Una arquitectura electoral

Patrimonio Los fábricas históricas de la ciudad se cuelan en la precampaña electoral

Los antiguos edificios industriales pasan a formar parte del debate político tras años de abandono · Espadas firma hoy su adhesión al "pacto de ciudad" para conservar la Fábrica de Vidrios de La Trinidad

La Fábrica de La Trinidad, un edificio 'indultado' por todos los candidatos.
La Fábrica de La Trinidad, un edificio 'indultado' por todos los candidatos.
Luis Sánchez-Moliní

15 de marzo 2011 - 05:03

Llega tarde, pero llega. Tras décadas de abandono y ninguneo, el patrimonio histórico industrial de Sevilla está protagonizando algunos de los capítulos de esta larga precampaña electoral. Es más, uno de sus edificios emblemáticos, la antigua Fábrica de Vidrios de la La Trinidad, ha tenido el honor de catalizar el primer gran acuerdo entre los tres candidatos a la Alcaldía de los partidos con representación municipal: Juan Ignacio Zoido (PP), Juan Espadas (PSOE) y Antonio Rodrigo Torrijos (IU). Precisamente hoy, el candidato socialista será el primero de rubricar el "pacto de ciudad" propuesto por la Plataforma Salvemos La Trinidad para que, gane quien gane, se respete el acuerdo al que se ha llegado con la Gerencia de Urbanismo para que se mantengan en pie las tres naves de la antigua factoría impulsada por Luis Rodríguez Casso en el primer tercio del siglo XX, evitando así el fantasma de un primer proyecto que preveía sólo la conservación de la nave principal. En las próximas jornadas, tanto IU como el PP firmarán este documento.

Espadas, asimismo, ha convertido la reutilización de la antigua fábrica de tabacos de Los Remedios en uno de los ejes principales de su proyecto para la revitalización de las orillas del Guadalquivir. El candidato socialista pretende convertir el edificio propiedad de Altadis y sin utilización en la actualidad en un complejo cultural y de ocio con gestión pública privada (hotel, centro cívico, zona comercial...).

Sin embargo, hasta la fecha, Torrijos ha sido el único candidato que ha prometido un plan específico para este tipo de patrimonio, que es mimado en países como Gran Bretaña o Francia. El documento, del que aún no se saben los detalles, estará presente en el programa electoral de su formación para las próximas elecciones del 22 de mayo. Además, Torrijos no ha rehuido opinar claramente sobre el futuro de las Atarazanas, un asunto que con toda seguridad también estará presente en el debate electoral. En el astillero medieval de Sevilla, propiedad de la Junta de Andalucía, la Caixa inaugurará en los próximos años un Caixaforum con un proyecto del arquitecto sevillano Guillermo Vázquez Consuegra, algo que no termina de convencer a IU, como ha dejado bien claro después de que la entidad financiera catalana y el técnico andaluz manifestasen la incompatibilidad de su proyecto con el de la Fundación Atarazanas, que preveía usar una parte del inmueble histórico para recrear la construcción de una galera.

En estos días pasados también ha estado presente en los titulares de los periódicos la cuestión de las antiguas naves de Renfe en San Jerónimo, que se encontraban ocupadas ilegalmente por asentamientos de rumanos que, según algunos vecinos, generaban problemas de inseguridad y basuras. Los asentamientos fueron desmantelados a finales de la semana pasada. Este impresionante conjunto estaba destinado a acoger la llamada Ciudad del Empleo, uno de los muchos proyectos municipales que han quedado aparcados debido a la incompetencia y a la actual crisis económica.

Al igual que las naves de Renfe, el futuro alcalde de Sevilla también tendrá sobre la mesa el problema del antiguo mercado de la Puerta de la Carne, lugar al que se proyectaba trasladar las oficinas del Instituto de las Artes y la Cultura de Sevilla (ICAS), otro proyecto que la crisis económica ha dejado pendiente, mientras el inmueble se encuentra cada vez más deteriorado.

Sin embargo, el gran problema del patrimonio industrial sevillano, de difícil solución en la coyuntura actual, es la restauración y reutilización de la antigua Fábrica de Artillería de San Bernardo, uno de los ejemplos más soberbios de arquitectura fabril de la España del siglo XVIII (20.064 metros cuadrados). Tanto la Junta como el Estado, que en su día anunciaron que colaborarían con el proyecto de restauración del inmueble (probablemente trasladando los principales archivos históricos en su poder), no parecen ahora muy dispuestos a asumir su respondabilidad en una empresa que los cálculos a la baja cifran en 70 millones de euros. Ni siquiera el Ayuntamiento, actual propietario del inmueble, ha cumplido todavía con su compromiso de trasladar a la Fábrica de Artillería las dependencias del ICAS mientras se soluciona la difícil cuestión del mercado de la Puerta de la Carne. La fecha propuesta por el Ayuntamiento para la mudanza era el pasado mes de septiembre, sin que hasta el momento se haya ejecutado.

La estación de tren de San Bernardo, la Fábrica de Sombreros de la calle Castellar o los tinglados del Puerto de la Avenida de las Razas son otros ejemplos de un legado histórico que al fin se introduce en el debate político, pero que aún sigue siendo la cenicienta de las iniciativas sobre el patrimonio en la ciudad.

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