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La Sevilla armada

Armas de fuego

En la provincia hay casi 60.000 permisos para portar armas, pero sólo 343 personas tienen autorización para llevar pistola sin ser policía o militar

Han crecido notablemente las licencias para los rifles empleados en caza mayor

Dos personas miran escopetas en la Intervención de Armas de la Guardia Civil. / Juan Carlos Vázquez

Sólo 343 personas pueden llevar una pistola o un revólver en la provincia de Sevilla sin ser policía local, nacional, guardia civil o vigilante de seguridad privada. Este es el número de titulares de licencias de tipo B, las que regulan el uso de armas cortas para civiles, que están registrados en la Intervención de Armas de la Guardia Civil.

El dato es superior al de hace dos años, cuando había 309 permisos de este tipo. Traducido a porcentajes, puede decirse que las autorizaciones concedidas para portar pistolas en Sevilla crecieron un 11% en dos años. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que se parte de unas cifras muy bajas y que el número de ciudadanos a los que se les permite llevar armas cortas no llega ni al 0,02% de la población total de la provincia de Sevilla.

A diferencia de esta tendencia creciente experimentada entre 2016 y 2019, lo habitual en los últimos años había sido lo contrario, una bajada en el número de licencias de armas tipo B. En el año 2006, por ejemplo, había en Sevilla 557 personas autorizadas a portar armas y revólveres. A quienes se les permite llevarlas son principalmente jueces, fiscales, agentes judiciales, joyeros, policías y guardias civiles retirados y militares en la reserva. La desarticulación de ETA es uno de los factores que explican que se hayan ido renovando cada vez menos licencias de pistolas y revólveres en los últimos años.

Un agente de la Guardia Civil, durante una exposición de armas para subasta. / Juan Carlos Vázquez

En el caso de los joyeros, también ha influido mucho el cambio en los sistemas de transporte y distribución que ha experimentado el sector en los últimos años. Los representantes cada vez viajan menos y ya no lo hacen cargados de grandes cantidades de dinero o joyas. Son ya muy pocos en el gremio los que siguen conservando una licencia de armas.

Sin embargo, no dejan de estar expuestos, como se demostró el año pasado con el asesinato del joyero Francisco Cintado, en Carmona, que fue brutalmente apaleado por una banda de delincuentes de origen rumano que entraron a robar en la joyería. A pesar de este suceso, es cierto que los atracadores optan por otro tipo de comercios antes que las joyerías, que cuentan con importantes medidas de seguridad. En los últimos años, son mucho más numerosos los robos a mano armada en farmacias y supermercados que en las joyerías.

Las licencias tipo B tienen una vigencia de tres años y no admiten renovación, aunque sí se puede pedir una nueva concesión. Quienes las soliciten tienen que justificar la posesión de un arma corta y acompañar esa solicitud de los documentos que considere oportunos. "La razón de defensa de personas o bienes, por sí sola, no justifica la concesión de la licencia B", expone la Guardia Civil en la información sobre armas disponible en su web.

Las licencias pueden ser revocadas en el caso de que hayan variado las circunstancias que las motivaron. Las personas mayores de 60 años necesitarán visarla cada dos años, y las de 70 cada año. Para ello han de presentar un informe médico favorable. Para obtener un permiso de tipo B hay que presentar también un certificado de aptitudes psicofísicas, otro de antecedentes penales y otro de violencia de género.

Las armas cortas para los agentes de las Fuerzas de Seguridad del Estado y de las policías locales de la provincia están catalogadas con la licencia de tipo A. Hay en Sevilla 6.213 permisos para policías locales, nacionales y guardias civiles. Con el permiso C se otorgan autorizaciones para portar armas cortas a los vigilantes de seguridad privada, que suelen emplear revólveres. Hay en la provincia de Sevilla 970 vigilantes con licencia de arma corta. Generalmente lo tienen los trabajadores que se dedican al transporte de fondos.

Pese a esta absoluta restricción en la entrega de permisos, los hechos delictivos que se cometen con armas de fuego han aumentado en los últimos años. Se explica principalmente por dos factores. El primero es la existencia de una serie de armas sin control en el mercado negro, que pueden adquirirse con cierta facilidad en determinados barrios de la ciudad o en el extranjero. Los países del Este de Europa son una fuente importante de estas armas, algunas de ellas procedentes de conflictos bélicos.

A finales de 2018, la Policía Nacional desarticuló en Dos Hermanas un grupo dedicado al tráfico ilícito de armas y detuvo a dos personas que utilizaban un método para fabricar sus propias armas a partir de piezas de otras. Este procedimiento se conoce como canibalización y consiste en comprar piezas procedentes de diferentes armas para luego ensamblarlas y crear armas completas. El líder de esta banda empleaba los servicios de paquetería postal para introducir de manera subrepticia partes fundamentales de armas que no se podrían adquirir sin licencia en España.

Para ello contaba con una red de colaboradores en el extranjero que adquirían para las piezas sueltas en diferentes países de la Unión Europea. Utilizaba también un sofisticado sistema para comunicarse con sus proveedores e identidades superpuestas para llevar a cabo las transacciones por internet. y utilizando identidades interpuestas en la red para llevar a cabo las transacciones. También tenía a varias personas encargadas de recibir los paquetes.

De esta forma se hizo con un depósito de armas, entre las que había dos subfusiles automáticos inutilizados junto con dos cañones y dos correderas para esa misma arma, probablemente destinadas a su rearme. Además se localizaron un rifle de cerrojo del calibre 5.56 activo, un rifle de cerrojo del calibre 22 Little burger activo, dos rifles del calibre 22, un arma corta Glock activa, catorce armazones de armas Glock, diferente munición de guerra del calibre 5.56, más de 2000 cartuchos del calibre 9mm, cañones Glock, agujas percutoras y distintas piezas, entre ellas once silenciadores (incluyendo silenciadores para Glock) y herramientas para ensamblar armas de fuego y una máquina de recarga de munición, diversa documentación, dos discos duros, dos pen drives y dos teléfonos móviles.

Pese a la importancia de esta operación, hace unos días fue detenido de nuevo uno de los miembros de esta banda, uno de los colaboradores del líder que tenía contactos con EEUU, de dónde importaba las armas para luego proceder a canibalizarlas.

El segundo factor que ha influido en la proliferación de armas ilícitas es la facilidad con la que se pueden manipular las armas detonadoras, también llamadas de fogueo o simuladas, para que disparen fuego real. La mayoría de los atracos o robos con violencia que se cometen en Sevilla con armas de fuego son con este tipo de pistolas, que pueden adquirirse con facilidad por internet y que apenas tienen restricciones. Cualquier persona puede comprar un arma detonadora aportando simplemente un DNI. Hay determinados modelos y marcas que pueden transformarse con facilidad para que puedan disparar munición real. Los precios de estas pistolas oscilan entre los 100 y los 150 euros.

Un hombre muestra una pistola en la comandancia de la Guardia Civil. / Juan Carlos Vázquez

Estas armas suelen emplearse principalmente para atracos y robos con violencia, o incluso para robos de droga entre bandas de narcotraficantes, lo que se conoce en el argot policial como vuelcos. La tasa de homicidios de la provincia de Sevilla es muy baja y sólo en muy pocas ocasiones se utilizan armas de fuego. En la capital hubo sólo dos crímenes en 2018, y uno de ellos estuvo relacionado con la violencia machista. En el total de la provincia hubo once casos. Por arma de fuego sólo hubo uno ocurrido en Écija, en una reyerta entre clanes relacionados con el contrabando de tabaco. El arma empleada no fue una pistola, sino una escopeta.

Las escopetas de caza y las armas empleadas para tiro deportivo deben ser autorizadas con una licencia de tipo E. Esta es la categoría más numerosa en Sevilla, donde hay 37.580 armas registradas. Es decir, hay un escopeta de caza (legal) por cada 50 personas. Aunque pueda parecer mucho, es una cifra sensiblemente inferior a la de hace algunos años, cuando había más de 100.000 escopetas de caza censadas en la provincia de Sevilla.

A las armas de tipo E le siguen en número las que tienen un permiso de tipo D. Estas son las armas largas rayadas utilizadas para caza mayor, es decir, los rifles, fusiles o carabinas. Actualmente hay 12.185 en Sevilla, un dato superior al de hace dos años, cuando había 10.779, y al de hace una década, que era de 8.170. La afición a la caza mayor parece haber crecido en los últimos años, y con ella ha ido subiendo el número de armas empleadas en esta modalidad.

Otros permisos son el F, para campos de tiro y polígonos, que cuenta con 675 licencias en Sevilla; el L, para coleccionistas, que tienen 301 autorizaciones; o las armas de avancarga, de las que hay registradas 430. En total, existen 59.450 permisos de armas en Sevilla. Uno por cada 31 personas.

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