El arte de 'reparar' pequeños corazones sin cirugía
Con ADN sevillano: Inmaculada Guillén
La sevillana Inmaculada Guillén impulsa desde Sevilla sistemas que son pioneros en España para diagnosticar y reparar lesiones cardiacas en niños a través de la hemodinámica
La cardiopatía es la patología congénica con mayor incidencia en España. Las estadísticas dicen que, cada día, nacen en nuestro país diez niños con una dolencia de este tipo, lo que supone más de 3.500 nuevos casos cada año, y también que el Hospital Infantil del Virgen del Rocío es uno mejores sitios donde traer a un hijo si sufre una de ellas. Allí, un equipo de cardiólogos y hemodinamistas pediátricos se empeñan en que así sea.
Dentro de ese batallón destaca la sevillana Inmaculada Guillén, unaTedax del corazón infantil, experta en moverse en una horquilla de apenas unos milímetros y manejar bombas con su sístole y su diástole que nadie se atreve a tocar sin necesidad de hacer cirugías abiertas, a través de cateterismos cardiacos.
Criada en el Cerro del Águila, y con fuertes raíces en la provincia, con padres de Pedrera y Gilena, la doctora Guillén es médica pediatra y cardióloga por vocación y de exigente formación por imposición familiar. "En casa siempre se ha priorizado mucho la formación. Somos tres hermanas y las tres hicimos carreras universitarias", explica una Inmaculada orgullosa.
De madre auxiliar de enfermería, cuenta que la sanidad siempre estuvo muy presente en su vida y que fue precisamente su progenitora la que le abrió la senda del camino de la Medicina. "No olvidaré esa conversación con unos 11 ó 12 años en la que le dije que quería ser enfermera y ella fue quien me dijo que por qué no médica", afirma.
A partir de ahí, cuenta que la pediatría le vino por su cariño a los niños y de la subespecialización de cardiología pediátrica se enamoró tras pasar por el departamento que entonces dirigía en el Virgen del Rocío el doctor José Santos. "Siempre tendré un grato recuerdo de él. Me atrapó con su gran profesionalidad y mejor trato humano", recuerda.
Alumna aventajada, de la residencia en el Virgen del Rocío pasó al Hospital de Valme y fue en la vuelta a su centro de origen en 2015 cuando marcó las diferencias. Su gran hito, el haber impulsado en el hospital el uso de un chip implantable, el llamado Cardiomens, capaz de medir la presión pulmonar de forma no invasiva en niños y detectar elevaciones de esta antes de que el paciente llegue a sentir ningún síntoma.
Una idea que esta sevillana impulsó en España desde Sevilla cuando sólo un hospital lo había empezado a usar en toda Europa en pacientes pediátricos antes que el Virgen del Rocío. Apenas un año después, la implantación de dos dispositivos como uso compasivo empieza a dar pie a que Cardiomens aparezca ya como una nueva opción en ciertos perfiles de menores de edad con hipertensión pulmonar, que evita la realización de sucesivos cateterismos de control a los pacientes, que es el procedimiento estándar que utilizan los profesionales para vigilar esta patología, así como los respectivos riesgos que esta técnica cardíaca puede suponer en los menores, para cuya realización es necesario someterlos a una anestesia general.
Las mediciones se hacen con la colocación un sensor en la arteria pulmonar mediante un cateterismo cardíaco y el control de las mismas mediante un dispositivo que se entrega a los pacientes que es un receptor electrónico con forma de almohada que recoge los datos en su domicilio y estos son trasmitidos de forma inalámbrica y se almacenan en un sitio web seguro para el acceso y revisión por parte de los médicos. "Es haber logrado ir por delante del avance de la enfermedad", indica la especialista.
Pero la ambición de la doctora Guillén y el equipo de hemodinamistas y cardiólogos del Infantil, así como la necesidad de adaptarse a la era de las nuevas tecnologías, no tienen parangón. Prueba de ello es el impulso también desde Sevilla y por empeño de la pediatra sevillana de la adaptación a un uso de control sanitario de lo que para cualquier niño puede parecer un videojuego con gafas de realidad virtual. Para ello se desarrolló un proyecto piloto con la colaboración de una empresa sevillana del sector, con muy buenos resultados en los primeros 10 pacientes, y en ciernes de una segunda etapa para llegar a 50 con participación de dos hospitales madrileños.
"Se nos ocurrió darles a los niños un sistema con el que juegan habitualmente, pero adaptado, con un pulsómetro con el que detectamos su frecuencia cardiaca mientras juegan en casa. Es un paso que a mí me gusta llamar de inicio a la actividad física en casa y de una forma controlada para menores con cardiopatías congénitas a los que, por lo general, les da miedo hacer deporte y así los motivamos con el juego y evitar la vida tan sedentaria que suelen llevar", explica la doctora Guillén.
Pero hay más. El último gran logro de la sección de Hemodinámica del Hospital Infantil ha sido crear un programa para el tratamiento de comunicaciones interauriculares complejas a 17 pacientes pediátricos que permite tratar defectos congénitos por cateterismos que antes tenían que intervenirse por cirugía. Este programa se ha consolidado en el Hospital Infantil del Virgen del Rocío y ha permitido, además, el inicio de un programa de formación para profesionales hemodinamistas de ámbito nacional.
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