos: una historia de resistencia

Dos comerciantes de esta nacionalidad han muerto y otro ha perdido un ojo en atracos ocurridos en Sevilla

Las víctimas chinas suelen resistirse en los atracos

El Gonso, asesino de un comerciante chino en Carmona.
El Gonso, asesino de un comerciante chino en Carmona. / Víctor Rodríguez

El pasado martes, dos adolescentes irrumpieron en un bazar chino de la calle Juan Díaz de Solís, en Triana, cuchillo en mano. Amenazaron al responsable del comercio y éste se resistió. Lo golpearon y así consiguieron arrancar el cajón de la caja registradora, en el que había poco más de treinta euros. Un policía nacional que estaba fuera de servicio sospechó al ver a los dos jóvenes salir a la carrera del establecimiento y logró detener a uno de ellos, que resultó ser menor de edad. El otro se dio a la fuga.

Lo que ocurrió en Triana es un reflejo del comportamiento de los comerciantes chinos ante cualquier atraco: casi siempre se resisten a entregar el dinero al atracador. Tres semanas antes, el 7 de febrero, tres menores irrumpieron con una pistola de aire comprimido en una tienda de alimentación y droguería regentada por una familia china en la calle Rayo de Luna, en la Macarena. Exigieron el dinero al empleado y éste se negó. Tras un forcejeo, uno de los menores disparó a corta distancia al comerciante, al que le impactó uno de los proyectiles en el globo ocular. Sufrió una lesión grave que le acarreó la pérdida del ojo.

Antes de estos dos casos, dos comerciantes chinos perdieron la vida en sendos atracos en Sevilla en los últimos años. El caso más reciente fue el de Jian Lian Wan, ciudadano chino de 51 años que regentaba un comercio en Carmona. El 19 de mayo de 2018, un delincuente habitual, Alfonso García Rodríguez, el Gonso, entró a robar en el establecimiento y sustrajo una litrona de cerveza.

Luego salió del local y fue perseguido por Wan, que le reprochó que le hubiera robado y le pidió que le pagara la botella. El Gonso asestó una puñalada en el cuello al comerciante chino, que moriría poco después en el Hospital Virgen Macarena. El asesino iría a refugiarse a casa de su madre, donde fue detenido horas después por la Guardia Civil. Tenía más de cien detenciones en su historial.

Asesinato de Jin Ling Min, en el bar La Pará, en Triana
Asesinato de Jin Ling Min, en el bar La Pará, en Triana / José Ángel García

Hubo otro atraco mortal en un comercio regentado por un ciudadano chino en Sevilla. Ocurrió en el año 2008 en Triana, en un bar llamado La Pará ubicado en la calle Rafael Belmonte García, muy cerca de la Basílica del Cristo de la Expiración. Fue también en el mes de mayo, la noche que en Eurovisión cantaba Rodolfo Chikilicuatre. El bar lo regentaba un chino de 33 años llamado Jin Ling Min, y su mujer, de nacionalidad rumana.

Cuando la víctima estaba a punto de cerrar el negocio, llegó un último cliente, que pidió una copa y después abordó al hostelero con un cuchillo para exigirle la recaudación de la jornada. Min se negó a obedecer y hubo una encarnizada pelea en el bar, que terminó con el atracador degollando al camarero.

La lucha que hubo en el establecimiento hizo que aquello se llenara de huellas y restos de ADN del asesino, que también se olvidó una mochila. Tres días después era detenido un delincuente común en su casa de la calle San Jorge, a menos de un kilómetro del lugar de los hechos. El ladrón había salido unos meses antes de la cárcel de Huelva.

Este mismo patrón de conducta se ha repetido en otras ocasiones fuera de Sevilla. En Madrid hubo un asalto al chalé de un empresario chino que terminó con la muerte de éste. También en San Roque (Cádiz) fue asesinado un comerciante chino durante un atraco. Algunas bandas de atracadores saben que los chinos se resisten siempre.

También conocen que algunos de ellos manejan grandes cantidades de dinero. Hubo un grupo de delincuentes que asaltaba a empresarios chinos utilizando una técnica para dejarlos inconscientes. Es lo que se conoce como método del mataleón, que consiste en acercarse a la víctima por la espalda y realizarle una maniobra de estrangulamiento hasta provocarle la pérdida de consciencia.

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