El alcalde y el arzobispo riegan con palabras el Jardín de Ismael Yebra
homenaje al añorado médico
Al cumplirse un año de su muerte, el dermatólogo sevillano tiene un jardín con su nombre junto a la iglesia de San Isidoro, muy cerca de su casa y de su consulta
Nueva rotulación del Jardín del Doctor Ismael Yebra en Sevilla
Si Roma tiene dos Papas, Sevilla tiene dos arzobispos. Y los dos, el titular José Ángel Sáiz Meneses y el emérito Juan José Asenjo, acudieron en el día de Bécquer y la lotería a un acto que quedará grabado en la memoria de los que lo vivieron. En el primer aniversario de su muerte, Sevilla cuenta con un Jardín dedicado al doctor Ismael Yebra (1955-2021). Cuando el alcalde, Antonio Muñoz, descorrió la cortinilla para descubrir el rótulo, a Pepe Yebra le costó la misma vida sujetar las lágrimas, que se frenaban como olas de emoción en la orilla de sus labios. Un jardín para su hermano pequeño, tan grande. "Un hombre del Renacimiento", dijo de él el alcalde, dequien destacó que se desvivía "por las congregaciones religiosas, por los más débiles". "Un buen cristiano, creyente fiel", diría el arzobispo.
Antes de las seis, ya había gente en torno a la iglesia de san Isidoro, que fue sinagoga y tuvo un párroco pregonero. La Alfalfa era un hervidero de gente: niños que jugaban, amigos que exaltaban la amistad. Un guitarrista pasaba la guitarra como cepillo después de cantar Noche de bohemia y de ilusión de Navajita Plateá. Los camareros tarareaban la canción. El quiosco de flores mostraba sus encantos. El de prensa que a diario frecuentaba Ismael ya había cerrado.
Un año sin Ismael. Pero ya ha vuelto. Está en el jardín. No falta ni el jardinero: su amigo Antonio García Burgos, jardinero emérito del Alcázar, al que conocimos con Ismael y con Victoria, su esposa, una noche inolvidable en la bodega La Aurora, en Pérez Galdós esquina con Boteros. La tradición médica se mantiene: su hija Victoria vive en Francia y va a empezar a trabajar como dentista en Saint-Mair des Fosses, muy cerca de París; Dani es fisioterapeuta entre Aznalcóllar y la capital. Fue quien habló en nombre de la familia para agradecer que en tan poco tiempo tantas voluntades hayan hecho posible este homenaje tan visible a su padre. Agradeció el apoyo de las dos Academias a las que pertenecía (Buenas Letras y Medicina y Cirugía), del Grupo Joly (estaban José Joly, su presidente, y David Fernández, director de Diario de Sevilla), del Real Betis Balompié. Agradeció el aliento incansable de Carlos Colón, Carlos Navarro Antolín y Juan Antonio Romero. Estuvieron los portavoces del PP y de Ciudadanos en el Ayuntamiento, Juan de la Rosa y Miguel Ángel Aumesquet, respectivamente. El primero excusó a José Luis Sanz, candidato a la alcaldía, que había tenido pleno en el Senado.
El día de los niños de san Ildefonso fue también para san Isidoro. El invierno ha entrado en la Alfalfa con aires de primavera. El arzobispo terminó su intervención con palabras del artículo que este jueves publicó en este diario Carlos Colón: "Cada primavera florecerán los azahares como una anual ofrenda del doctor Ismael Yebra a su Señor de las Tres Caídas".
Estaban los tres amigos que lo glosaron en la Academia de Buenas Letras: el médico Paco Gallardo, que lucía una gorra que le regaló Ismael; el poeta Juan Lamillar; el americanista Pablo Emilio Pérez-Mallaína. Amigos de Cuadernos de Roldán (Paco Núñez Roldán, Miguel Florián…). Uno de sus últimos textos, poco antes de morir, se lo pasó a Miguel Polaino-Orts, que junto a Alfonso Castro, decano de la Facultad de Derecho, ha coordinado una reedición de 'Desolación de la Quimera'. Ismael les mandó un texto titulado 'Un poeta en Derecho o el derecho de ser poeta'. "A la gente le sorprendería saber que Salinas le dio un aprobado a Cernuda en Literatura y García Oviedo un sobresaliente en Derecho Administrativo". Este último, el maestro de Clavero, fue director de la Academia de Buenas Letras, como el propio Ismael Yebra.
Con los presentes se podía diseccionar la vida tan llena de Ismael: la infancia tutelada por su hermano Pepe, el tabernero de este Yonapatawha sevillano; el colegio de los Escolapios, compañeros de promoción a los que inmortalizó en su libro de Juan Calasancio y que este jueves podrían haber formado como un equipo de fútbol: Lolo Ruiz Garrido; Paco Gómez Recolta, Fernando Cobo Barquín, Ángel Rodríguez Marcos; Alfonso Acuña, Emilio Bezard; Antonio Flores Olmo, Marciano Fernández Molina, Jesús Rodríguez Cabeza, Juan Reyero Suárez y Carlos Silva. Y sus estudios universitarios, representados por su compañero de carrera Juan Sabaté, testigo privilegiado de una jornada que la Academia de Medicina dedicó a las relaciones entre Fe y Ciencia con la presencia de los obispos Asenjo y Mario Iceta, éste médico, y el propio Yebra, "santo con sotana", como una vez le llamó una monja en definición que a Sabaté se le grabó. Ahora tiene un jardín con su nombre en terrenos del arzobispado, un trozo de cielo en la tierra, él que se llevó su trozo de tierra al cielo de los buenos. Le hubiera divertido el cierre que hizo el arzobispo: "A petición del Ayuntamiento, podemos ir en paz".
No faltaron los que fueran sus vecinos, Charo Padilla, primera mujer que ha pregonado la Semana Santa, y el músico Manolo Marvizón.
Pablo Gutiérrez-Alviz, sucesor de Yebra al frente de la Academia de Buenas Letras, le confirmó a Asenjo que efectivamente es pariente, hijo para más señas, del Gutiérrez-Alviz que tiene una calle en Sevilla Este. Eduardo Osborne hizo doblete. Una hora después de este acto, presentaba en Caja Rural del Sur su libro 'La música cantada del poeta'. Ismael hubiera acudido a ese gabinete del doctor Caligari al bautismo literario con los Beatles haciendo el paseíllo.
Jardín Doctor Ismael Yebra. Se ha humanizado este espacio en los dominios del párroco Geraldino. Cernuda murió en la calle Tres Cruces de Coyoacán. Ismael Yebra vive en sus Tres Calles: Boteros, Cabeza del Rey don Pedro, Candilejo. La ciudad tiene mejor piel con su nombre en el callejero. Al final del acto, casi todos se pasaron por la 'consulta' de Pepe Yebra.
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