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Aprendiendo el oficio de maquinista en Sevilla: Una profesión de pleno empleo

Formación

El campus de Renfe en la capital andaluza ha instruido desde 2009 a casi 300 alumnos para conducir trenes

Las compañías ferroviarias buscan personal cualificado ante las 300 jubilaciones anuales en la profesión

Sólo un 14% de los licenciados en estos 14 años son mujeres

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Cursos de maquinista en el centro de formación de Renfe en Sevilla.

Andrés Abril tiene más de 40 años y es natural de Málaga. Asiste a su primer día de clase en el Centro de Formación que Renfe posee a escasos metros de la estación de trenes de Santa Justa. Durante su trayectoria profesional se ha dedicado a la docencia. Ha impartido Física y Química. Ahora le ha dado un giro a su vida y quiere ser maquinista, motivo por el cual se ha desplazado hasta la capital andaluza para asistir a los cursos que ofrece la empresa estatal y que han comenzado esta semana. "Escuché la noticia y decidí subirme a este tren, nunca mejor dicho", comenta Abril, que afirma gustarle afrontar "nuevas experiencias".

Este malagueño es uno de los 24 alumnos que pertenecen a la decimoséptima promoción que inician su curso de maquinista en el Campus Renfe de Sevilla, un centro inaugurado en 2009 y por el que ya han pasado 295 estudiantes desde entonces. El perfil de ellos resulta muy dispar. Desde veinteañeros -tal es el caso de Daniel Aguilera, egresado en Educación Primaria bilingüe- hasta personas en edad madura que, como Andrés Abril, deciden cambiar de empleo y optan por el mundo del ferrocarril.

"He tenido desde jóvenes que han salido del instituto hasta aparejadores con años de trabajo en su profesión", recuerda Francisco Redondo, uno de los formadores de este curso, quien también ejerció durante cierto tiempo de maquinista. Redondo explica que el único requisito que se pide es contar con la titulación en Bachillerato, "o estudio equivalente". También se exige pasar un reconocimiento psicofísico. Una vez conseguida la plaza, habrá que abonar 21.200 euros por la matrícula. Un coste que exige gran sacrificio económico (similar al de muchos másteres), pero que, una vez completada la formación, garantiza un empleo gracias a la alta demanda que existe en el sector, tanto en el ámbito público como privado.

Antiguo oficio de militares

Redondo argumenta que las compañías de ferrocarril "están deseando captar trabajadores cualificados", debido al alto volumen de empleados que acaban su vida laboral. "Al año, en España, se jubilan 300 maquinistas", apunta este formador, quien recuerda que esta actividad sólo la podían desempeñar hasta principios de los 80 del siglo pasado militares. "De forma voluntaria, pasabas tres años en el servicio militar e ingresabas en el cuerpo de maquinistas, una labor de la que se han encargado sagas familiares. Las últimas generaciones de estos militares, tras 40 años en Renfe, se están jubilando ahora, por lo que quedan muchos puestos por cubrir, para lo que resultan esenciales estos cursos", añade.

Francisco Redondo, formador en los cursos de maquinista. / Juan Carlos Muñoz

Los cursos de maquinistas que oferta la compañía estatal constan de 1.150 horas, de las que 650 son teóricas y 500 de clases prácticas. Para obtener la licencia que los faculte para la profesión, han de superar las 216 horas de conducción efectiva en trenes. Esta enseñanza se organiza en módulos. En ellos se imparten conocimientos sobre infraestructuras ferroviarias, legislación, geografía o historia del ferrocarril.

Francisco Redondo detalla algunos de "los valores" que debe atesorar quien opte a ser maquinista: disciplina de vida, capacidad de análisis, concentración, asertividad, saber tomar decisiones a tiempo y, especialmente, "actitud positiva". Este formador destaca una cualidad en la que se incide mucho durante los cursos, el saber comunicar los datos tanto a los pasajeros como al puesto de mando, algo esencial para desarrollar esta función de tanta responsabilidad.

Simuladores de conducción

El Campus Renfe de Sevilla posee tres aulas. Dos se destinan a las clases teóricas y otra permite la enseñanza práctica a través de los simuladores de conducción, también usados por maquinistas y trabajadores de Renfe para sus cursos de reciclaje (a los que deben acudir cada dos años). En ellos, por ejemplo, al alumno se le presentan situaciones degradadas, denominación que engloba circunstancias adversas como las meteorológicas u otras que puedan conllevar a la pérdida del sistema de transmisión, motivo por el cual se activa una comunicación por códigos para este tipo de casos. Los protocolos de los que se ponen ejemplos en estos simuladores se basan en incidencias ocurridas durante la circulación de trenes, en los que los fallos detectados sirven para formalizar esos procedimientos y usarlos como ejercicios prácticos.

Simulador de conducción en el aula técnica del Campus Renfe de Sevilla. / Juan Carlos Muñoz

Irene Sánchez empezó como maquinista de Alta Velocidad en 2013. Acude ahora a los cursos de reciclaje que se imparten en este centro. Su padre ejerció esta profesión, pero ella se licenció en Óptica. Finalmente decidió conducir trenes, un empleo en el que "encontró el amor". Era la única mujer de su clase. La presencia femenina ha aumentado los últimos años, pero sigue siendo minoritaria. En el Campus Renfe de Sevilla se han formado 40 mujeres como maquinistas, un 14% del total de alumnos que han salido de dicho centro. Este año no ha entrado ninguna en la nueva promoción.

Sí las hay en las clases prácticas, que corresponden a la promoción que comenzó la enseñanza en enero de este año. Joana Vázquez es una de ellas. Licenciada en Psicología, ha trabajado hasta los 35 años en el ámbito de los Recursos Humanos. Decidió dejar esta profesión y embarcarse en el mundo de los trenes. "La labor del maquinista me aporta tranquilidad. Aunque haya que estar comunicada constantemente con el puesto de mando, permite trabajar en solitario", confiesa esta sevillana.

Mujeres al volante de un tren

Durante sus clases teóricas ha compartido horas con compañeros que no se extrañaban de que una mujer se quisiera poner al frente de un tren. Pero también ha convivido con otros a los que califica de "maquinasaurios", al "no adaptarse a los nuevos tiempos y pensar que no estamos capacitadas para esta profesión".

Marta Buitrago, Joana Vázquez y Clara Cuéllar, tres alumnas del curso de maquinista. / Juan Carlos Muñoz

Marta Buitrago compagina sus estudios universitarios de Psicología con los de maquinista. También asiste estos días a las clases prácticas. Asegura que esta enseñanza requiere "más esfuerzo que la carrera", ya que muchos de los contenidos que se imparten son totalmente nuevos para ella y están "muy condensados". "Es una formación muy intensa", manifiesta. En un futuro le gustaría trabajar conduciendo trenes y seguir con los estudios de Psicología.

Tanto Joana como Marta son conscientes de las jornadas laborales de los maquinistas. Durante esta fase de prácticas se han puesto al frente de trenes de Cercanías, Avant y Media Distancia. Algunos de ellos saliendo de cocheras poco después de las cuatro de la mañana, lo que obliga a levantarse, como mínimo, una hora antes. En el caso de Renfe, un maquinista trabaja cinco días y descansa tres. Se tiene libre un fin de semana completo de cada siete, puesto que el servicio se presta de lunes a domingo. Cuando se trata de un servicio de Cercanías, siempre se duerme en casa. Cuando es Media Distancia, en más de una ocasión se pernoctará fuera. También obliga a descansar, a no beber alcohol y a mantener hábitos de vida saludables.

"Estoy licenciada en Arquitectura y estudié un máster. He estado un año trabajando en este sector y me he dado cuenta de que no me compensaba el tiempo y dinero empleado en la universidad, motivo por el cual decidí cambiar por completo de profesión y formarme como maquinista". Quien así se expresa es Clara Cuéllar, una utrerana de 27 años que también asiste a las clases prácticas en el Campus Renfe. La conducción de trenes constituye ahora uno de los principales objetivos de su vida.

Los cursos de reciclaje

Libros de textos que se usan en las clases teóricas de los cursos de maquinista. / Juan Carlos Muñoz

Otra de las funciones de este centro es el de formar a quienes ejercen de maestros en estos cursos, como es el caso de Francisco Redondo. También tienen cabida en él los mencionados cursos de reciclaje, que cada dos años son obligatorios para los maquinistas de la empresa estatal.

Además de en Sevilla, el curso para obtener la licencia y el diploma -que acreditan que se poseen los conocimientos y habilidades necesarias para ejercer la profesión de maquinista- se desarrolla en los campus que Renfe posee en L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona), Bilbao, León, Madrid, Miranda de Ebro (Burgos), Oviedo, Santander, Santiago de Compostela, Valencia y Zaragoza.

Una formación adaptada a cada territorio

Renfe ha formado hasta ahora, en toda España, a casi 4.000 aspirantes a maquinista, que es la suma de las 16 promociones realizadas hasta la fecha. Con el nuevo curso que ha comenzado esta semana se llegará hasta los 4.200, lo que convierte a la Escuela Técnica Profesional de Conducción y Operaciones (Etpco) en referente en el sector de la formación del personal ferroviario.

Gran parte de los alumnos que realizan estos cursos pasan a formar parte de la plantilla de maquinistas de la empresa estatal, que con estas incorporaciones puede hacer frente a las bajas por desvinculaciones que se producen en esta área de la compañía.

El modelo de gestión en la formación en Renfe se caracteriza por ser una red multidireccional, descentralizada, donde lo fundamental es la capacidad para generar y compartir recursos formativos según la necesidad de cada entorno y área geográfica de la empresa. Esta dispersión territorial de los centros de formación permite desarrollar con mayor eficiencia los planes de enseñanza de la compañía en cada uno de los territorios, con instalaciones digitales e innovadoras que convierten dichas instalaciones en referentes tecnológicos en el sector ferroviario.

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