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Una asociación combate el suicidio policial desde Sevilla: "Hay que visibilizar esta lacra silenciada"

Alberto Martín, ertzaina jubilado y víctima del terrorismo, dirige una entidad cuya labor ha impedido ya 30 suicidios en las Fuerzas de Seguridad

Susto en la iglesia de San Antonio Abad por un incendio en el atrio

Alberto Martín, presidente de la Asociación Preventiva del Suicidio Policial. / Juan Carlos Vázquez

Alberto Martín es un ertzaina que recaló en Sevilla tras sobrevivir a tres intentos de atentados de ETA, el último de ellos planeado por su cuñado. No gestionó bien aquello e intentó quitarse la vida. Estuvo un tiempo en una silla de ruedas por problemas en la columna y los médicos le recomendaron que se mudara a un lugar cálido. “Y yo el sitio más cálido que conozco es Sevilla, así que aquí me vine, sin un duro y con lo puesto”, dice este agente jubilado de la Policía Autonómica Vasca, que fue el contacto de la Ertzaina con la familia de Miguel Ángel Blanco y hace pocos días pudo saludar en Carmona a María del Mar, la hermana del concejal de Ermua asesinado en 1997.

Hoy, casi una década después de instalarse en la capital andaluza, dirige la Asociación Preventiva del Suicidio Policial (APSP), una entidad que se dedica a combatir el suicidio en las Fuerzas de Seguridad, una "lacra silenciada por todas las administraciones" que Martín y sus socios tratan de hacer visible. "La gestión emocional de los compañeros de los cuerpos policiales es un problema de salud mental, uno más, que hay que verbalizar y tener en cuenta".

La APSP lleva siete años en marcha. En este tiempo ha conseguido un primer objetivo, el de minimizar en parte el problema. Lo hacen con un número de teléfono que está activo las 24 horas y con una pequeña oficina que les ha cedido el sindicato Jupol en el cuartel de la Policía Nacional en Blas Infante. Allí, Martín se sienta con todo aquel agente que lo necesite. "Es una oficina con unos sofás por si en el turno de noche algún compañero no se siente en condiciones de ir a casa por lo que haya podido vivir o pasar en su trabajo. O quizás por lo que tenga en casa y no sepa gestionar, aunque sepa gestionar muy bien la templanza en el trabajo. Que esto pasa muy a menudo. Yo he dormido unas cuantas veces ya en el sofá, o me paso noches tomándome tés con los compañeros".

Además, Martín se dedica a impartir charlas, conferencias, debates o simplemente hablar de su experiencia por toda España. La asociación ha diseñado también un plan preventivo del suicidio policial, que se anexará al plan genérico nacional contra el suicidio cuando éste sea aprobado por el Congreso de los Diputados. Y en la mayoría de comisarías y cuarteles, la APSP ha dejado una hoja en la que se detallan los indicios que pueden hacer saltar las alarmas.

Alberto Martín, en la sede de la asociación que preside. / Juan Carlos Vázquez

Taquicardia, hiperventilación y agitación, problemas para conciliar el suelo, estar irritable y hostil, tener ideas nihilistas, cambios de humor y cansancio crónico, aislamiento de la familia y/o los compañeros, consumo de alcohol o drogas, pérdida del apetito... Ante estos síntomas, lo mejor es pedir ayuda, bien a la propia APSP, al teléfono 024 o línea de atención a la conducta suicida, al jefe o a un representante sindical.

En lo que va de año se han quitado la vida 24 policías, guardias civiles y demás miembros de las Fuerzas de Seguridad en España. Son ya seis más que en 2023, el ejercicio en el que menos casos hubo de los últimos años. "Y falta la Navidad, que es la peor época, "por la soledad y el componente emocional" que tienen. "Las plantillas cogen vacaciones en un 70% y se quedan los servicios mínimos, cuando debiera maximizarse porque evidentemente en Nochevieja y en Nochebuena hay muchos problemas. Pero se quitan bastantes efectivos de comisaría y se manda a casa a personas que no tienen allí la zona de confort. Yo era más feliz en mi comisaría celebrando la Nochevieja que en mi casa que estaba solo", explica el ertzaina.

De esos 24 casos, cuatro han sido en Sevilla. Dos policías nacionales y dos locales de distintos municipios de la provincia. Hay más porcentaje de suicidios en las Fuerzas de Seguridad que en el resto de la población. "Es por algo tan básico como la excepcionalidad del trabajo. Realizamos labores excepcionales y y lo único que nos diferencia es que llevamos uniforme, pero el uniforme no es una capa de ningún superhéroe. Es un uniforme de tela y debajo somos personas que no se han preparado para lo extraordinario, para convivir con los 20 peores minutos de cada persona, pero nadie convive con nuestros 10 peores minutos cuando llegamos a casa".

Estar en posesión de un arma de fuego tampoco ayuda. "Tenemos acceso a una herramienta que nos conduce a lo que llamamos el suicidio explosivo. Esto se produce por inmediatez al tener la herramienta al lado y saber que va a ser algo que va a proporcionar lo que queremos, que es una acción eterna para un problema que bien tratado sería temporal. Y que nos ocupa el 72% de los suicidios policiales. El 72% de las personas que se quitan la vida en los cuerpos policiales lo hacen con el arma de fuego".

Alberto Martín, con su plan preventivo contra el suicidio en las Fuerzas de Seguridad. / Juan Carlos Vázquez

Cuando se fundó la asociación, se topó con el problema de unas estadísticas completamente irreales. En 2016, según el Ministerio del Interior, se habían quitado la vida siete policías en toda España. "Y sin embargo, sólo en el País Vasco se habían suicidado diez compañeros míos. Esa estadística se hizo minimizando los riesgos y el problema que tenían, que era la falta de protocolos y la falta de asistencia". Desde entonces, la asociación confecciona unas estadísticas mucho más fiables. En 2017 hubo 46 casos, en 2018, 27; en 2019, 29; y en 2020, 30.

Cuenta Martín que en España hay seis psicólogos por cada 100.000 habitantes. "En los cuerpos de seguridad hay un psicólogo por cada 1.970 agentes. El ratio de tiempo y de eficacia que puede ocupar es ínfimo, es una hora al año. Es totalmente insuficiente". La asociación hace lo que ellos llaman autopsias psicológicas, que consisten en "testar, con permiso de las de los familiares, cuáles pueden ser los problemas que ha llevado a nuestros compañeros y compañeras a a quitarse la vida".

Gracias a la labor de la APSP se han evitado 30 suicidios, según los cálculos de la propia entidad. Hubo 30 personas que llamaron al número de teléfono que tiene la asociación, y que siguen vivas. Martín se muestra crítico con las autoridades. Con todas, de distinto signo político. "No podemos predecir qué va a pasar porque según el Ministerio de Interior una de las mayores preocupaciones era la gestión emocional del policía, ya que entra dentro de la agenda 2030. Sabemos que ha entrado una partida presupuestaria grandísima de dinero, pero de hasta ahora ni el ministro de Interior, ni la ministra de Defensa, ni el propio presidente Sánchez nos han dicho dónde va a destinado ese dinero. Al final, las asociaciones somos los que paliamos los silencios y los agujeros que tiene el sistema. Si las instituciones públicas hicieran todo bien, las asociaciones no deberíamos existir".

Alberto Martín, con María del Mar Blanco, en un acto reciente en Carmona. / M. G.

Y Andalucía, dice el presidente de la asociación, "está dando bastantes quebraderos de cabeza porque las administraciones públicas están mirando hacia otro lado". "Le he pedido al presidente, Juanma Moreno, como 10 entrevistas privadas", siempre sin respuesta. "Lo digo como persona que se intentó quitar la vida, como persona que se quitó un pasamontañas para ser la cara visible de la prevención del suicidio, necesitamos mucha implicación de las administraciones. Porque si las administraciones no se implican, nosotros llegamos hasta donde llegamos. No podemos más allá. Que le den difusión, que se involucren económicamente, que pongan medios para poder trabajar. Sí he visto que se ha roto el tabú de la salud mental, pero el del suicidio no. Nadie habla claramente del suicidio. Dicen que provoca una reacción en cadena, que hay un efecto llamada. Es al contrario, es el efecto papágeno".

Uno de los consejos que da a los policías es la de no marcharse a casa directamente al términar la jornada laboral. Es aconsejable pasar una hora u hora y media "bajando el pico de intensidad". "Esto no se hace habitualmente y para nosotros es algo muy importante que se incluya en los diseños curriculares de las academias de policía públicas. Nos enseñan lo que es un briefing, creo que todos sabemos lo que es un briefing, pero pocos nos dicen lo que es un debriefing. Y un debriefing es hablar sobre esos detalles que nos pueden agobiar, en los que hemos podido fallar o en los que hemos podido acertar".

A finales de septiembre, la asociación entrega sus medallas, "para que los compañeros nunca dejen de luchar". La presea, bellísima, muestra a un policía ayudando a un niño y a un perro en sus peores momentos. "La Policía siempre acude en los peores veinte minutos de la vida de una persona. No llaman a nadie más que a la Policía", explica Martín. La medalla tiene las banderas de Andalucía, "la tierra que nos acoge y nos ayuda a dar esa mano amiga", de Euskadi, "donde nació esta víctima del terrorismo, este policía retirado", y de España, "el país en el que abrimos los brazos a todos los compañeros". Remata un detalle en rojo, símbolo de "la sangre derramada de todos los compañeros que se han quitado la vida".

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