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Del ataúd de Fernando III a uno de los tomos de la Biblia de Pedro de Pamplona: Sevilla recuerda a Alfonso X en una exposición

El Ayuntamiento cierra los actos del 800 aniversario del nacimiento del rey con una exposición en Santa Clara que repasa su relación con la ciudad y su legado

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Inauguracion de la exposición en la tarde de ayer en el antiguo convento de Santa Clara. / Antonio Pizarro

Un rey al que la ciudad le debe muchísimo. Sevilla ha celebrado durante el último año el 800 aniversario de del nacimiento de Alfonso X El Sabio, el monarca que salvó la Giralda de la piqueta. Como colofón a los actos, que se han celebrado con más o menos intensidad, el Ayuntamiento ha inaugurado la exposición Alfonso X y Sevilla, en la que se repasa la vinculación del rey con la ciudad y el gran legado que dejó. La muestra, en el Espacio Santa Clara, se podrá visitar hasta el próximo 22 de enero y cuenta con piezas singulares como el ataúd de Fernando III, padre del protagonista y hacedor de la conquista de Sevilla; o numerosos documentos, legajos y piezas vinculadas al rey sabio.

“La muestra sirve de broche perfecto para culminar los actos conmemorativos del 800 aniversario de su nacimiento y es ejemplo de colaboración entre instituciones”, destaca el alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, quien ha añadido que “es de justicia que Sevilla rinda homenaje a una de las figuras históricas que más han influido en la ciudad de Sevilla. Si fue su padre San Fernando quien conquistó la ciudad fue su hijo quien le dio forma, una forma que aún hoy día, ocho siglos después es fácilmente perceptible en muchos aspectos”.

En efecto, como ha resaltado el alcalde en la inauguración de la muestra, Sevilla debe a Alfonso X la preservación de la Giralda, la construcción de las Atarazanas, del Palacio Gótico del Alcázar, las iglesias de Santa Ana, Santa Marina, San Julián o Santa Lucía, la organización de la estructura del municipio y del reino, un enorme aporte a la cultura con la creación de las Escuelas de Estudios Generales, el emblema que sigue vigente y, sobre todo, un inmenso amor a Sevilla. De hecho, consideraba a la ciudad como “una de las nobles e de las mejores ciudades del mundo”, por lo que estableció aquí la corte y dispuso ser enterrado en ella.

Dos personas observan el primitivo ataúd de Fernando III. / Antonio Pizarro

La muestra recoge un total de 66 piezas, como ha resaltado el Ayuntamiento en una nota. Entre ellas, se encuentran ya mencionado ataúd original de Fernando III (padre de Alfonso X), datado en 1252, pero renovado en el último tercio del siglo XVI; o uno de los dos tomos de la Biblia de Pedro de Pamplona, que el rey legó a su hijo Sancho IV. Por primera vez, se exponen unos pequeños sellos de cera, protegidos por papel, de varias de las numerosas villas que pertenecían a Sevilla, como Alcalá de Guadaíra, Aroche, Constantina, Aznalcázar, Cazalla de la Sierra o Cumbres de San Bartolomé del Puerto.

Importantes documentos históricos

Entre los documentos que se exponen destaca la completa colección de privilegios otorgados por Alfonso X a la ciudad, que constituyen el origen de su gobierno y que, en la actualidad, se conservan en el Archivo Municipal. Entre ellos sobresalen tres privilegios rodados, que llevaron sello de oro, en los que el rey confirmó el Fuero de Toledo a la ciudad y delimitó el amplio término municipal que perteneció a la ciudad de Sevilla.

La exposición gravita sobre cinco conceptos: el rey, el Concejo, el territorio, la ciudad y la sociedad. En la primera de ellas, se recoge su genealogía y la cronología de su reinado. Se muestran las fechas en las que estuvo en Sevilla y los hitos de su mandato. Es en este apartado donde se puede ver el ataúd de su padre, Fernando III, y el tomo de la Biblia de Pedro de Pamplona, que quiso que quedara en la Catedral. Destacan también en este ámbito sus aportaciones a la cultura, con la elaboración de algunos códices como las Cantigas de Santa María, Libros del ajedrez, dados y tablas o parte de Las Siete Partidas, que fueron realizados en el Real Alcázar.

Ana Isabel Gamero, conservadora de la Catedral; y el canónigo Antero Pascual, observan una de las piezas expuestas con el alcalde, Antonio Muñoz, al fondo. / Antonio Pizarro

El espacio dedicado al Concejo refleja la configuración institucional del gobierno de la ciudad. Durante toda la Edad Media la legislación elaborada en Sevilla sirvió de modelo para las principales ciudades del reino. Fue entonces cuando se regularon los signos de identidad de la ciudad, tanto los bélicos (pendón y escudo) como los civiles (sello). En la exposición se distribuyen temáticamente los numerosos privilegios que dio a la ciudad, que fueron revalidados por los sucesivos reyes castellanos y recopilados, más adelante, en un libro manuscrito.

Una extensión de 12.000 kilómetros cuadrados

Numerosos documentos y planos configuran el ámbito centrado en el territorio. El denominado Alfoz o Tierra que el monarca concedió a Sevilla se extendía desde el Guadiana hasta la Campiña y desde la Sierra hasta la desembocadura del Guadalquivir; 12.000 kilómetros cuadrados en los que se distinguían cuatro comarcas: las Sierras, el Aljarafe, la Campiña y la Ribera.

Respecto a la ciudad, la muestra recoge la nueva organización urbana, con una división basada en parroquias y collaciones, espacios en los que transcurriría la vida civil y religiosa de los sevillanos durante siglos. Algunas de las antiguas mezquitas, donadas por Alfonso X a la Catedral al inicio de su reinado, se convirtieron en parroquias y en torno a las principales mezquitas aljamas, reconvertidas en la Catedral y la Colegial del Salvador, se concentraron los edificios de los nuevos poderes civiles y eclesiásticos, y los de las actividades económicas más relevantes.

En el acercamiento de la exposición a la sociedad, Alfonso X y Sevilla pone de manifiesto la concesión de casas y tierras en las que se materializó la necesidad de fijar la población al territorio, que también se concretó en numerosos privilegios y exenciones fiscales que beneficiaron a todos los estratos sociales. La estructura social se organizaba en una élite que en poco tiempo controlaría el poder local, los sectores artesanales y de servicios, una alta nobleza vinculada al rey (el estamento eclesiástico) y los judíos y mudéjares.

Uno de los expositores con documentos. / Antonio Pizarro

La exposición está comisariada por la catedrática de Ciencias y Técnicas Historiográficas en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Sevilla, Pilar Ostos -que ha contado con la asesoría científica de los profesores y especialistas en Historia Medieval Antonio Collantes de Terán y María Antonia Carmona, y del jefe del Servicio de Archivo, Hemeroteca y Publicaciones del ICAS, Marcos Fernández-.

Son varias las instituciones que han colaborado en la exposición con el préstamo de diferentes piezas: el Archivo Municipal, la Catedral, la Institución Colombina, la Universidad de Sevilla, el Museo de Artes y Costumbres Populares, el Centro Mudéjar existente en el Palacio de los Marqueses de La Algaba, la Archicofradía Sacramental de Pasión de Sevilla y la Delegación de Patrimonio del Ayuntamiento.

Instalada en el Dormitorio Bajo del Espacio Santa Clara (C/ Becas, s/n), la entrada es gratuita. Se puede visitar hasta el 22 de enero en horario de martes a sábado, de 10:00 a 20:00. Domingos y festivos, de 10:00 a 14:00. Los lunes estará cerrado (excepto festivos).

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